A finales de verano de 1982 se estrenó Blade Runner, dirigida por Ridley Scott, y nuestra idea de la ciencia ficción no volvió a ser la misma. Ridley Scott adaptó la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? del genio del género Philipp K. Dick en la que no hay casi vida natural, apenas hay árboles, el clima está destrozado y tener animales es un lujo, incluso una oveja.
En Los Ángeles 2019 los blade runner son cazadores de replicantes. Robots humanoides que eran esclavos creados para la colonización de nuevos mundos para una humanidad que ya no cabe en el planeta y, que en ese momento, hay que eliminar. Rick Deckard (Harrison Dord) es el blade runner.
Pasados 35 años de aquella revolucionaria película llega ahora Blade Runner 2049 una secuela que sorprende a los que se fascinaron con la de Ridley Scott, porque hay que tener valor para continuar una película tan icónica. Pero en Hollywood hay tanto talento como dinero para arriesgar. Así que Ridley Scott recuperó a Hampton Fancher, que hizo el guión de la primera parte, y a uno de sus colaboradores en Alien Covenant, Michael Green, para hacer una historia consecuente con el universo de Blade Runner, pero en 2049.
Y con esa base Denis Villenueve el director de La llegada ha llevado a Los Ángeles 2049 a Ryan Gosling, Harrison Ford y Ana de Armas. El director ha dado continuidad a ese mundo de pesadilla al que nos condujo Scott en el 82. Esta secuela no será tan revolucionaria porque su contexto creativo y técnico es completamente distinto, pero tiene momentos creados con una gran plasticidad que son un deleite para el espectador.
El director mantiene, como en La llegada, un espacio para la reflexión del espectador, mientras lo conduce de manera estética a debates y reflexiones de la humanidad que habitan en Blade Runner: el clima, la superpoblación. el desarrollo, la tecnología...
A éstos se suman los debates propios de los de no humanoides, los replicantes, que en su aspiración por ser humanos llegan a superar en humanidad a los seres vivos. "Lo que nos hace humanos es morir por una causa", llegan a decir en 2049. En un planeta lleno de habitantes desesperanzados, los replicantes son los más humanos.
Hasta los hologramas, como el que interpreta Ana de Armas, poseen una programación más humana, una carga de empatía que nadie se puede permitir en ese futuro distópico. La cubana es la gran sorpresa interpretativa de la película, creíble e increíble, además de representar lo más bello en un mundo absolutamente gris. Gosling en muchos momentos es realmente un replicante, lo que no está claro si es bueno en él.
Harrison Ford es Harrison Ford, no se pide que haga otra cosa que de él mismo, que son sus personajes, y él es Rick Deckard. Su nombre ya suena para el Oscar al actor secundario. A Hollywood le gusta saldar sus cuentas pendientes con el pasado.
Blade Runner nos ha ayudado a ver el futuro de otra manera, a pensar en cosas que no hemos pensado antes, por eso el nuevo viaje a la distopía de 2049 merece la pena. Porque los humanos solo pensamos en ovejas eléctricas en el mundo de Blade Runner y Denis Villenueve nos ha preparado un viaje excepcional.
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