Miguel Caballero lleva años buscando los restos de Federico García Lorca. Casi los mismos que lleva intentado que otras investigaciones sobre el paradero de los huesos del poeta granadino no lleguen a buen puerto por considerarlas 'ilegales' o 'erróneas'. Caballero sostiene que Lorca no fue "asesinado ni por rojo ni por maricón" sino por una concatenación de "rencillas familiares", tal y como aseguró en su libro Las trece últimas horas en la vida de García Lorca, donde también tira por tierra la teoría de Ian Gibson de que Lorca estuvo detenido varios días antes de su asesinato. "Estoy convencido de que si hubiera estado detenido varios días, la enorme influencia de su padre y de su familia habría conseguido liberar a Lorca", aseguraba a El Cultural en una entrevista en 2011.
Además, considera que las pruebas de otra investigación, la que está cada día más avalada por el lorquiano Ian Gibson, se han realizado sin autorización. Por eso hoy ha puesto su último granito de arena en su intención de demostrar la actuación ilegal de las últimos descubrimientos sobre la localización del cuerpo. Lo ha hecho tras la publicación por parte de Víctor Fernández, periodista e investigador, de que los restos de Lorca podrían encontrarse bajo la fuente de Alfacar, conclusión a la que habrían llegado gracias a un trabajo de georradar realizado en 2009 y un experimento realizado en Toledo reproduciendo las condiciones de enterramiento de los supuestos restos del poeta. Caballero ha presentado ante la Junta de Andalucía un escrito que pide que se investigue si este trabajo de georradar contaba o no con la autorización necesaria, considerándola ilegal.
Pero la historia viene de largo. Todo comenzó en 2008, cuando el diario Ideal publicó una entrevista con Ernesto Molina, vicepresidente de la Diputación de Granada en aquella época, y José Antonio Rodríguez Salas, actual alcalde de Jun y trabajador de la Diputación en los 80 y mano derecha de Juan de Loxa en el Patronato Provincial Federico García Lorca, en la que estos aseguraban que durante las obras del parque se encontraron unos huesos y que estos restos se movieron de sitio.
Sería un año más tarde, en 2009, cuando la Junta de Andalucía oficializó la búsqueda de Lorca pero lo hizo sin atender a lo que el Ideal había mostrado en sus páginas, que los restos se habían trasladado. Es en ese momento cuando Ian Gibson dice que hubo unas declaraciones que aseguran que se han movido huesos pero no se reactiva la búsqueda. Y en este mismo año, Luis Avial, especializado en localización de fosas de la Guerra Civil, colaborador habitual de la Policía y responsable de la prospección geofísica que localizó el cuerpo de Cervantes en la iglesia de las Trinitarias de Madrid, realiza un trabajo de georradar y sus conclusiones ocupan dos portadas del diario ABC aunque se queda, sin saberlo, con un as en la manga. Además, es multado por la Junta por realizar ese trabajo sin permiso y condenado a pagar 3.000 euros.
Fue en agosto de 2012 cuando el periodista e investigador Víctor Fernández se reúne con José Antonio Rodríguez Salas porque unos meses antes había aparecido un libro García Lorca y Viznar, de Federico Molina Fajardo, que explica que en una reunión con el alcalde de Cogollos Vega de la época, Manuel Valdivia Gómez, localidad de donde procedían los obreros que en 1986 realizaron las obras del parque, le había asegurado que no sólo se encontraron restos, sino también una muleta, y que esos huesos habían sido exhumados y metidos en un saco con abono que fue trasladado a otro lugar. Tal y como recogía Víctor Fernández en su artículo publicado en La Razón ese mismo año: "Manuel Valdivia admitió hace mes y medio a este diario que 'hice estas declaraciones de buena fe. Hablamos de manera informal, pero no para que esto fuera a aparecer en un libro'. La pasada semana, refiriéndose a principios de septiembre de 2012, Valdivia cambiaba de opinión y negaba haber hablado alguna vez del tema con Molina". Salas había ratificado esta información.
Es entonces cuando aparece por primera vez Miguel Caballero, que presenta una denuncia ante la Fiscalía Provincial de Granada por inhumación ilegal contra el, por aquel momento, alcalde de Cogollos de la Vega y contra José Antonio Rodríguez Salas. Según Caballero, él recibe una llamada de Fernández pero no retira la denuncia. "Yo le llamo porque me quedo sorprendido de que el artículo provoque esta reacción y él me dice: 'Aquí estamos todos para reunir fuerzas'", asegura Fernández.
Fernández sigue investigado y en 2016, tras meterse en un proyecto sobre los alrededores de la tumba de Lorca, se pone en contacto con Avial. "Me dice que esta muy quemado con este tema porque tuvo problemas con la Junta y le doy la lata y lo persigo. Le digo que hay una historia de un saco de huesos que se entierra y le hablo de la fuente del parque, no de la fuente grande, y justo resulta que cuando el estuvo en el parque estuvo en la zona del olivo y en la zona de la fuente y los datos de la zona de la fuente no los había cursado porque la gente estaba sólo pendiente del árbol", asegura Fernánez y añade que "cuando él ve los resultados del ordenador me dice que hay algo muy interesante que puede coincidir con la historia que le estaba contando. Lo reconstruimos en cemento vio y vemos que la señal es la misma: la que da un georradar que da con restos humanos".
Este descubrimiento lo publica en el mismo diario, La Razón, el pasado 4 de abril. Bajo el titular La última pista de Lorca. La fuente de Alfacar revela lo que ha descubierto gracias al georradar de Avial y entonces vuelve a aparecer Miguel Caballero. El investigador presenta un escrito ante la Junta de Andalucía para que esta investigue si los trabajos de Avial contaban con autorización. No lo hacían pero estos pertenecen a los que realizó en 2009 y por lo que ya fue multado, por lo que ahora sus conclusiones no supondrían ningún delito.
Todo esto es una tesis absurda a la que se apunta Ian Gibson que para mi es un montaje desde Barcelona"
Para Caballero, "vuelven con la misma historia pero añadiendo lo de Avial pero como ya tenemos los antecedentes de que ya fue sancionado en 2009 por hacer un georradar sin autorización y él lo ha ido recurriendo.Todo esto es una tesis absurda a la que se apunta Ian Gibson que para mi es un montaje desde Barcelona". Pero para Víctor Fernández se trata de una actuación incomprensible. "Deberíamos ayudarnos unos a otros, ir hacia el mismo lugar", algo con lo que está de acuerdo Avial que asegura que ha realizado más de 100 investigaciones de cuerpos y que jamás le había pasado esto.
"La verdad es que no lo entiendo. Yo no digo que ahí estén los restos de Lorca, digo que hay restos y que apuntan hacía la teoría que maneja Víctor e incluso la que manjea Gibson, no comprendo que mande ese escrito", añade.
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