Cumple 25 años y estrena apellido. El Museo Thyssen-Bornemisza, como regalo de cumpleaños, ya puede presumir de ser un Museo Nacional. En estas dos décadas y media de vida, se ha convertido en una referencia para la cultura, a pesar de las idas y venidas y de las disputas con el Ministerio de Cultura por su idea de firmar un acuerdo a largo plazo.

El Museo Thyssen-Bornemisza se inauguró en 1992. Su apertura dio lugar a lo que la prensa bautizó como Triángulo del Arte del paseo del Prado, un vía que reforzaba la oferta artística de la zona y cubría los huecos dejados por las colecciones del Reina Sofía y del Prado. De manera que, entre los tres, hacían posible recorrer la evolución del arte pictórico desde la Edad Media a la actualidad.

En el Triángulo del Arte es posible recorrer la evolución del arte pictórico desde la Edad Media a la actualidad

El Thyssen celebra su 25º aniversario con un completo programa de actividades y exposiciones, que incluye eventos con videoinstalaciones, actividades nocturnas, dj’s, e piezas teatrales y de danza. Guillermo Solana, director artístico del museo, sostiene que el gran reto de los museos del siglo XXI es desembarazarse de la pátina dieciochesca. “El gran problema de los museos es que nacieron en el siglo XVIII, bajo una cultura humanística que está dando sus últimas bocanadas, vinculada a las letras. Los museos sobrevivirán, pero vamos a tener que contar otras historias, porque la gente ahora se identifica con ellas”. De ahí que su lucha se centre en mostrar la pinacoteca desde distintos puntos de vista, de manera transversal y sin abandonar el proceso formativo y la función pedagógica.

Fachada del Museo Thyssen-Bornemisza.

Como aperitivo de esta nueva apuesta de futuro, durante todo el mes de octubre algunas de las obras maestras de la colección iluminarán la fachada del Palacio de Villahermosa, mostrándose en pantallas de alta definición. Además, en esas mismas pantallas se proyectan 12 vídeos en 3D que ofrecen al espectador la posibilidad de realizar un viaje por el interior del cuadro. Es algo así como ver el arte desde otro punto de vista.

Bautizada como La luz de la pintura, se trata de una instalación que desvela las obras más importantes de la colección. Con ella, 70 obras de artistas como Zurbarán, Dégas y Juan Gris salen a la calle para recrear la esencia del museo y acompañar al transeúnte.

Los cuadros se agrupan en siete secuencias temáticas, entre ellas: la Santa Casilda, de Zurbarán y la Bailarina, de Dégas; también Botella y frutero, de Juan Gris; el Puente de Waterloo, de Dérain; la Giovanna Tornabuoni, de Ghirlandahio y Les Vessenots en Auvers, de Van Gogh.

El proyecto La luz de la pintura es una iniciativa organizada de manera conjunta por el propio Thyssen y Endesa, la compañía eléctrica que lleva ya años trabajando en una línea de mecenazgo enfocada en el Arte y la Cultura cuya máxima es divulgar la cultura en el espacio público. No es la primera vez que se embarcan en una aventura de este tipo. El pasado mes de julio, Endesa patrocinó la retransmisión gratuita de la ópera Madama Butterfly de Giacomo Puccini, que se representó en el Teatro Real de Madrid para cerrar la temporada. Más de 200 municipios en toda España disfrutaron de la impresionante interpretación de la soprano Emornela Jaho con la dirección artística de Mario Gas y bajo la batuta de Marco Armilliato.


Contenido elaborado con la colaboración de Endesa