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Greguerías ilustradas, el trazo torpe y agudo de Gómez de la Serna

Ilustraciones de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna

Me resisto a creer en los secretos de la técnica”. Así reaccionó Ramón Gómez de la Serna cuando el pintor Francisco Pompey le sugirió algunos consejos para “conseguir entender mejor la pintura”. El genial escritor español Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) no era bueno con el lápiz, pero no le importaba.

“Era un mal dibujante, no dibujaba bien. Él no es un artista plástico, es un creador conceptual, principalmente, y utiliza la herramienta del lápiz cuando lo necesita, usa la palabra cuando la necesita y el gesto en el momento que lo necesita, pero tampoco es actor. Él es buen escritor, en la medida que es buen transmisor y, en la misma medida, es muy buen orador. Maneja mejor la palabra que el gesto y el trazo”, explica Inmaculada Corcho directora del Museo ABC.

El museo madrileño, especializado en ilustración y dibujo, ha editado Greguerías ilustradas. Un volumen con 314 greguerías, sus geniales y surreales textos cortos, que publicó en el diario ABC acompañados de ilustraciones hechas por él mismo.

Mal dibujante gran comunicador

“Cuando empezó a publicar sus famosas greguerías en el diario le adjudicaron ilustradores de la redacción, pero a él no le gustaba porque le resultaba muy complicado transmitir al ilustrador lo que él quería decir con su greguería. Son textos surrealistas y muy humorísticos y son difíciles de trasladar su concepto. Así que al final decidió que quería ilustrarlo él, se lo pidió a Torcuato Luca de Tena, este accedió y empezó a dibujar”, explica Corcho.

Las greguerías son el género literario más destacado del ramonismo. Son, como definía De la Serna: “lo que gritan los seres confusamente desde su inconsciencia, lo que gritan las cosas”. Y gentes y cosas son los protagonistas de sus textos e ilustraciones que, en una selección de un centenar de ellos, se pueden ver en el Museo ABC entre el 17 de abril y el 17 de junio. Una muestra de las 314 greguerías ilustradas que hizo para el diario y que no son las únicas, de la Serna publicó sus textos e ilustraciones en otros medios.

“Si nos fijamos en su trazo vemos que es torpe, no es un dibujo artístico, pero funciona. Si tu ves el dibujo y ves el texto es de una espontaneidad y una economía de trazo que es efectiva y certera, porque transmite lo que está describiendo. No busquemos en los dibujos de Ramón al gran artista, pero su dibujo es efectivo”, añade Corcho.

Una figura de su tiempo

Alrededor de Ramón Gómez de la Serna se congregaron las importantes figuras de las artes, las letras y el pensamiento de comienzos del siglo pasado. Su tertulia del Café del Pombo fue el epicentro desde el que las vanguardias se expandieron entre creadores y autores del momento.

“Gómez de la Serna es un personaje polifacético no solo hace ensayo, teatro, novela y greguería, que es por lo que más se le conoce, protagoniza vídeos surrealistas e interpretó sus propias obras de teatro. Por eso no es raro que terminara ilustrando sus dibujos. Muchas de sus cartas van acompañadas por dibujos. Todo forma parte de su manera de entender la creación”, reflexiona la directora del museo.

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