Yo fui un niño con asma inducido a creer que no conseguiría gran cosa en la vida.
Parece que el azar se equivocó puesto que, hoy por hoy, el cine no se entendería sin las películas de Martin Scorsese, Princesa de Asturias de las Artes 2018. El director de Toro salvaje, Taxi driver, Uno de los nuestros o Casino, ganador de un Oscar y tres Globos de Oro, ha sido capaz de engendrar un universo personal, basado en sus experiencias de la infancia, un universo en el que pululan mafiosos capaces de arrancar una sonrisa a un niño a al tiempo que dirigen la matanza más grande de la Historia. Obsesionado por la religión, la culpa, el machismo y, sobre todo, por la violencia endémica de la sociedad estadounidense, Scorsese añade el Premio Princesa de Asturias de las Artes a su lista de logros. El director se suma a la nómina de cineastas reconocidos con este galardón, el último fue su amigo Francis Ford Coppola (2015).
Descendiente de inmigrantes sicilianos, el pequeño Marty nació en el barrio neoyorquino de Queens, aunque creció en Little Italy. Asmático desde niño y apartado del deporte, el niño Scorsese pensó que su futuro estaba encaminado al universo eclesiástico. Quiso convertirse en cura, de hecho ingresó en el seminario de la Cathedral College.
Lo fundamental que aprendimos de Orson Welles fue el poder de la ambición. En cierto modo es el hombre que más vocaciones de director cinematográfico ha despertado a lo largo de la historia del cine.
Gracias a la influencia de directores como John Ford, Visconti, Fellini y, sobre todo, Orson Welles, abandonó su idea de dedicarse al sacerdocio y comenzó a rodar sus primeros cortos, entre ellos Vesuvius VI (1959).
Quiso convertirse en cura, de hecho ingresó en el seminario de la Cathedral College
En 1964 obtuvo la licenciatura en la escuela de cine de la Universidad de Nueva York. Tras dirigir unos cuantos cortos, llegó el momento de la ópera prima ¿Quién llama a mi puerta? (1967), que se presento como drama urbano autobiográfico protagonizado por Zina Bethune y Harvey Keitel. Lo más destacable de esta película es la presencia de Thelma Schoonmaker, colaboradora habitual desde entonces y pieza clave en el triunfo artístico de Scorsese. Seducido desde siempre por el rock, ejerció como montador de Woodstock, el documental sobre el inolvidable concierto de 1969.
Tras intentos desafortunados, su primer gran triunfo fue Malas calles (1973). El título es heredero de una frase de Raymond Chandler: “Un hombre tiene que dar la cara en esas malas calles”. El filme se convirtió en el inicio de su fructífera colaboración con Robert de Niro, quien en la misma década protagonizó películas como Taxi Driver (1976) o New York, New York (1977), filme en el que aparecía Liza Minnelli, actriz con la que el director mantuvo un breve romance. Taxi Driver consagró a Scorsese, con ella obtuvo la Palma de Oro del Festival de Cannes y supuso su primer encuentro con el guionista Paul Schrader. La película desvela la soledad de un veterano de Vietnam, que trabaja como taxista para aprovechar sus noches de insomnio. Como siempre, la violencia como tema recurrente.
Yo puse en 'Toro salvaje' todo lo que sabía, todo lo que sentía, y pensé que eso sería el final de mi carrera. Es lo que se llama un filme kamikaze: se pone todo dentro, se olvida todo y después se intenta encontrar otra manera de vivir.
La segunda colaboración con Schrader, Toro salvaje (1980), la biografía del boxeador Jake LaMotta rodada en un sugerente blanco y negro, le supuso su primera nominación al Oscar al Mejor Director, pero el galardón se hizo esperar. Tras siete nominaciones, llegó medio siglo después, con Inflitrados (2006).
Malas calles se convirtió en el inicio de su fructífera colaboración con Robert de Niro
La década de los 80 fue bastante irregular. Tras la hilarante y surrealista Jo, ¡qué noche!, en el Color del dinero recuperó a un maduro Paul Newman para interpretar a Eddie Felso, personaje central de El buscavida, una historia que no aportó nada a la original. Tras la polémica La última tentación de Cristo y un innecesario capítulo del largo colectivo Historias de Nueva York, critica y público se rindieron ante Uno de los Nuestros y Casino. Si alguien sabe de violencia callejera ese es Martin Scosese y en ambas historias la violencia rezuma desde los créditos.
Si lejos de la violencia, las mafias y las malas compañías hubiera que escoger una película entre tantas, sin duda esa sería La edad de la inocencia, basada en la novela de Edith Wharton, la película describe con sensibilidad y precisión la alta sociedad neoyorquina de principios del siglo XX. Impagable resulta la presencia de Daniel Day-Lewis y la química que estableció el tándem con Michelle Pfeiffer.
Si alguien sabe de violencia callejera ese es Martin Scosese
Con la llegada del siglo XXI, Scorsese se dejó los restos en uno de sus más ansiados proyectos, Gangs of New York (2002), la película contó con un presupuesto superior a los 100 millones de dólares, el más alto de su la carrera. La aventura que narra el nacimiento de la ciudad de Nueva York recibió 10 nominaciones al Oscar, incluyendo Mejor película, Mejor director, y Mejor actor (para Daniel Day-Lewis al que rescató de su retiro voluntario). El Pianista de Polanski y Chicago le robaron el triunfo.
La biografía de Martin Scorsese no se entiende si no es a través de sus películas. Es miembro fundador de la Film Foundation, una entidad que promueve la restauración de filmes por parte de archivos y estudios.
Las películas tocan nuestros corazones, despiertan nuestra visión, y cambian nuestra forma de ver las cosas. Nos llevan a otros lugares. Nos abren las puertas y las mentes. Las películas son los recuerdos de nuestra vida. Tenemos que seguir con vida.
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