Pertenece a esa raza de artistas multidisciplinar que canta-baila-interpreta. Juan Pablo Di Pace forma parte de ese grupo de elegidos que, para colmo, son capaces de hacerlo todo bien. De origen argentino, por sus venas corre sangre italiana, aunque Madrid, de algún modo, hace años que conquistó su corazón. Tan pronto interpreta en castellano, que canta en inglés, como recita en italiano, todo con esa cadencia tanguera que le regaló la madre patria.
Fue Tony Manero en el musical Fiebre del Sábado Noche y formó parte del elenco londinense de Chicago. Ha paseado su palmito entre series como Los Hombres de Paco, Física o química y en El don de Alba. En 2012 cruzó el charco, protagonizó la secuela de Dallas, se metió en la piel de Jesucristo en la serie A.D. para la NBC, papel que le valió el Grace Movie Award como mejor actor revelación y actualmente interpreta a Fernando en la serie de Netflix Madres forzosas (Fuller House).
"Trabajar en una sitcom es toda una experiencia. Es la combinación perfecta entre los dos mundos, el cine y el teatro. El show se ensaya de martes a jueves y se graba el viernes, está vivo hasta el último momento los guionistas son capaces de cambiar los chistes". Si al principio de la serie Fernando surgió como el estereotipo de latino, con el paso del tiempo los guionistas han aprovechado las cualidades de Di Pace. Así, hemos visto a Fernando cantar y bailar en varios capítulos de la serie. Juan Pablo ha fagocitado a Fernando. "La verdad es que Fernando es la versión eufórica de mí mismo. Es Juan Pablo con esteroides".
"Tenemos firmadas cinco temporadas, pasamos siete meses del año rodando de manera que puedo combinar la interpretación con mi otra pasión, la música". Aprovechando las vacaciones de Madres forzosas, el próximo 9 de octubre presentará en el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid el disco con el que ha decidido explorar su faceta de compositor y de intérprete.
Apoyado por el manager de George Michael a mediados de octubre publicará Broken, el single de su nuevo disco
Se trata de un recital en que desvelará los temas escritos en Los Angeles junto a Josh Olsen y Rion Michael, en los que explora su lado más pop, con un toque sinfónico y al mismo tiempo electrónico.. La crítica neoyorquina que ha disfrutado del recital que ofreció en el Studio 54 lo ha calificado como una estrella en potencia. "Si tienes la oportunidad de ver a este hombre debes hacerlo. ¡Y cuando actúe en estadios podrás decir que lo viste antes!”. “Escuchad mis palabras, en un año o dos este hombre será una súper estrella. Recordaré cuando lo vi en 54/Below y supe que este era un momento especial en la historia", ha escrito Suzanna Bowling en el Times Square Chronicles.
Juan Pablo Di Pace supo muy pronto que quería ser artista, a pesar de que su primer casting, allá hace tiempo en Buenos Aires, fuera un fracaso. El niño Di Pace se quedó en blanco mientras su pizpireta hermana le dejaba en el más absoluto de los ridículos.
Esa extraña adicción que rezuman las candilejas pudo con el exceso de timidez y un día dijo: "Familia quiero ser artista". Se fue a Londres con lo puesto. Como todos los aspirantes a actor, trabajó en cualquier cosa para comer hasta que su sueño se hizo realidad, protagonizó el musical Chicago en el West End.
Contar, sin pelos en la lengua, mi punto de vista sobre nuestra profesión fue como un exorcismo terapéutico"
Desde Londres recibió una oferta para interpretar a Tony Manero en Fiebre del Sábado noche, esta vez el escenario estaba en la Gran Vía de Madrid. No lo dudó. Cautivado por el bullicio, la vitalidad y la luz madrileña, el nómada latino se transformó en gato. Por muy lejos que le lleve su trabajo, él siempre tendría su centro cerca de la Puerta del Sol. En 2012, estrenó un espectáculo que bautizó como Primer Acto. "Esta obra me hizo sentir pleno. Contar, sin pelos en la lengua, mi punto de vista sobre nuestra profesión fue como un exorcismo terapéutico".
Un anuncio rodado en Nueva York, concretamente el de Codorniú, le recordó cómo se trabaja en EEUU, no en vano fue uno de los bailarines de la película Mamma mía. "Durante el rodaje tuve tiempo de olfatear la industria estadounidense y así nació el deseo de trabajar en América. Me pasé el fin del 2012 y principios de 2013 practicando el acento americano". Grabó 12 casting en tres días, 30 páginas de diálogo y 12 personajes distintos. "¿Me cogieron de alguno? No. Ni me contestaron". Mientras se peleaba con el acento americano, estando en Londres le llamaron para otro interminable casting, esta vez era para un piloto para la NBC. "Como ya había hecho 12, no le puse mucho morbo. Fue la peor prueba que hice en mi vida y salí enojadísimo, ya que había viajado desde Madrid y sentí que la había embarrado". No debió fastidiarla cuando dos días más tarde Di Pace recibió la oferta de interpretar a Miguel Santos, en CAMP. Y desde entonces no ha parado.
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