Las croquetas de la abuela, las torrijas de Semana Santa o un bocata de calamares. Nuestra vida está llena de sabores y olores que asociamos a recuerdos, y la escritora Raquel Martos se compromete con la publicación de su nueva novela Los sabores perdidos, a que no olvidemos esa experiencia que nos ofrece el sentido del gusto. Esta es la historia de Mayte, una mujer "que quiere conectar las emociones con la cocina", cuenta a El Independiente la autora de este libro. "Hay platos que permiten viajar a otros momentos de la vida".
Raquel Martos afirma que estos recuerdos que asociamos con la comida se encuentran en el hipotálamo. "El poder evocador de os sabores, los olores y las melodías son un hecho científico. Todo esta guardado en nuestras emociones", señala la autora. La realidad que conocemos es producto de nuestra mente, que construye recuerdos a través de experiencias sensoriales.
La autora de Los sabores perdidos ha contado con las recetas de la chef Gabriela Tassile, a la que Raquel define como "una maestra cocinera a la que le gusta compartir su conocimiento", y afirma que lo que la diferencia del resto es que "no duda en compartir sus secretos". La unión de Raquel y Gabriela para escribir este libro se asemeja a una mezcla de ingredientes muy original que aúna historias cotidianas, recuerdos y sabores posiblemente conocidos por todos.
¿Cómo nace la unión entre Gabriela Tassile y Raquel Martos? La propia autora afirma que "ella cocina con emoción y yo escribo con emoción". La chef estaba deseando publicar un libro de recetas y vio en su amiga la oportunidad de crear una novela sobre cocina.
Algo curioso de esa cocina es que está llena de diversidad. La historia contada en Los sabores perdidos está protagonizada por siete alumnos de un Curso de Cocina Emocional que tiene lugar durante un fin de semana en una casa rural. Estos personajes, que provienen de distintos lugares y culturas, están unidos por una pasión: la gastronomía. "Las recetas que preparan los personajes nos permiten conocer su historia".
Una vez que estos alumnos han preparado el plato "nos ponemos en sus zapatos, les conocemos mejor". Algo que se descubre a medida que se pasan las hojas de la novela es que "cada cocinero crea un nuevo plato aunque siga los mismos pasos e ingredientes". Y es que, aunque completes los pasos de la receta de tu abuela, el plato no queda igual. "En esta novela hay abuelas, abuelos y jóvenes. Los abuelos simbolizan la infancia y nos permiten recordar quiénes somos". Al fin y al cabo, la comida transmite igualmente recuerdos.
Para la autora, Los sabores perdidos "son una metáfora de aquello que vamos perdiendo sin querer o que olvidamnos. A través de la cocina, se reune a siete personas para que recuperen esos sabores".
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