El óxido del tiempo no ha estropeado esa mirada recelosa, pícara y astuta, tampoco ha desgastado esa voz que le convirtió en la palabra de parte de un país en tiempos más complicados que los que vivimos (a pesar del proces). Joan Manuel Serrat, incombustible, vuelve a los escenarios con Mediterráneo da capo. “Salgo a los mares para volver en solitario al escenario con un proyecto que me tiene muy ilusionado”.
Hace 47 años que grabó Mediterráneo, confiesa que no ha podido esperar al medio siglo. “Tengo 74 años y cada vez el plazo se va acortando. Lo que hace 50 años me parecía infinito, la vida ya se ha encargado de decirme que es finito. ¿Por qué esperar a que cumpla 50 años? Yo le anticipo el cumpleaños. ¡Quién sabe si de aquí a tres años no tengo aire ni para soplar las velas!”. Esa es la razón, y no otra, por la que el cantautor catalán se ha lanzado a preparar una gira que pululará en torno a las 10 canciones de su cuarto disco, aquel que compuso entre agosto y noviembre de 1971. Siempre junto al mar, en rincones como Calella de Palafrugell (Girona), Hondarribia (Guipuzcoa) y Cala d’Or (Mallorca). “Estos temas actuarán como palo de pajar y a su alrededor surgirán otras canciones, unas conocidas y otras sorprendentes. Juntas formarán parte de un espectáculo mutante que irá creciendo a medida que vaya avanzando”.
Sus canciones se transformaron en el reflejo de una sociedad que se enfrentaba al monstruo del silencio obligatorio, a la oscuridad del pensamiento único. Al principio fueron gritos de esperanza; más tarde, crónicas de una sociedad en plena efervescencia del cambio. Ahora, con la sabiduría que ofrece el paso del tiempo, el noi del Poble Sec se declaró en contra del 1-0. “Este referéndum no es transparente. No puede representar a nadie”. Los independentistas catalanes, aquéllos que no tienen memoria histórica, bien sea por falta de edad y cultura o porque ya deben estar perdiendo las neuronas, aprovecharon para crujirlo por las redes. Lo más suave que le llamaron fue El noi del 155. Incluso se atrevieron a pedir el boicot a TV3 la noche que se emitió el documental Serrat, el noi del Poble Sec el pasado 16 de enero. El tiro les salió por la culata puesto que obtuvo una cuota de pantalla del 15,4 %, lideró su franja y fue el estreno de no ficción más visto de la temporada.
Deben seguir mareando la perdiz y van a terminar mareados ellos. No acaban de reconocer dónde está la salida"
Confiesa el maestro que no se le ha pasado la resaca “porque sigue la fiesta en Cataluña”. Sostiene que cada día, al levantarse, se encuentra con alguna noticia sorprendente. “En estos momentos no sé cómo está la cosa. Deben seguir mareando la perdiz y van a terminar mareados ellos. No acaban de reconocer dónde está la salida. Estamos en la feria del disparat”.
Respecto a Tabarnia considera que es una perfomance al estilo de Albert Boadella, el honorable president”. Le parece que es un acto satírico, que refleja su manera de entender el teatro. “El saca la dramaturgia y la lleva a la calle para hacer espectáculo”.
Pero volvamos a la esencia, a la música, a la poesía. Joan Manuel Serrat, que el próximo 27 de diciembre cumplirá 75 años, lleva tiempo trabajando en esta gira que arrancará el 27 de abril en Roquetas de Mar. “Espero poder llegar en condiciones al debut y, sobre todo, espero mantenerme al final en perfecto estado para enfrentarme a otra nueva aventura”.
Asegura que si creyera que no puede hacer la gira, no la haría. La travesía se presenta larga. De abril al 30 de septiembre de 2018, Serrat navegará por la geografía española. Después cruzará el charco y de octubre a diciembre actuará en Argentina, Chile y Uruguay. Volverá para actuar dos días en Barcelona (18 y 19) y de enero a marzo de 2019 terminará la gira en el resto de países de Latinoamérica. “Hemos montado la gira en dos bloques porque mis nietos viven en Barcelona y en Madrid y me gusta que mi mujer me reconozca cuando vuelva a casa”, bromea. Que el concierto de Barcelona sea el último en España no es más que fruto de la casualidad. “En Barcelona no tenía espacio hasta ese día. No ha habido ninguna restricción por parte de nadie”.
Para que no haya malos entendidos, contesta a las voces que le cuestionan por qué no ha presentado la gira en cualquier ciudad del Mediterráneo. “Me lo han planteado así, sin más”.
La referencia a lo que ocurre hoy en torno al Mediterráneo es inevitable que aparezca. El Mediterráneo es gloria y miseria"
En una época de fronteras, en una gira bautizada como el mar que se ha tragado tantas almas, Serrat asegura que las canciones que denuncian esa situación estarán presentes. “Yo me siento mediterráneo y la referencia a lo que ocurre hoy en torno al Mediterráneo es inevitable que aparezca. El Mediterráneo es gloria y miseria. No se puede cantar sólo a la gloria, ni solo a la miseria”.
Con la humildad y el aplomo que le caracterizan, matiza que él no está aquí para dar mensajes. “Soy un hombre de compañías. Subo a un escenario para estar con la gente no para aleccionar”. Así promete recuperar la esencia absoluta de aquellas canciones. De ahí que lleve el apellido da capo (un término musical que se utiliza para volver al principio). “Con todo lo recogido en estos años, recuperamos aquellas canciones para que suenen tal y como sonaron en el origen”.
Cuando Serrat echa la vista atrás dice que lo que encuentra es cariño y compresión. “No he sido nunca un cantautor maldito. Como personaje uno no puede dejar de dar su punto de vista y esto conlleva que el que tenga otra visión del relato crea que eres un personaje desagradable y non grato”.
Subo a un escenario para estar con la gente no para aleccionar”
Tras una vida peleando por sus ideas, cuenta que ha aprendido a vivir de la mano de la decepción. “Hace tiempo comprobé que, en general, lo que soñamos está más allá de lo que llegamos y probablemente vayamos a llegar nunca. No me suicido en cada decepción y no prescindo de ellas en el camino. Lo importante en la vida es que puedas levantarte, que te sostenga las piernas y seas capaz de emocionarte”.
No es partidario de dedicar canciones ni a sus hijos, ni a sus nietos, ni a su mujer. “Mi amor por mi familia no pasa por dedicar canciones sino por dedicarle el tiempo necesario”. Sonríe cuando le preguntan cómo quiere ser recordado. “Bien, total no me voy a enterar”, concluye.
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