Hacer vino es meter en una botella un lugar y un tiempo. Para que las vides, que son la transmisoras del espacio y del tiempo, den lo mejor de un año, se necesita saber mucho del terreno, aprender de él y de las variedades de uvas que se cultiva en cada metro cuadrado de suelo y conocer cómo reaccionan a los años meteorológicos. Para todo ese conocimiento se necesita tiempo.
Félix Colomo adquirió una finca en la localidad de Villamanta, al suroeste de Madrid, en el año 1986 y entre las posibilidades de su explotación el vino era el claro candidato, sus abuelos ya tuvieron una bodega en Navalcarnero. En el año 1994 empezaron a plantar con la meta puesta en conseguir elaborar un gran vino en la Comunidad de Madrid. En la actualidad la finca cuenta con 47 hectáreas de viñedo. Su objetivo inicial era, y todavía se mantiene, alcanzar las 55 hectáreas a los 30 años.
“Han pasado 24 años y todavía nos queda por completar este proyecto. El cimiento del proyecto de Valquejigoso es la viña. Para que la viña tenga una continuidad en el tiempo en la calidad y en la personalidad de los vinos tiene que tener estratificada la edad y en eso se está trabajando desde entonces”, explica Aurelio García, el enólogo responsable de la producción de los caldos de Valquejigoso.
Los viñedos se encuentran a 600 metros de altitud, con la Sierra de Gredos y el Parque Nacional de Guadarrama aportando un brisa de manera constante. “Es un condicionante, cuando la planta está trabajando y hay viento, las humedades cambian y a nivel de enfermedades nos permite tener bastante sanidad. Estamos en un entorno con mucha fuerza natural para poder llevarla a los vinos y hacer vinos diferentes”, explica el enólogo.
Las vides están dispuestas en laderas lo que redunda en más variabilidad, la orientación y la exposición al sol de cada fragmento del terreno, su altura, sus recursos hídricos, la fertilidad de suelo; todo incide en la maduración de la uva. “En la bodega tenemos todos los medios y las instalaciones que necesitamos para hacer el vino, y estos medios los puede tener cualquier otra bodega, pero este paisaje y estos viñedos son únicos para extraerles la tipicidad que tienen”, añade.
“Nuestro suelo es como un sándwich de arena granítica con arcilla en medio. Como las vides está en laderas, cuanto más arriba menor es la capa superior de arena, y cuanto más se baja, más profunda está la capa de arcilla. Por eso las 47 hectáreas de viñedo hay 83 parcelas diferentes que se trabajan de manera distinta a los largo del año con vendimias diferenciadas.
“En una ladera con parcelas con la misma variedad de uva se vendimia en momentos distintos si está en la parte alta o en la baja. La uva de la parte de arriba va para hacer un vino y la de la parte de arriba para hacer otro” , explica el propietario Félix Colomo, el responsable de proveer de tiempo al viñedo para adquirir la sabiduría que necesita la bodega.
85% de viñedo 15% de bodega
Todos los años se aprende algo y para el siguiente año se parcela de manera diferente. “La viña es algo vivo, hay cosas en las que te equivocas pero hay que rectificar. También se aprende de cómo funcionan unas parcelas según el año sea más cálido o más frío y, en función de esto, la uva puede ir destinado a un vino de mayor o menor calidad”, explica Aurelio García, enólogo y socio de estas viñas.
cuando se trata de vinos de personalidad las denominaciones de origen se han quedado estancadas"
"El vino se hace en la viña, al final los enólogos somos más viticultores que el químico que se llamaba antes a los enólogos de las bodegas, los vinos son 85% de viñedo 15% de bodega". Para este experto hay DO que son muy atractivas desde el punto de vista comercial, pero "cuando se trata de vinos de personalidad las denominaciones de origen se han quedado estancadas. Cada vez empujan más los vinos de pueblo, los vinos parcelarios y las denominaciones de origen más avanzadas empiezan a escucharlos”, asegura el enólogo. El suelo de Valquejigoso no tiene nada que ver con el de Arganda que es calcáreo y arcilloso.
“No puede llevar a una etiqueta que unifique a los productos cuando realmente son diferentes y están confundiendo al consumidor. Cuando trabajas en un sitio donde tienes una paraje que ofrece tanta diferencia de suelos y exposiciones y variedades, te das cuanta que hay una cosa en común entre todas: la finca. Y tiene tanta identidad que en sí misma es una denominación de origen propia", asegura.
Con la uva cabernet ves una finca no una variedad"
Y de todas la cosas que han aprendido en estos años es que las uvas de la variedad cabernet son las que sacan lo mejor del lugar. “Aquí el cabernet se manifiesta de una manera excepcional”, opina Colomo. “Con la uva cabernet ves una finca no una variedad. Si no madura bien, la variedad de cabernet es nefasta pero cuando madura te puede dar uno delos mejores vinos del mundo”, añade el enólogo. Valquejigoso V2 2008 fue elegido, el año pasado, como uno de los 100 mejores vinos del mundo, según la revista americana The Wine Enthusiast. Un listado en el que sólo entraron cinco caldos españoles.
Al tiempo de aprendizaje acumulado en las uvas que se vendimian en las hectáreas de la finca hay que añadir el tiempo de crianza en la bodega. Por ejemplo, el V2 de 2009 se elaboró con las variedades cabernet sauvignon, cabernet franc, petit verdot y negral, los caldos resultantes se criaron por separado durante 26 meses en barrica nueva de roble francés y, tras definir las proporciones definitivas de la mezcla, se realizó el embotellado en mayo de 2012. Su precio ronda los 50 euros.
No es el más caro, las añadas de los V1. Esta categoría sólo se embotella cuando se han dado las mejores circunstancias climatológicas, como la cosecha de 2008, que en mercado su precio se acerca a los 500 euros. Pero paladear el vino de este terruño no es imposible en el mercado la bodega tiene Dehesas de Valquejigoso cuyo precio oscila entre 20 y 25 euros. La bodega además elabora un blanco, el Mirlo Blanco, cuyo precio ronda los 35 euros.
Momento de consumo
Los vinos de Valquejigoso se pueden maridar con muchos platos ya que son vinos muy complejos. Por ese motivo son buenos para celebraciones ya que cada paladar encontrará matices que le sorprendan. Pero el tiempo tiene, de nuevo, algo que decir. “Cuando se abre una de esta botellas para dos personas la misma botella desarrolla más cosas que si se abre en grupo que pierdes lo que dice el final de la botella”, explica Aurelio García. Está demostrado, un buen vino en pareja lo hace todo más sencillo.
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