La Navidad suele traducirse en más de dos semanas de sucesivas comidas, cenas y largas sobremesas con amigos, compañeros de trabajo y familiares. La excesiva ingesta de grasas, azúcares y alcohol típico en estas fechas, acompañada del habitual sedentarismo, se traduce en un aporte calórico que en la mayoría de los casos resulta desmesurado, y nuestro organismo termina pagando las consecuencias con síntomas de malestar, hipertensión, colesterol, hinchazón en el abdomen y, por supuesto, aumento de peso.
El Instituto Médico Europeo de la Obesidad calcula que los españoles hemos engordado, de media, entre tres y cinco kilos durante las fiestas. Hay que tener en cuenta que una única comida en estas fechas aporta entre 2.000 y 2.500 kilocalorías, la cantidad de calorías recomendada para una jornada completa.
Con el inicio del mes de enero y del nuevo año los buenos propósitos se agolpan en nuestras agendas, y uno de los más habituales es ponerse (al fin) en forma. Una buena manera de comenzar es eliminando esos kilos de más y, mejor aún, si conseguimos depurar de una manera saludable las toxinas de nuestro organismo acumuladas por los excesos navideños.
Los líquidos serán tus mejores aliados
Las últimas semanas del año suelen ir acompañadas de una abundante ingesta de copas, cerveza y vino, por lo que lo recomendable ahora es dejar atrás el alcohol o, al menos, rebajarlo lo máximo posible.
Además del clásico consejo de beber dos litros de agua diarios -que tras la Navidad cobra mucha más importancia- una buena manera de aumentar su efecto depurativo es añadir unas gotas de limón, ya que el ácido cítrico contribuye a limpiar el organismo. La asociación de agua y limón es especialmente idónea por las mañanas, ya que, además de evitar la retención de líquidos, ayuda a reforzar las defensas.
A falta de limón buena solución es el zumo de naranja, también durante el desayuno, ya que su alto nivel de Vitamina C, a parte de contener efectos depurativos,previene el envejecimiento de la piel.
Otro gran aliado para afrontar una cuesta de enero saludable son las infusiones. Una de las más aconsejadas por los expertos es el té verde por su capacidad de acelerar el metabolismo y albergar propiedades antioxidantes; aunque también son ideales el té rojo, la cola de caballo, el té de arándanos o las infusiones de hinojo (estas últimas ayudan a disolver los gases).
Los zumos detox de apio o zanahoria constituyen también una excelente alternativa por ser idóneos para hidratarnos sin aportar excesivas calorías, pudiendo ser sustituidos por caldos de verdura, más apetecibles durante la ola de frío.
Piña, el alimento detox por excelencia
Para conseguir rebajar peso y purificar, la primera regla a seguir es evitar todo lo que sí consumimos en Navidad: productos salados (al menos rebajar el consumo de sal y sustituirlo por especias como orégano o perejil), azucarados, refinados, alcohol o comida rápida.
De entre todos los alimentos que resultan ideales para este cometido, uno de los mejores es la piña por sus múltiples funciones beneficiosas para la salud. La piña es baja en grasas (55 calorías a los 100 gramos), tiene un alto contenido en vitamina C que previene de enfermedades infecciosas, combate la celulitis y es un producto ideal como complemento depurativo del organismo, más tras los festines navideños. Y todo ello con un sabor muy agradable.
Pero no es el único alimento con propiedades detox, ya que puedes complementar tu dieta con espárragos y alcachofas, ambos ideales para aliviar la retención de líquidos; o incluir el ajo, un antiséptico natural que, además de eliminar toxinas, nos protege de virus y bacterias.
Para el postre siempre deberemos optar por piezas de frutas enteras. En este sentido, la uva o la gelatina son una excelente opción al ser productos con una gran cantidad de agua.
Por otra parte, las verduras de hoja verde, como las espinacas o la rúcula, son perfectas para limpiar por su contenido en clorofila. Por ejemplo, podemos añadir a nuestra dieta semanal de vez en cuando caldos de rúcula hervida con patata para cenar; sopas de cebolla o repollo para comer y cereales integrales, que facilitan la digestión y sustituyen la bollería industrial, durante el desayuno.
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