El fútbol español le debe mucho a Escocia. Concretamente a la pequeña localidad de Lybster, al norte, muy al norte, del país británico. Alejado de las grandes urbes, ese pueblo costero fue el lugar de nacimiento de William Alexander Mackay, nombre escocés de pura cepa, el 10 de julio del año 1860.
El menor de nueve hermanos, hijo de un pastor presbiteriano de la Free Church, Alexander siempre quiso ser médico. Por eso, en el año 1878 se marchó hasta Edimburgo para aprender el oficio de cirujano en la facultad de Medicina de la Universidad de la ciudad. Aprobó, pues le venía de familia: su hermano ya llevaba años ejerciendo como médico en la Rio Tinto Company Limited, que en aquellos años era la mayor compañía minera del mundo.
John Mackay estaba, por entonces, en Huelva. Las minas de Riotinto, 70 kilómetros al norte de la ciudad andaluza, eran una explotación vital para la compañía, uno de sus feudos a nivel mundial. Era tal la cantidad de trabajo que tenía, por la peligrosidad del oficio bajo tierra, que pidió a William que viniera al sur de España para ayudarle en las labores médicas. Aceptó y le contrataron el 12 de julio de 1883, cuando acababa de cumplir 23 años.
Además de curar a los mineros, también era habitual que por su consulta pasaran los marineros británicos que llegaban al sur de España, por aquello de compartir el idioma. Su popularidad en la región comenzó a dispararse cuando empezó a atender gratis todos los jueves a aquél que necesitara ayuda médica. Alejandro, como le llamaban, ya era uno más del pueblo.
Aficionado desde pequeño al deporte, y practicante de cricket o fútbol, Mackay empezó a organizar partidos convencido de los beneficios que tenía para la salud la actividad deportiva. Los choques entre mineros ingleses, agradecidos de recuperar tradiciones de su hogar, frente a la planta gasística de la zona atrajeron a los locales, que pidieron participar en los partidos. Por supuesto, Mackay les permitió integrarse en ellos.
Era tal la popularidad que alcanzaron estos encuentros que al final hubo que organizarse. Junta directiva, socios, cuotas, contabilidad, calendario... Una suerte de estructura previa al gigantismo que ahora presentan los clubes de fútbol.
El 23 de diciembre de 1889, tras una reunión posterior a la primera celebrada cinco días antes, quedaba constituido el primer club de fútbol de España: el Recreativo de Huelva.
El primer club de España
Mackay, pese a ser el gran impulsor, se quedó en un segundo plano con el cargo de vocal, dejando la presidencia a Charles Adam. Sí consiguió que los colores del club fueran el azul y el blanco, los mismos que adornan la bandera de Escocia, su país natal.
Una vez que tenían el club quedaba buscarle un sitio donde jugar. Adam y Mackay supervisaron personalmente las obras de construcción del Velódromo, que una vez estuvo terminado se convirtió en el primer recinto deportivo para la práctica del fútbol en España. Ya tenían estadio. A la inauguración del mismo acudieron la Reina Regente, María Cristina, con un joven Alfonso XIII.
Tras unos años como vocal en la junta directiva, Mackay asume el cargo de presidente de la entidad en 1896. En aquellos primeros años todavía era más conocido por su labor de médico, ya que se le consideraba uno de los mejores cirujanos del país. A su consulta acudían desde Madrid cantantes de ópera, estrellas en la época, e incluso pasó a visitarle Santiago Ramón y Cajal, que estaba cerca de ganar el Nobel de Medicina.
La fama del Recreativo de Huelva, y de manera proporcional del fútbol, fue creciendo con Mackay. En el año 1909 recibía la Gran Cruz Blanca, concedida por el rey Alfonso XIII, que seis años después asumía el título de Presidente Honorífico del club, convirtiéndolo en Real.
Mackay fue dejando poco a poco su lugar en el equipo y se retiró a su granja de Heathmount, cerca de la ciudad escocesa de Tain, en el centro del país. A sus 67 años murió aquejado de una enfermedad, el 14 de julio del año 1927.
Debut en primera
La historia de gloria y tragedia del Recreativo de Huelva, por supuesto, no murió con William Alexander Mackay, aunque pasarían más de 50 años antes de que el equipo debutara en la primera división. Fue el 3 de septiembre de 1978, en un encuentro en el que el cuadro andaluz se impuso al Real Zaragoza por 3 goles a 0 en el Estadio Colombino.
En cualquier caso, su época dorada no fue hasta la temporada 2002-2003, una etapa en la que pasaron por los banquillos nombres como Lucas Alcaraz o Marcelino García Toral, ahora entrenador del Valencia, a los mandos de la nave. Tras un peleado ascenso a la categoría de oro del fútbol español, el paso a Primera devolvió al Recreativo de Huelva a la primera línea, aunque la alegría duró poco.
La competición doméstica fue un dolor de muelas para el equipo, que apenas consiguió sumar 36 puntos y volvió a caer al pozo de la Segunda División. Sí que consiguió el hito de alcanzar la final de la Copa del Rey, pero se encontró con el duro hueso que por entonces suponía el Mallorca liderado por Samuel Eto'o, que se hizo con el título por un contundente 3-0.
En 2007, todavía con Marcelino en el banquillo, regresaron a Primera, y esta vez para quedarse. El conjunto fue la revelación de la temporada, terminando en una más que meritoria octava plaza, liderados por un Santi Cazorla que fue nombrado mejor jugador del año por la ya extinta revista Don Balón. Todavía es recordada la victoria ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, en la que Sinama Pongolle y Uche torturaron a la defensa blanca con un 0-3 a su favor.
Grave crisis
Hasta aquí llega la época de gloria, corta como ya es costumbre en los equipos modestos. El problema es que al Recreativo de Huelva no le valió con atravesar una fuerte crisis, habitual cuando se produce un descenso, si no que se empeñó en cavar un profundo agujero en el que buscar su propia ruina.
Dos años después de reventar el Bernabéu, el Recreativo se iba a Segunda. El 23 de mayo de 2009 se consumó el descenso, cuando el Racing de Santander confirmó matemáticamente la bajada de categoría con una victoria por la mínima en el Nuevo Colombino.
La crisis de resultados se agravó con el agujero en las cuentas. El 20 de septiembre de 2010 el equipo se acogía a la Ley Concursal, ya que no podía afrontar el pago de las nóminas a los futbolistas. Un mes después dimitió todo el consejo directivo, incapaz de gestionar todo lo que se venía encima.
Tras un par de años de recuperación en Segunda División, la temporada 2014-2015 puso otro clavo en el ataúd del club andaluz, cayendo a la temida 2ºB y con los jugadores sin cobrar. La deuda con Hacienda y con los jugadores ascendía, un año después, a más de 600.000 euros, algo imposible de afrontar para un equipo que milita en la tercera categoría del fútbol español.
Hasta hace unos meses el equipo andaluz debía al fisco más de 20 millones de euros, por lo que su desaparición era casi dada por hecho. La actuación del Ayuntamiento de Huelva, que se quedó con el 75% de las acciones, fue vital. La ciudad ya ha hecho un pago de 7,6 millones de euros a Hacienda, y todavía deberá abonar otros 12,5 millones pese a que la deuda municipal ronda los 200 millones de euros.
La única solución para el consistorio pasaba por una venta, algo que ya está acordado con un grupo liderado por el ex jugador del Atlético de Madrid Juanma López. El acuerdo dicta que éste pagará la cantidad simbólica de 1 euro una vez que el club esté libre de deudas, y se hará cargo de la gestión diaria. López también se quedará con el 23% de la participación en el club que tenía la Empresa Municipal Huelva Deporte.
Dura realidad deportiva
129 años después de su fundación, el Recreativo de Huelva milita en el Grupo Cuarto de la Segunda División B del fútbol español. La temporada 2017-2018 está siendo complicada, pues la entidad ocupa ahora la decimoprimera posición, sólo cinco puntos por encima de los peligrosos puestos de descenso, y a ocho de las posiciones que darían derecho a pelear por el difícil ascenso.
La dura situación económica tampoco ayuda a mejorar en el terreno deportivo, pues es imposible alcanzar la estabilidad. Toda la plantilla acaba contrato al cierre de esta temporada, por lo que el trabajo en los despachos será estresante para conformar un nuevo plantel a coste prácticamente cero.
En cualquier caso, el primer paso hacia la normalidad financiera ya está dado. El pasado 19 de febrero la entidad anunciaba la firma del convenio con la Agencia Estatal de Administración Tributaria para el pago fraccionado de la deuda con Hacienda, ese que ha permitido abonar primero los 7,6 millones y luego los otros 12,5, y eso ha permitido que se levante el embargo sobre sus cuentas, algo decisivo para la mencionada venta.
El club, ahora dirigido por César Negredo tras la destitución de Ángel López, deberá intentar mantenerse en la categoría y buscar el próximo año, quizás con algo de inversor de los nuevos dueños, el salto a la categoría de plata del fútbol español, donde esperan más ingresos.
El próximo encuentro, este domingo 11 de marzo frente al Melilla en el Nuevo Colombino, es el siguiente para hacerlo, un nuevo episodio en una historia que empezó en las frías costas escocesas con un médico convertido a presidente que decidió inventarse el fútbol español y que desembocó en el primer club del país. Todo gracias a William Alexander Mackay.
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