¿Todavía no has comprado el décimo de la lotería? Date prisa, faltan tres días y la suerte no espera. Si crees en las historias que acaban bien, puedes intentarlo con éste número: 15113. El 15 de enero de 2013 fue el día en que Maximiliano llegó a casa de Ainhoa. Seguro que a Max le conoces: es el perro que aparece en el anuncio de la lotería de este año, rodado por el director Alejandro Amenábar. Ainhoa Larregui, navarra afincada en Madrid, es su dueña. Como toda pareja moderna, se conocieron por internet. Su anterior perro había fallecido y aquella Navidad se decidió a adoptar uno. En apenas dos horas de búsqueda se cruzó con la mirada de Max en la página web de una protectora de Sevilla.
Vídeo: G. M. Piantadosi
Max fue adoptado por Ainhoa pero al principio la convivencia fue difícil
Quedamos con ambos en el parque cerca de la casa donde viven en Madrid. De repente Max echa a correr como una chispa. Ha llegado Athos. Athos es el perro de Patricia , amiga de Ainhoa. El instagram de Max está lleno de fotos de las escapadas con Athos. Parece que a ambos les gustan las escapadas por la montaña.
“Fue amistad a primer olfato”, dice Ainhoa. Como con Amenábar. Max es un perro listo, cualquiera lo entiende de un vistazo. Le miras, te mira y te das cuenta que te ha escudriñado y se ha hecho una idea de ti. “Con las personas es cariñoso, pero con los otros perros se comporta como el "Al Pacino" del barrio”, admite Ainhoa. No podía ser otra cosa para un perro actor.
El rodaje con Amenábar
La sociedad perruna se parece cada vez más a la humana: hay perros de trabajo, perros policía, perros de terapia y sí, también perros actores. En el caso del mundo del espectáculo, la vida del perro actor no es menos difícil que la de los actores humanos. No es la primera vez que Max aparece en televisión. En 2015 fue el protagonista de un anuncio de La Casera. Sin embargo Ainhoa tiene las patas en tierra: “¿Ganarse la vida con el cine? Imposible”.
Amenábar aceptó cambiar el orden de las grabaciones para facilitar el trabajo de Max
Cuenta que el rodaje del anuncio de la Lotería con Amenábar fue duro. “Ocho días de muchas horas de grabación pero trabajar con el director de Abre los ojos y Mar adentro fue “una maravilla” - recuerda - “desde el primer momento Amenábar entendió que estaba rodando con un animal y aceptó cambiar el orden de las grabaciones para que supusieran el menor estrés posible para Max”. Max llegó al rodaje en un trasportín que es para él como un refugio. “Es el mismo desde que era pequeño. Lo asocia a su casa, cuando está ahí se siente tranquilo”. La cuestión no es baladí, porque, conforme van siendo mayores, los perros van adquiriendo miedos. Sin embargo hace tres años, cuando Max llegó a su casa, fue un desastre. “Era un perro un poco travieso y hubo momentos que tuve ganas de devolverle. Era incontrolable”. Le costó educarle, pero al mismo tiempo se dio cuenta que tenía aptitudes como actor.
Así se adiestra un perro actor
Cuando una productora necesita un perro para una película, busca un animal con ciertas características: ladrar o sentarse a la orden, quedarse quieto o llevarse una cosa a la boca. “El adiestramiento es bastante artesanal y empieza desde cachorro. No todos los perros valen como actores. Los perros miedosos por ejemplo, no aguantarían un rodaje”, explica Larregui.
Ella empezó a adiestrarle por su cuenta, utilizando el método clicker. Consiste en un sonido que se asocia con un premio, sea comida o un juguete. “Así el perro entiende que ha hecho bien la acción. Es el método que se utiliza también para adiestrar a los delfines”. Para el rodaje del anuncio de la lotería, Max ha ha tenido un extra de entrenamiento con Rafael Casado, uno de los pioneros del adiestramiento de perros en España que ayudó también a policía de Madrid en la preparación de su primera unidad canina.
El método clicker consiste en un sonido que se asocia con un premio, sea comida o un juguete
Algunos periódicos han retratado a Max como un perro “milagroso” porque habría ayudado a un niño gravemente enfermo a recuperarse. “No es así. La prensa exagera siempre. Max no es un perro de terapia. Aunque es cierto que cuando el hijo de un vecino estuvo mal fuimos a veces a visitarle y el perro se quedó con el”. Lo que de verdad le gustaría a Ainhoa es que cada vez más hospitales abrieran sus puertas a las mascotas de los niños que están ingresados.
Para averiguar si Max es milagroso o no, queda aún tiempo para jugarse el décimo con la fecha en que empezó su nueva vida fuera de la protectora. A la espera de que salga el gordo, Max disfruta de la merecida notoriedad y espera un nuevo trabajo. Ainhoa ya está trabajando en una idea: “quizá un corto sobre adopciones, para que la historia de Max pueda motivar a más gente”.
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