En el centro de la ciudad de Berlín, en la calle Lützowstraße, se encuentra la sede del Museo Homosexual . El Schwules Museum, abierto en 1984, es el primer museo al mundo sobre la homosexualidad y no es casualidad que su sede esté en Berlín. A principio del siglo XX la capital alemana, con sus cabarets y sus artistas y sus femmes fatales, era el lugar más abierto y tolerante en Europa hacia los homosexuales. El amor hacia personas del mismo sexo estaba prohibido por la ley y penado con la cárcel, sin embargo el clima de tolerancia permitió el nacimiento de una pequeña comunidad homosexual.
Vídeo: G. M. Piantadosi
Cuando Hitler llegó al poder, los homosexuales sufrieron una durísima persecución. Para los que no consiguieron escapar, la deportación a los campos de concentración sustituyo la prisión. Para los gais judíos, víctimas de un doble odio, las cosas fueron aún peores como cuenta Richard Plant en El triángulo rosa: la guerra nazi contra los homosexuales. Su testimonio directo ha llegado hasta nosotros solo porque en 1938 consiguió escapar a Estados Unidos.
“La homosexualidad femenina era considerada por el régimen nazi un trastorno temporal y curable. Podían quedarse embarazadas, por lo tanto no se perdía la posibilidad de perfeccionar la raza aria”, escribe Mónica G. Álvarez, periodista española que acaba de publicar Amor y horror Nazi. Historias reales en los campos de concentración. Un libro donde cuenta las historias de amor vividas por los judíos en la Alemania nazi y en los campos de exterminio durante la II Guerra Mundial.
Una de ellas es la relación entre la judía Felice Schragenheim y “Lilly” Elisabeth Wust. Lilly, atrapada en un matrimonio infeliz y cercana al partido nazi, al principio desconocía que su amada era judía."Cuando Felice le confesó que su origen judío, la unión estuvo a punto de romperse. Lo más hermoso en esta historia es que la ideología del nazismo se derrumba ante un sentimiento tan fuerte como el amor. Nos enseña mucho sobre la capacidad de superación humana por las barreras que estas dos mujeres tuvieron que derribar en una sociedad machista como la de Alemania en los años 30", dice Mónica G. Álvarez a El Independiente.
Antes de que Felice fuese detenida por la Gestapo en 1944, las dos mujeres firmaron un contrato de matrimonio, aunque su único valor era simbólico. Felice no salió con vida del campo de Theresiendstadt pero Elisabeth sí consiguió sobrevivir al conflicto mundial. El 21 de septiembre de 1981, cuando le concedieron la Cruz Federal al mérito por haber escondido mujeres judías durante la guerra, el amor entre Lilly y Felice salió del olvido para conmover Alemania. En 1999 se convirtió en la película Aimée & Jaguar, del director Max Färberböck.
“Afortunadamente no todas las relaciones nacidas a la sombra de la barbarie del III Reich acabaron de manera trágica como en el caso de Lilly y Felice. El amor fue el motor que permitió a muchos prisioneros judíos sobrevivir a los campos de exterminio” dice Mónica G. Álvarez, que en Amor y horror nazi, relata siete historias de amor, dolor y reencuentro después del final de la guerra.
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