En 1963 se montaban atascos bíblicos en el Alto de los Leones. La nieve se acumulaba en las carreteras de la Sierra de Guadarrama. Camiones y utilitarios se amontonaban en localidades como San Rafael atrapados por la nieve. No es casual que el NODO retratase esta estampa justificando la construcción de una nueva carretera con trasfondo épico para la ingeniería del momento. Atravesar la montaña que separa las Castillas para abrir camino hacia la Galicia del Caudillo. El 4 de diciembre de ese año, una caravana de camiones pudo estrenar el túnel de Guadarrama. Era el cumpleaños de Franco.
Así fueron los comienzos de una carretera que marcó un hito en la ingeniería civil. Y así lo presentaba el NODO y diferentes películas promocionales del Estado en plena expansión de la red de carreteras, tratando de explicar el concepto de peaje a la ciudadanía. | Vídeo: M.V.
Horadadoi con pico, pala y dinamita, fundamentalmente por mineros, en 1963 la carretera N-VI está lejos de ser la A-6. En Madrid ya se había estrenado ese año la primera autopista de España en Santa Eugenia. Un tramo de la Carretera de Valencia que quedó fuera de toda pompa. Pero la A-6 vendría a concluir el pasillo imperial que terminaba en el Arco de la Victoria. Pero también sería una pasarela de lujo para la moderna clase media alta del corredor de la sierra noroeste que empezaba a urbanizarse (ver justificación en el BOE de 1967).
El primer tramo de la A-6 entre Las Rozas y Villalba servía a tal efecto. Se empezaba a cimentar el concepto de segunda residencia en la Sierra. Pero atravesar Guadarrama con dos carriles por sentido ya eran palabras mayores. Y había que pensar en los camiones. El ingeniero Frutos Santiago Luelmo usó pontones, losas, marcos y materiales hormigonados, así como técnicas para el firme pensando que la carretera no tuviese necesidad de mantenimiento durante 20 años. De igual forma, si se quería que el túnel previo fuese de único sentido, había que construir otro. Algo carísimo, pero también lucrativo.
Una concesión de 50 años
En 1972, tras dos años de obras, estaba inaugurado el segundo túnel y tramo a Villacastín. Y en 1977 la autopista ya llega a Adanero. Desde 1968, una empresa se había hecho con la concesión hasta 2018. Se llamaba Ibérica de Autopistas, bajo el paraguas de la familia de financieros Blasco Oller. Es cierto que hasta mediados de los ochenta, la vía se había comportado como preveía su ingeniero.
A principios de los noventa el tráfico se dispara y a finales de esa década ya empieza a ser habitual el colapso cada fin de semana. En 1999 se inician las conversaciones con Iberpistas para la creación de un tercer túnel. La empresa está interesada en hacerse con la concesión de las autopistas de Ávila y Segovia, así que negocian un paquete: la contratista ampliaría su concesión, a través de una filial, más allá de 2018 a cambio de construir y explotar las nuevas carreteras. Aquel apaño fue tumbado por el Tribunal Superior de Justicia de la UE. España acordó con Bruselas recortar el número de años de la concesión. E indemnizar por ello a Iberpistas. ¿Cuánto se prolongará la concesión? Dependerá de su futura rentabilidad y grado de utilización (ver tabla de Excel con el histórico de uso de la AP-6)
Para saber más:
- Lino Camprubí, Los ingenieros de Franco, Crítica, 2017
- Carlos Barciela et al., Estadísticas históricas de España: siglos XIX-XX, Fundación BBVA, 2005
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