Si Ray Bradbury hubiese escrito Fahrenheit 451 ahora que HBO estrena el sábado 19 una película con una nueva versión de su clásico tendría que haberlo titulado Fahrenheit 158, que es la temperatura a la que, según la mayoría de fabricantes se pierde la información de un disco duro. Y es que los bomberos que queman libros en el mundo distópico de Bradbury en la nueva producción de la plataforma tienen que lidiar con los libros hechos de ceros y unos. Además de los libros de papel que, gracias a él, tenemos muy interiorizado que arden a 451 grados fahrenheit.
La producción de HBO está dirigida por Ramin Bahrani e interpretada por Michael B. Jordan, Michael Shannon y Sofia Boutella.”Cuando me propuse adaptar la novela a principios de 2016, me enfrenté a una gran interrogante: ¿a la gente todavía le interesan los libros físicos?”, escribía el director en The New York Times esta semana.
En el mundo de Bradbury, “a la gente se le atiborraba de “datos no combustibles”: palabras de canciones populares, los nombres de las capitales de los estados, la cantidad de “maíz que Iowa cultivó el año pasado”. “Tendrán la sensación de que piensan” escribió Bradbury, “y serán felices, porque los hechos de esa naturaleza no cambian”, recuerda el director sobre el clásico de ciencia ficción.
En el mundo que construye Bahrani para su versión una gran red inteligente omnipresente está en constante servicio para atender las dudas y preguntas de los humanos. Guy Montag, el bombero que quema libros y empieza a cuestionarse su función, le pregunta si es verdad que el cuerpo de bomberos nació para apagar fuegos. La máquina le explica que ese es un mito construido por los enemigos del sistema que ocultan libros digitales y físicos en sus casas.
Esta es la gran preocupación de Bahrani para quien la verdad histórica es susceptible de ser manipulada en formato digital de manera mucho más fácil. Es en la red donde se quema la verdad. Ahora es la posverdad una de las formas que adopta el totalitarismo hoy. Nuestra confianza ciega en la información que nos da la tecnología nos traiciona, una trampa en bucle, porque es la tecnología la que nos permite ser productores de información y compartirla.
Sirva como ejemplo de esta confianza que depositamos en la tecnología hoy, una escena de Silicon Valley, la serie de HBO que parodia la cuna de los gurús de la tecnología. Cabezón, uno de los personajes de la serie pone a prueba un robot con inteligencia artificial ¿Cuánto son 12 veces 157?, le pregunta a la máquina.
- 12 veces 157 son 1884, contesta
- Qué guay. ¿Ha acertado? Cabezón duda, pero tiene a mano la mejor forma de comprobar que no le engañan y saca su móvil:
- Oye, Siri, ¿Cuánto son 12 veces 157?
Y así se cierra el círculo en el que un plataforma de entretenimiento nos hace pensar sobre un mundo altamente tecnologizado que hace posible que veamos sus contenidos a todas horas, en cualquier parte y de cualquier forma. No es la primera advertencia desde un mundo distópico que recibimos desde una plataforma de series y películas, solo hay que pararse a ver El cuento de la Criada o Black Mirror. Es posible que cuando vuelvan a arder los libros no nos enteremos.
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