Una docena de títulos en un mismo Grand Slam. Suena entre ridículo e irreal, como la mayor fantasía de un niño tenista pero multiplicada por doce. Es lo que ha logrado este domingo Rafael Nadal en Roland Garros. Doce finales y doce trofeos para el español, que ha dilatado su dominio en la tierra batida de París triunfando sobre Dominic Thiem por 6-3, 5-7, 6-1 y 6-1.
Eterno aspirante al trono, el austríaco tenía 11 años cuando Nadal conquistó su primer grande en la pista Philippe Chatrier allá por el año 2005. Ha pasado una década y media desde entonces y todavía no ha aparecido el hombre que vaya a frenar esto.
The moment @RafaelNadal made it TWELVE @rolandgarros titles...
He's now 93-2 (!!! 🤯 !!!) at the French Open #RG19 pic.twitter.com/XAv8b4zNab
— Tennis TV (@TennisTV) June 9, 2019
"¡Es una broma!", ruge Thiem en alemán, entre la impotencia y la incredulidad, cuando se ve 4-3 abajo en el primer set después de jugar un tenis de muchísimos quilates y no conseguir doblegar al monstruo que tiene delante. Con Rafael Nadal en tierra no vale ni el mejor nivel posible.
Este título no le coloca en una nueva dimensión tenística -hace mucho tiempo que está en el altar de los elegidos-, pero sí le permite escalar un peldaño en ese pulso que mantiene con Roger Federer por ser el jugador con más títulos de Grand Slam de la historia. El suizo acumula 20, pero Nadal ya está en 18 y quién sabe cuándo se le agotará el apetito. Posiblemente nunca, posiblemente sea su físico el que le marque algún día el límite.
No hay nadie que se acerque remotamente al juego de Nadal en tierra", lo alabó Federer tras la semifinal
Histórico. Épico. Heroico. Cada vez se buscan más superlativos para describir a Nadal, pero quizás no haga falta tanta grandilocuencia para comprender la magnitud de lo que lleva haciendo este tenista durante casi dos décadas. Bastan unos cuantos hechos, un puñado de datos, para entender que Nadal solo hay uno, que el mallorquín dejará la vara a una altura que probablemente nadie podrá alcanzar jamás en la tierra batida.
Preguntado por su dominio en París, Nadal acostumbra a responder lo mismo. Y el viernes, después de acceder a la final, no fue la excepción. "Yo me considero una persona normal, así que otra persona lo podrá hacer en el futuro", dijo a los periodistas en el Bois de Boulogne tras tumbar a Federer.
Sin embargo, cuesta creer que alguien sea capaz no ya de igualar, sino de acercarse a sus registros en el único Grand Slam que se juega en polvo de ladrillo. Son ya 12 los títulos de Roland Garros que ha levantado el español. Bjorn Borg fue un fenómeno que conquistó seis veces la Copa de los Mosqueteros. Nadie había logrado algo similar hasta que llegó el sueco con su melena rubia en los 70. Pues bien, Nadal le ha doblado.
"Mi objetivo es seguir intentándolo"
Para ganar 12 veces el mismo torneo hacen falta muchísimas cosas, pero una de ellas no se puede discutir y es que hay que jugarlo al menos en 12 ocasiones. Eso quiere decir que hay que estar más de una década al máximo nivel, con una ética de trabajo y unos niveles de presión que no muchos soportan.
"Hace cinco o seis años no soñaba con ganar 12 veces. Y mi objetivo es seguir intentándolo", ha afirmado esta semana. "No se trata de tener un exceso de ambición, sino de disfrutar lo que hago. Espero que cuando me retire tenga tiempo para pensar en lo que he conseguido y disfrutar de ello, pero ahora sólo se trata de disfrutar del momento".
Muchas cicatrices, muchas resurrecciones
Pero si por algo se ha caracterizado Nadal es por su resiliencia. Ha superado mil lesiones, algunas que le han llevado durante meses por el camino de la amargura, y ha convivido por la ansiedad, un enemigo casi peor que el cuerpo en el deporte. Además, estuvo 160 semanas consecutivas como número dos del mundo (récord todavía vigente) hasta que por fin, en 2008, superó a Federer en la clasificación mundial. Desde entonces no ha caído fuera del "top ten".
Guga Kuerten, triple campeón de Roland Garros, suele bromear con que Nadal tiene aparcada una nave extraterrestre en el parking del torneo. Nadal no es de otra galaxia -al menos no hay evidencias-, pero lo que sí hay claro es que en este planeta no hay quien le tosa en la superficie naranja. Ya lo dijo Federer tras la derrota en semifinales. "No hay nadie que se acerque remotamente al juego de Nadal en tierra".
Y los datos dan la razón al suizo. Nadal ha jugado 115 partidos en tierra al mejor de cinco sets (Roland Garros, Copa Davis y algunas finales de otros torneos hasta 2006) y ha ganado 113 de ellos. Una efectividad del 98,26 por ciento. Ahora busquen a un deportista que haya logrado algo similar en la época de mayor esplendor de su disciplina. Con rivales como Novak Djokovic o el propio Federer. Ganar al español en tierra al mejor de cinco sets es uno de los mayores retos que han existido en el deporte.
"Si sale a jugar a esta pista con una raqueta encordada, no debería tener problemas", bromeaba hoy antes de la final un periodista de la cadena ESPN desde la cancha Philippe Chatrier. Con 33 años y doce títulos en 15 participaciones en Roland Garros, sólo queda ver dónde se detendrá el mito. De momento, Nadal vuela muy alto y apunta ya con su raqueta a los 20 Grand Slam de Federer.
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