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Rodin, y su infierno, a examen

Versión de la obra 'El pensador', de Rodin.

Dicen que redefinió la escultura. Que fue su conocimiento absoluto de este arte lo que le dio alas para innovar más que ningún otro. Rodin cambió el concepto en el París del siglo XIX dejando atrás la naturaleza para darle importancia al hombre. Generó otro estilo y les dejó boquiabiertos.

Ahora se cumplen 100 años de su muerte y la Fundación Mapfre de Barcelona ha querido homenajear al escultor y, sobre todo, a su obra La puerta del infierno, considerada fundamental en su catálogo y que no llegó a terminar. Por lo menos así lo aseguró Rodin, que sólo la expuso en una ocasión.

El infierno según Auguste Rodin, que se podrá visitar hasta el próximo 21 de enero, reúne 150 obras relacionadas con el proceso creativo de su gran obra y 30 dibujos que apenas han podido ser contemplados por el público. El objetivo de la muestra es intentar analizar al artista y a su infierno.

La vida contemporánea en las ciudades posindustriales"

"Rodin recibe el encargo del Estado francés en 1880 cuando todavía es una artista poco conocido para hacer una puerta para el Museo de Artes Decorativas", cuenta Pablo Jiménez Burillo, director de Cultura de la Fundación. Según Burrillo, Rodin tomó la Divina Comedia de Dante como referencia, como base para su imaginación, aunque al poco tiempo puso los ojos en Las flores del mal, de Baudelaire, en la que parece que se quedó clavado y que se convirtió en su verdadera inspiración. "Dejó de ver el infierno como el más allá y comenzó a verlo como la vida contemporánea en las ciudades posindustriales", añade.

"Fascinado por el cuerpo, Rodin diseñó, modeló y retrabajó sin cesar sus creaciones con el fin de captar y expresar todos los impulsos del alma", asegura Burillo, que da mucha importancia a esta obra porque fue el laboratorio de creación del artista. En la puerta aparecen más de 200 personajes, más de 200 ideas distintas que Rodin reutilizó hasta el fin de su carrera.

Dos capas, dos obras

La directora del Museo Rodin de París, Catherine Chevillot, asegura que el francés tardó 20 años en terminar el trabajo, aunque él nunca lo dio por finalizado, y lo presentó en la Exposición Universal de París de 1900 como si sus figuras fueran esculturas autónomas y no la parte de un todo.  "La capa más interna de los yesos es la que corresponde a la inspiración en la Divina Comedia de Dante y la más externa es la inspirada en el libro de Baudelaire", asegura.

Chevillot considera que La puerta del infierno puede ser vista también como "una meditación sobre la historia de la humanidad, habitual en artistas del siglo XIX, que intentan hacer un gran fresco" que la abarque.

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