José Luis Rueda, hijo del pintor y escultor madrileño Gerardo Rueda, trató de hacer pasar por originales ante el IVAM "copias o reproducciones póstumas" de obras de su padre y "ocultó deliberadamente" que las piezas que vendió y donó al museo valenciano eran póstumas.
Así lo afirma la titular del Juzgado de Instrucción número 21 de Valencia, que investiga el conocido como caso IVAM, en un auto hecho público este lunes, en el que realiza algunas consideraciones de varias páginas sobre la declaración de José Luis Rueda como investigado en esa causa el pasado 15 de junio. Según el auto, Rueda hizo continuos paralelismos entre las adquisiciones de obras de arte de su padre materializadas por el Museo Reina Sofía, siendo director el actual ministro de Cultura, José Guirao, y las adquisiciones realizadas por el IVAM, siendo directora Consuelo Císcar.
Contrasta de una manera escandalosa con los términos de los contratos suscritos con el IVAM"
Sin embargo, la jueza considera que existe "una clara diferenciación" entre los términos que se utilizan entre ambas adquisiciones, ya que el Reina Sofía fue "especialmente cuidadoso" al exigir que las obras que ingresaban en sus fondos "hubieran sido manufacturadas o ejecutadas por Gerardo Rueda o bajo su dirección".
Esto, añade, "contrasta de una manera escandalosa con los términos de los contratos suscritos con el IVAM en 2004 y 2006", en los que, a su juicio, se esclarece "la intención del heredero de hacer pasar copias o reproducciones póstumas por originales".
Destaca que en los contratos con el IVAM "se oculta deliberadamente" que son obras póstumas que "ni tan siquiera existían a la firma del contrato" y "se difumina el término originalidad jugando al equívoco". Además, señala que tanto José Luis Rueda como Consuelo Císcar sabían tras la firma del convenio de 2006 que el IVAM debía pagar más de medio millón de euros por la manufactura de las obras por parte de la Fundición Eduardo Capa, empresa impuesta por Rueda.
Reproducciones póstumas
"En la adquisición del Reina Sofía se compra obra de arte ya materializada por el artista Gerardo Rueda, mientras que el IVAM compra obra por hacer que no existía cuando se firman los contratos y que debe ser manufacturada y fundida por un tercero ajeno al artista", concluye. La única similitud que existe en ambos casos, destaca la jueza, es la valoración que se da a las obras, a pesar de que el museo madrileño compra obras originales de Gerardo Rueda y el IVAM adquiere reproducciones póstumas.
Ha señalado que el IVAM ni tan siquiera exigió al vendedor, heredero del artista, que acreditara ser el propietario de las obras transmitidas, algo que sí exigió el Reina Sofía, algo que atribuye a que en 2004 y 2006 José Luis Rueda "no detentaba título legítimo y válido para arrogarse la propiedad de las obras que transmitía" al IVAM.
Al respecto, ha señalado que 96 de las 98 obras vendidas y donadas en 2004 y 2006 al IVAM forman parte de una adición de herencia efectuada por Rueda en 2007, once años después de fallecer el artista, cuando incorporó a su patrimonio unas 600 obras de arte alegando que se debió a "una omisión involuntaria" que no estuvieran incluidas en el inventario.
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