El Gato Canalla se esconde en una perpendicular a la Gran Vía madrileña, muy cerca del bullicio de las compras y el turismo que se cruzan entre Callao y Plaza de España. En la primera planta del Hotel Índigo se ubica una propuesta gastronómica ecléctica y fácilmente combinable con cualquier plan de comida o cena.
Aunque su esencia siempre ha sido la de cultivar el producto local, ahora El Gato Canalla acaba de renovarse con nuevos platos que traen aires japoneses, mexicanos y orientales. “Hemos querido abrirnos a otras influencias aunque conservando por supuesto el cuidado por el producto local, que es lo mejor que tenemos en España”, explica Rikardo Robles, chef de El Gato Canalla, donde el nombre del local ya es toda una declaración de intenciones: lo de gato, por madrileño de raíz y lo de canalla por ese toque divertido y transgresor que busca la carta, que acaba de ser renovada.
Las gyozas rellenas de cochinita pibil, verduritas escabechadas y caramelo de soja son un claro ejemplo de esta mezcla de culturas, como lo es también su hummus de remolacha con totopos y cherrys confitados, opciones donde se dejan ver las influencias culturales más que en el menú degustación, una opción que el restaurante va cambiando cada mes y que resulta una gran opción para probar varios platos de la carta a un buen precio.
Así, la actual opción de degustación es algo más clásica - pero no por ello menos acertada – y empieza con unas croquetas de boletus con salmorejo y crujiente de jamón que están para repetir. Le sigue una ensalada de codorniz escabechada, que continúa echando sus raíces en la cocina castellana más tradicional.
Un poco más al norte viajamos con el tercero de los platos, un tartar de salmón noruego con aceite de sésamo y aguacate, frescura para el paladar que ya comienza a ponerse canalla. Y el viaje que parte de lo más tradicional termina en Oriente a través de la salsa hoisin de la que se acompaña el magret de pato con patatas panaderas. Para el postre el gato va sobre seguro, con un brownie acompañado de helado de frambuesa.
El Gato Canalla vive en el primer piso del Hotel Indigo Madrid Gran Vía y presume de un cuidado y confortable diseño que disfrutan tanto madrileños como quienes están de visita en la ciudad. El local complementa su oferta con las cada vez más demandadas opciones vegetarianas y sin gluten, para que siempre tengas con quién acudir.
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