La tentación es tan evidente que pierde la gracia. El 40º aniversario de Loquillo en la música coincide con el 40º aniversario de la Constitución. Él es uno de esos entrevistados a los que no hace falta empujarles para conseguir un titular llamativo, para que despotrique contra algo políticamente incorrecto. Pero en la era de la pasión por el click bait, hartos de fuegos artificiales no vamos a hablar ni de Barcelona, ni de la Constitución, ni de política. Bueno, hablaremos, pero poco, cuanto antes, al principio. Porque lo realmente relevante en este artista que ha vendido más de tres millones de discos solo en España y que el año pasado llenó Las Ventas y el Wizink de Madrid es que cuente cómo se hace eso. Cómo uno consigue mantenerse en lo más alto, ser Medalla de Bellas Artes 2016 o Medalla de Honor de la Ciudad de Barcelona en 2017, alcanzar un número uno de ventas a los 54 años… y caerse, levantarse y cambiar de rumbo.
Cortar cabezas, jerarquía, trabajo, tesón, equipo, el fin de una estirpe… Si Loquillo no fuera Loquillo, si Loquillo no fuera como es, después de las tres novelas que ya ha escrito podría publicar un nuevo libro sobre cómo alcanzar el éxito y hasta hacer charlas TED. Sería un ensayo que podría titularse ¿Quién se ha bebido mi Bourbon? Pero afortunadamente Loquillo no sigue las modas, parafraseándole podría decirse que las modas le siguen a él. Y aquí está, explicando lo importante que es tomarse el rock en serio, ser el peor del equipo que eliges, venir llorado de casa y sí, también, hacerse transfusiones de sangre frecuentes. Nadie dijo que ser una estrella de rock no costara sangre y sudor. Pero sin eso, sin esa forma de entender la vida, no estaría a punto de volver a la carretera para recorrer España con una gira de 40 aniversario que comienza el próximo 5 de octubre en Sevilla y culmina el 14 de diciembre en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
Pregunta.- 40 años y 40 años de Constitución ¿Quién ha madurado mejor, la Constitución o tú?
Respuesta.- Veo que empezamos bien... Yo he tenido que reinventarme cada vez que intuía que podía quedarme atrás o fuera de tiempo. Ha sido un proceso que tiene que ver con tu propia vida y en continuo movimiento. Aprendiendo, investigando posibilidades, teniendo una capacidad de trabajo infinita, creando un equipo profesional que ahora mismo es la envidia del negocio, gestionando talento, individuos que libremente deciden trabajar conjuntamente, haciendo de tus defectos virtud.
Creo que el instinto lo es todo, sabiendo que el triunfo o el fracaso no son nunca definitivos... el trabajo, la audacia para seguir adelante, eso es marca de fábrica.
La Constitución, que yo no voté porque era menor de edad, ha estado en manos de una clase política que no ha sabido sacarle rendimiento
P.- Podíamos haber empezado peor, he dicho madurar, no envejecer. Pero hablemos de la Constitución.
R.- La Constitución, que yo no voté porque todavía era menor de edad, ha estado en manos de una clase política que no ha sabido sacarle todo el rendimiento. No es que esté desfasada porque se haya quedado atrás, es que todavía está esperando ofrecer lo que tiene. Depende de nosotros, los ciudadanos, que se actualice, que sea consecuente con la realidad de la sociedad española del siglo XXI. En el caso de los creadores llevamos 40 años sin unas reglas de compromiso, viviendo en un limbo legal. Tenemos obligaciones pero, ¿y nuestros derechos? Somos trabajadores, no vividores o cantamañanas.
P.- ¿Qué opinas de la creación del Estatuto del Creador?
R.- Que ya era hora. Que está claro que es un paso absolutamente necesario y que trasciende a los actores que han sido convocados. Noto a faltar a profesionales de la industria como promotores y a artistas de primer nivel. Digo yo que algo sabremos y algo podremos aportar.
P.- En el 75 muere Franco y poco después nace el punk, ¿qué te influyó más en tu carrera musical?
R.- La muerte de Franco fue un punto de no retorno, a las puertas de cumplir 15 años. Soy hijo de un carabinero republicano de la 228 brigada mixta, que defendió la legalidad frente al alzamiento militar y pagó un precio muy alto por ello. Exilio, campos de concentración, cárcel, batallones de castigo...
Cuando volvió después de casi una década, trabajó de estibador como mi abuelo. Se dejó la otra media vida que le quedaba en los muelles para que yo pudiera tener acceso a una educación distinta a los demás chicos del barrio. Yo solo tenía una opción: salir del barrio y ganar. Mi padre apodado El Artillero (porque dinamitaba los puentes en la retirada republicana, de ahí su sordera) me decía: ”vive la vida que yo no pude vivir”.
Mi padre siempre me decía: ”vive la vida que yo no pude vivir”
Al final ese esfuerzo del padre de José María Sanz (Loquillo) para que tuviera una vida mejor a la suya salió bien, pero probablemente El Artillero pensaba en que ese chico pálido, que ya casi media metro noventa, estudiara una carrera. Pero se cruzó por el camino el punk. "El punk" –sentencia- "coincidió con mi salida al “exterior", fue la cuadratura del círculo. Esos chicos de pelo corto y clase obrera compartían la misma actitud: si no hay futuro tendremos que ir a buscarlo. Yo tenía 15 años y la música de Elvis, Dylan, Bowie y Lou Reed junto a los discos de Vince Taylor, Johnny Hallyday, Celentano, Los Sirex , Lone Star o Los Salvajes, hizo el resto”.
P.- Una de las cosas que te hicieron formar un grupo (aparte de ligar) fue ser diferente ¿40 años después te sigues sintiendo diferente?
R.- Ja,ja,ja. ¡Claro! Soy individual, creo en mí, jamás he querido formar parte de ningún colectivo, me dan un miedo tremendo. El pensamiento único ha sido el mayor causante de tragedias de la historia.
Me gustaba posturear, molar etcétera. estaba en primero de rock, naturalmente. Piensa que en 1978 vivía prácticamente en las Ramblas, callejeando en una Barcelona que era la envidia del resto del Estado, Éramos la puerta de Europa. Gays lesbianas, feministas, anarquistas, punks de primera hora, teddy boys y rockers coincidíamos en garitos y bares. Los comunistas y chiruqueros nos miraban con cara de asco, para los lectores de El Capital nosotros representábamos lo peor de la decadencia occidental: la cultura Rock.
P.- ¿Nunca, ni esa época de post adolescencia, coqueteaste con el marxismo o con aquellos que empezaban a hablar del concepto de país y que en el underground se llamaba chiruqueros?
R.- A los chiruqueros les llamábamos así porque por su calzado de excursionistas, que chocaba frontalmente con nuestras botas chúpame la punta. Ellos no entendían que no tuviéramos concepto de país y yo me preguntaba: ¡para qué quiero un país si vivo en el mundo!, porque ¡Barcelona era el mundo! El marxismo-leninismo jamás me sedujo, los nacionalsocialistas nos rondaban atraídos por nuestra estética y dominio del territorio. Alguna vez tuvimos nuestros más y nuestros menos.
Mis experiencias políticas terminaron con mi apoyo a los verdes de José María Mendiluce
Mis experiencias políticas terminaron con mi apoyo a los verdes de José María Mendiluce, después de la campaña de acoso y derribo que recibió por parte de la gauchedivine. Con lo que pasó después con su partido se me acabaron las ganas de salvar el mundo y decidí que sería más productivo ocuparme del mío. Desde entonces, con los demás individuos del planeta me relaciono a través del libre intercambio y punto.
P.- Perdona que incida en lo de que una de las razones que te llevaron a formar un grupo fue lo de ligar.
R.- El sexo estaba en el menú, eran tiempos de una libertad que jamás han vuelto a darse, precisamente porque las reglas no se habían escrito y el sida no se había 'inventado'. El cabaret Tabú, donde inicié mi trayectoria, era además de una sala de conciertos, un lugar donde marines de la flota y señoritas hacían sus tratos, así que no me fue mal. Allí conocí a Nico, venía con el staff de la revista Popular Uno. No lo olvidaré en la vida.
P.- Una de las cosas que, echando la vista atrás, más admirable parece es tu capacidad para sobreponerte a etapas en las que objetivamente las cosas no te iban bien. ¿Cómo se sobrepone uno al fracaso?
R.- Desde que pisé por primera vez un escenario, sabía que de ahí no me iba a mover nadie. Se fue convirtiendo poco a poco en mi hogar, el único lugar donde se me permite ser yo. Cuando desciendo de él entonces empieza mi actuación, y claro está, los problemas con la realidad. Me ha salvado siempre la intuición y mi capacidad de aprendizaje, además de que me gusta mi oficio, si sé hacer algo lo mejoro, si no lo sé, lo aprendo. Cuento además con una cantidad de notables ángeles de la guarda que harían las delicias de Frank Capra. De repente aparecen en el camino y me devuelve a mi estado normal, me conectan, cargo las pilas, me lleno de orgullo y sigo hacia adelante. “Se dispara en una sola dirección, la única manera de salir es avanzar” me dijo una vez uno de ellos. Con el paso del tiempo se han convertido en mi otra familia. Los hay de todos los estratos sociales, ideologías y profesiones, los hay legales, ilegales, ellos son los que han cuidado de mí en los peores momentos y sí, tienen alas.
P.- Y ¿en lo personal?
R.- En lo personal siempre he sido una persona responsable, soy hijo único, no me quedaba otra. Todos me miraban a mí, estoy acostumbrado a manejar las situaciones de conflicto. Me he criado en las calles, para tiempos de paz ya está mi manager y mis abogados. Nunca olvidaré a los que estuvieron a mi lado en esos momentos difíciles, como tampoco olvidé con el paso de los meses a los que me dejaron tirado, a esos simplemente les corté el cuello.
P.- ¿Y cómo se sobrepone uno al triunfo?
R.- El éxito es la licenciatura en esto del rock and roll. La prueba definitiva, yo lo he conocido tres veces. La primera fue lo normal: vivirlo al máximo. Somos una banda de rock y me río de los excesos de los Guns N'Roses. La factura ya la conocemos. La segunda es la peor; te crees que lo sabes todo y cuando todo parece ir bien se vuelven a cometer los mismos errores. Aquí te salva el instinto y empiezas a pensar en ti, primer paso para entender esto del triunfo. La tercera: ¿conoces a alguien que haya tenido su primer número 1 con 54 años en este país?
P.- Tú siempre has jugado en equipo.
R.- El equipo… el equipo es el secreto. Aprendí eso en mis días de baloncesto, con entrenadores como Germán González o Aíto García Reneses. El baloncesto es un juego individual que se practica en equipo: cada puesto juega en su lugar natural. Gestionar el tiempo y el momento es un don. Todo lo que aprendí en aquellos días lo aplique al rock and roll y hasta hoy.
P.- Hablando de deporte, Llama la atención que las carreras más largas las tenga gente que hace rock muy físico como Springsteen o Mick Jagger. ¿Crees que el esfuerzo físico hace que el rock siempre se mantenga en forma?
R.- Eso tiene una explicación, es gente a la que el rock, al igual que a muchos de nosotros les salvó la vida, lo dice Igor Paskual. Los dos pertenecemos a esa última generación que ha crecido en analógico, sin redes, como cuentan los Oasis en su documental. Somos de un tiempo en que los fans para ver a su banda se desplazaban de ciudad o de país creando un vínculo que era de por vida.
Soy consciente que somos los últimos de una estirpe, los últimos de un estilo de vida, los últimos de lo que un día se llamó siglo XX"
Soy muy consciente que somos los últimos de una estirpe, los últimos de un estilo de vida, los últimos de lo que un día se llamó siglo XX y de una visión global que unió a jóvenes de distintas culturas y procedencias alrededor de una música eterna llamada rock and roll.
Por otro lado si algo hace el rock cuando lo escuchas, lo practicas o lo interpretas es que, como el sexo, tiene la capacidad de alegrarte el día, aparte de mantenerte eternamente joven. Si a eso le añades modernas transfusiones de sangre con regularidad, también ayuda. Cosas de vampiros.
P.- También has sido implacable con quien has considerado que jugaba sucio.
R.- Sí, lo malo del triunfo son los parásitos que aparecen alrededor, hay que saber tratar con ellos, darles incluso responsabilidades para que se sientan cómodos y en el momento adecuado, fumigarlos.
P.- ¿Lo de la soledad en la cumbre es un mito?
R.- No, lo peor es la soledad del hotel. Puede matarte, no es ninguna broma. Nadie está libre de esa sensación. Sientes el aplauso de quince mil personas alrededor y una vez llegado al hotel, cierras la puerta de la habitación y puedes darte cuenta en un instante que estas jodidamente solo. Eso sí que te marca. Si lo superas aunque sólo sea con un aprobado justito, puede que salves la vida.
P.- Por eso hay que saber elegir la compañía, ¿no?
R.- Hay que trabajar siempre con los mejores, olvidarse del ego, saber escuchar, tener buenos asesores en todos los temas que te ayuden a tomar la decisión adecuada, yo tengo que ser el peor del equipo. Esto no es un juego ,esto es el siglo XXI, también es un negocio que crea cientos de puestos de trabajo al año. No estamos en 1986, lo del lloriqueo de somos una banda de rock y el mundo está contra nosotros, o cómo me gusta ser un looser....eso es para los mediocres y peterpanes, aquí se viene a currar y llorado de casa.
Por otro lado hay que confiar en los jóvenes que vienen, tienen mucho que aportar. El triunfo se consigue con una mezcla de sabiduría y jerarquía. Un corazón caliente y altas dosis de audacia y ambición, esa es la receta.
P.- En el disco de 40º aniversario, que ha salido antes de esta gira, haces una versión de Rey del Glam, ¿por qué Alaska y tú habéis sobrevivido al resto?
R.- A esa chica conocida como Alaska le tengo un cariño especial. Sin ella y sin su manager, Pito, quizás mi trayectoria no hubiera sido tan directa. Ellos me respaldaron y me pusieron en la recta de salida, donde se conoce a los triunfadores. Cuando grabamos el corto promocional de El Rey del Glam, le dije en un momento de parón en el rodaje que por qué no descolgaba nunca el teléfono. Se sorprendió, me preguntó si tenía bien el número y le entregué una nota. Observé como poco a poco le cambiaba la cara....era la misma nota que me había entregado 35 años antes con el teléfono de casa de su madre......y me dio un beso en la mejilla.
A esa chica conocida como Alaska le tengo un cariño especial. Ella y su manager me pusieron en la recta de salida"
Los dos representamos a una generación, los dos hemos atravesado el desierto. Hemos sabido reinventarnos, desprendernos de lastres del pasado después de haber creado unos personajes ya míticos y mirar hacia adelante. Alaska siempre ha hecho lo que le ha dado la gana, cambiando el registro las veces que ha hecho falta. Olvido es de barrio y con una capacidad de trabajo digna de estudio. Y un servidor, pues también.
P.- Para esta gira estás respaldado por Live Nation, la promotora más relevante de España, que trabaja a nivel internacional. ¿Cómo habéis planteado este directo? ¿Como una película de toda tu vida?
R.- Trabajar con Live Nation es un reto pero también una apuesta de futuro. Con esta gira damos un salto de calidad y de producción considerables, un paso necesario para una banda de rock español como la nuestra. El rock and roll siempre ha tenido esa carencia en nuestro país, ser el pariente pobre. Muchos de sus valedores se han quedado en el discurso de la autenticidad, que lo único que escondía era la falta de audacia para competir con el mainstream de artistas melódicos o de pop indie. Nosotros y digo nosotros porque es el artista, es la banda, es el equipo técnico y de producción, todos nosotros estamos dispuestos a dar el siguiente paso.
La misma actitud, la misma mirada desafiante, la misma arrogancia que cuando decidí empezar otra vez de cero a los 46 años. En este negocio eres lo que has conseguido en tu última gira, lo que has hecho en los últimos 40 años de carrera importa una mierda. Y sí , es la película de mi vida, no es el resumen de mi carrera, sino el inicio de un tiempo nuevo.
P.- Has teloneado a The Who y los Stones, has sido número uno no se sabe cuántas veces, has tocado con Johny Hallyday, ¿qué es lo siguiente?
R.- Los conciertos de 40º aniversario son el punto de partida, hasta la coincidencia con la fecha de la grabación de mi primer LP Los Tiempos están cambiando en diciembre de 1980. Tengo preparadas ya mis próximas acciones. Estoy trabajando con los mejores compositores poetas y hacedores de canciones del país, como Sabino Méndez, Gabriel Sopeña, Igor Paskual, Mario Cobo, Marc Ros, Luis Alberto de Cuenca, Carlos Zanón, Leiva y Santi Balmes. Junto a Gabriel Sopeña estamos terminando las maquetas de nuestra próxima colaboración, el poemario Europa de Julio Martínez Mesanza, Premio Nacional de Poesía. Eso de momento, ya tienes bastante información.....
P.- ¿Te falta algo por hacer?
R.- Ya lo decía James Dean, por mucho que viva me faltará tiempo para llevar a cabo todos mis proyectos...
P.- El último concierto de esta gira lo das en Barcelona, tú ciudad. ¿La echas de menos?
R.- Barcelona es mi ciudad, mi ADN, mi primer amor de juventud. Una vez Monserrat Roig me dijo…:”Loco, las raíces sirven para algo, para empaquetarlas y llevarlas con nosotros”. Y le hice caso.
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