Vaya por delante que este lugar es tan peligroso para los golosos como para los que se pirran por lo salado, lo siento; y que esto no es un publirreportaje. Ha sido amor al primer bocado. La Panera Rosa - mejor no tener en cuenta su página web - es una oda a la más dulce (y salada) infancia, donde desde las estética hasta los sabores nos sumergen en una tentación de la que es muy difícil esquivar.
Lo es porque su carta de dulces y salados son igual de largas, con una treintena de opciones que van desde las tartas a los gofres, pasando por las copas heladas y los postres tamaño montaña como el gofre La Panera Choco-rosa, donde se mezcla un gofre con nutella con una minitarta, una corona de galleta oreo, una bola de helado de chocolate, mini oreos y nueces y ganache de chocolate. Y luego, mejor no cenar.
Ese postre es más bien para merendar - y es lo que más éxito tiene de momento en el local - porque después de la comida pedirlo resultará difícil. Sobre todo si uno se deja llevar por los creppes salados, como el de solomillo desmechado o el de chicken pesto, los gofres salados, las milanesas - tributo obligado a Argentina - o los sandwiches.
La pasta fresca, al igual que el pan y la pastelería, se hace en el propio local y es otro de los grandes atractivos de La Panera Rosa. Los raviolones de queso calabaza y queso brie compiten en protagonismo con los creppes o el pancake de parmesano.
Este café bistró lleva varios meses abierto en Madrid pero llega de Buenos Aires, donde el arquitecto Leonardo Iluane abrió el primero en 2013. El empresario, que durante un tiempo trabajó en misiones de Naciones Unidas, es propietario de casi una veintena de negocios en Buenos Aires y ha llegado a Madrid con la intención de seguir expandiéndose por la capital. De momento están solo en el barrio de Salamanca, con un gran local de dos plantas que se asoma al exterior a través de un ventanal que ocupa toda la fachada.
Iluane quería un lugar que le recordara a su infancia, y por ello buscó con esta panera rosa la similitud con la pantera rosa, que le recordaba a sus tardes de merienda viendo los dibujos animados. A sus meriendas bonaerenses se unieron sus experiencias en viajes por Estados Unidos y Francia para dar lugar a este bistró con look de diner americano sofisticado y cocina abierta ininterrumpidamente.
Los cócteles, batidos y zumos completan una carta de bebidas aparte que ofrece más de una decena de combinados con alcohol y otros tantos de zumos con frutas exóticas como pomelo rosado, manzana roja limón y miel (La Pantera Frozen) o naranja, zanahoria, maracuyá y jengibre (la Panera rosa mix). Y si quieres sentirte como en casa argentina, la jarra de pomelada con lima y menta.
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