Con la voz cansada, cuando ya es de noche, la directora argentina Lucrecia Martel contesta a las preguntas de El Independiente sobre Zama, su nueva película. Ha sido una semana muy dura, de entrevistas y encuentros, para presentar su nueva obra que se estrena el próximo viernes. “Zama es la típica película que divide al público y polariza la opinión pública”, dice Martell.
Don Diego de Zama es un letrado de la Corona española. Su vida transcurre a la espera de una carta del Rey que le permita abandonar las colonias americanas y regresar a la península para instalarse en la ciudad de Lerma. El actor mexicano Daniel Giménez Cacho interpreta el protagonista de esta película inspirada en una novela del escritor argentino Mario Di Benedetto.
me habría gustado mejorar algunas cosas pero no hubo ni tiempo ni recursos, dice Martel
La confianza de Zama en esta carta que no llega es, para Martel, una metáfora para retratar el presente claustrofóbico. “Despreciamos demasiado el presente convencidos que en el futuro las cosas irán mejor. La necesidad de buscar un fin y un objetivo a todas nuestras acciones es un rasgo devastador y deshumano de nuestra sociedad”, dice Martell.
El rodaje de Zama fue accidentado. La directora tuvo que suspender la producción para que le tratasen un cáncer. También pesaron las dificultades geográficas y climáticas de grabar en los suelos pantanosos y húmedos de Formosa, una región tropical en el norte de Argentina.
Conquistadores secundarios
El imaginario oficial Diego de Zama es el prototipo de los miles de españoles que participaron en la conquista sin tener ningún papel destacado. Funcionarios grises pero necesarios para que la Corona asentara su poder sobre los nuevos dominios. Sin embargo, no estaban eximidos de las dificultades que implicaba vivir en Nuevo Mundo.
“Los colonos que se instalaron en América vivían en condiciones durísimas: perdidos en lugares desconocidos, sin tener apenas idea de dónde estaban, con un cierto desprecio de la vida y una capacidad de resistencia descomunal”. Para el historiador Javier Traité es este rasgo controvertido, de grandes supervivientes y crueles opresores, para garantizar la popularidad de los conquistadores más de 500 años después.
Traité acaba de publicar Conquistadores secundarios (Principal de libros), un repaso de los españoles más importantes que llegaron a América después de Colón, Cortés y Pizarro. “La conquista cimienta la idea nacionalista española, el imperio. Desde el punto de vista de España es un valor positivo. Sin embargo desde el punto de vista del indígena representa la aniquilación. Los españoles fueron crueles, pero no más que otros imperios y naciones que fundaron imperios a largo de la historia pasada y presente”, dice Traité.
Sin embargo en América Latina la relación de los descendientes de los colonos con las poblaciones amerindias sigue siendo difícil, como ha podido comprobar la directora Martel, que decidió incorporar actores de etnia qom y pilagá en el reparto. Las dificultades de trabajar con estos indígenas están recogidas en el diario de rodaje de Selva Almada El mono en el remolino. “Deberíamos seguir reflexionando sobre la conquista no para corregir la historia, sino para los acontecimientos que podrían producirse en el futuro”, dice Martel.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El Independiente | El diario digital global en español
- 2 Las revelaciones sobre el Fiscal General revolucionan a Ayuso
- 3 Los claroscuros de la duquesa roja: lesbiana y cercana a ETA
- 4 Comprobar Lotería de Navidad 2024 - El Independiente
- 5 Imane Khelif contra el odio: “Represento a las mujeres del mundo”
- 6 Perdóname, Pedro, por haber desconfiado del fiscal y de tu palabra
- 7 El teniente Lacalle salvó a 500 personas de la DANA en Chiva
- 8 El extraño caso del teléfono vacío
- 9 OpenAI cambia el nombre de su nueva IA por culpa de Telefónica