Los madrileños formaban colas serpenteantes desde la primera hora de la mañana. Era 15 de mayo de 1969, día de San Isidro, patrón de la capital, pero aquellas personas no esperaban a ninguna celebración folclórica. Tras varios años desde que se anunciara el proyecto, el Parque de Atracciones de Madrid abría sus puertas al público por primera vez. La acogida fue tal que algunas de sus atracciones, como el tiovivo La Zarzuela, sufrieron problemas mecánicos y cerraron aquel día. Desde entonces, este espacio de alrededor de 200.000 metros cuadrados ha visto pasar en sus 50 años a cientos de miles de familias madrileñas por sus avenidas, leyendas urbanas y episodios trágicos, como la muerte de dos personas en sus atracciones.
La idea de construir un parque de atracciones en la Casa de Campo, al oeste de Madrid, se anunció públicamente en julio de 1964. Tres años más tarde, el Ayuntamiento adjudicó la obra a Parque de Atracciones de la Casa de Madrid, S.A., una empresa creada por Bankunión –más adelante, Banco Urquijo-. El presupuesto, 300 millones de pesetas.
En un principio, la apertura del Parque estaba programada para mayo de 1968, pero un problema legal y la polémica que levantó la posible construcción de un tren entre los árboles de la Casa de Campo demoraron el inicio de las obras a verano de ese año. Finalmente, la inauguración se retrasó a mayo de 1969 y gracias al trabajo a contrarreloj de más de un millar de obreros se logró levantar este proyecto faraónico en nueve meses, según detallan los escritores Marco Besas y Héctor García en su libro Parque de Atracciones de Madrid. Un viaje desde sus orígenes hasta el presente.
El Parque se convirtió en una gran verbena. Tenía restaurantes, bares, kioscos y fiestas de la tortilla o del jamón y el queso
Sin quererlo, el Parque se convirtió en una gran verbena. Tenía restaurantes –Mesón Castellano, Barraca Valenciana y Caserío Vasco-, bares, kioscos y fiestas de la tortilla o del jamón y el queso. La primera etapa del Parque estuvo protagonizada por estructuras como el Platillo Volante, la Avenida de las Cascadas o el Teatro Auditórium, que acogió conciertos de artistas como Julio Iglesias, Rocío Jurado, Joan Manuel Serrat, Mecano y Ramoncín.
Los adultos entraban al Parque pagando 10 pesetas y los niños por 5. Una vez ahí, se adquirían unos tickets de cartón fino en los kioscos para poder montar en las atracciones. Algunas se estrenaron desde el primer día -la montaña rusa 7 Picos, los coches de choque Jarama, El Pulpo o el tiovivo La Zarzuela-, y perduraron en el tiempo; y otras al año siguiente, como la segunda montaña rusa Jet Star, el Viaje al centro de la Tierra o el Ferrocarril infantil del Oeste.
El Parque de Atracciones de Madrid fue un éxito y durante sus primeros años logró beneficios considerables y tres millones de visitantes al año de media durante su primera década. Pero el tiempo pasaba y la falta de renovación de las instalaciones se notó en el número de visitantes, que bajó de forma alarmante a finales de los 80. El Parque necesitaba un cambio.
Una niña de 8 años murió en 1986 tras salir despedida de El Pulpo
A lo largo de los 90, el parque cambió dos veces de propietarios. Los nuevos espectáculos y incorporación de nuevas atracciones dieron un empujón al recinto madrileño. Fue la década del Katapult, del Top Spin, del Simulador Virtual. También del Pasaje del Terror, un recorrido por un caserío lúgubre, con pasillos oscuros donde se escondían actores que daban vida a la Poseída, Drácula, Jack El Destripador o El Motosierra. Esta casa ha protagonizado las leyendas siniestras que han rodeado al Parque: la muerte de una cocinera cuando el edificio era el Caserío Vasco, la presencia de unos enanos que agarraban los pies de los visitantes que recorrían los pasillos o la violación a la actriz que interpretaba a la niña de El Exorcista.
“El parque de los madrileños”
La vida de María José Verjaga lleva muchos años vinculada al Parque. De pequeña, cuenta a El Independiente, iba a los conciertos con su familia e incluso celebró ahí su comunión. Años más tarde volvió para trabajar. Paso por las taquillas, fue azafata de información, supervisora, encargada y, a día de hoy, es la responsable de sus accesos y su seguridad. “No creo que tenga un trabajo mejor en mi vida”, defiende.
María José vivió la creación de lo que hoy se conoce como el Grupo Parques Reunidos –de la que hoy forman parte más de 60 parques de todo el mundo, según su web-, la aparición de atracciones como La Lanzadera o El Abismo o el final de los coches de choque. “Con el paso de los años lo que hemos hecho ha sido poner atracciones más nuevas y que todo sea más mecanizado y con sistemas de seguridad”, explica.
Según detalla, el público “fiel”, el de “toda la vida”, procede de la capital: “Es el parque de los madrileños”. En concreto, estima que el 80 por ciento de la clientela es de Madrid y “muy poquitos” extranjeros visitan el recinto. En todos estos años, María José recuerda especialmente cuando el servicio médico del Parque salvó la vida a un cliente que sufrió un infarto: “a la semana vino el hombre a agradecernos que estuviera vivo”.
Las hemerotecas también recuerdan otros episodios más trágicos sucedidos durante los 50 años de vida del recinto. En mayo de 1986, según el diario ABC, una niña de ocho años murió después de salir despedida de El Pulpo. Mucho tiempo después, en 2013, falleció un trabajador al quedar atrapado en la atracción Rotor mientras realizaba labores de mantenimiento, según recoge Europa Press.
En los últimos tiempos, la evolución del Parque ha estado marcada por la contratación con marcas conocidas -The Walking Dead, The Conjuring o Nickelodeon- para vincularlas a algunas de las atracciones. Este año, con motivo de su aniversario, se reabrirá el Auditorio y se albergará una exposición de fotografías históricas. Hoy, entre sus calles y espectáculos, apenas quedan atracciones de aquel primer Parque de Atracciones, pero su recuerdo permanece en los recuerdos de infancia de los madrileños.
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