La Comunidad Valenciana alberga parajes ocultos donde naturaleza y tortuosos senderos se abren camino para los más aventureros, lo que demuestra que en esta región hay paraísos naturales más allá de la playa. En concreto, hablamos de la ruta de la Vall de Laguar -también conocida como la Catedral del Senderismo- equiparable por muchos a la conocida ruta del Cares en los Picos de Europa o al Valle de Ordesa en los Pirineos.
A 56 kilómetros de Alicante encontramos el sendero PR-V 147, un sinuoso desfiladero que, sin embargo, constituye una cita obligada para los amantes de la naturaleza. Se trata de un lugar único, lleno de historia, leyendas... y también de desniveles, nada menos que de 845 metros. Una ruta circular de 15 kilómetros de senda que, además, cuenta con una particularidad muy especial: los más de 6.873 escalones y saltos de la época morisca que hay que recorrer para llegar a la cima.
Pero para los más entendidos, recorrer esos kilómetros de saltos, desniveles, curvas, subidas, bajadas, cuevas y un sinfín de obstáculos merece la pena solo por observar la exhuberante vegetación, las cuevas, los lavaderos municipales o simplemente, respirar el aire puro que otorga la montaña.
La Vall de Laguar (del árabe Al-Agwar, que significa "las cuevas") pertenece a la comarca de la Marina Alta (Alicante), un valle del interior de la montaña formada por los núcleos de Benimaurell, Fleix, Campell y Fontiller y dejando a un lado el conocido Barranc de l'Infern, uno de los más salvajes de la región; y al otro la Sierra del Cavall Verd, a 800 metros de altura.
La mejor época para visitar la Catedral del Senderismo es a finales de marzo (que coincide con la época de los cerezos en flor); finales de febrero (almendros en flor); o en mayo, cuando se recolectan las cerezas y podemos aprovechar para degustarlas en nuestra ruta. En otoño el sendero toma un encanto especial por la nota de color que adquiere el valle en esta estación.
Ruta
El camino comienza en el pueblo de Fleix -segundo pueblo de la Vall de Laguar-, en la carretera dirección a Benimaurell, comenzando primero en sentido descendente. Pronto aparece el desvío hacia la Font Grossa y el lavadero de Fleix, donde se inicia oficialmente el recorrido.
Pero es solo la calma que precede a la tormenta, ya que muy pronto empiezan a aparecer subidas muy pronunciadas, exactamente por la vertiente contraria al barranco hasta llegar a la cabecera del Barranc del Salt, a varias decenas de metros de altura. Tras atravesar El Forat, un agujero tallado en roca, se encuentra el lecho de un barranco donde empieza la escalinata. Los siguientes pasos no serán sencillos: una cuesta de 300 metros de desnivel por las escaleras de piedra, la escalada más fuerte de la ruta.
Una vez superada, la siguiente marca destacada es Pou de la Juvea, donde es habitual encontrar a senderistas que se paran para refrescarse. Pero aún queda camino hasta la meta.
La senda se suaviza en Juvees d'Enmig, pero pronto habrá que subir de nuevo, esta vez por el conocido Barranc de l'Infern. Tras la complicada caminata, hay un nuevo descenso por el Barranc dels Racons, y, ya en la parte final de la travesía, a la altura de la Font dels Olvis, aparecerá una (casi) infinita senda en zigzag.
Una vez rebasada, lo único que queda es un liviano camino hasta el pueblo de Fleix, completando con éxito el apasionante recorrido.
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