La tierra batida es la superficie predilecta de Rafael Nadal, en la que despliega su mejor tenis y en la que hay pocos que le hagan cosquillas si está a su mejor nivel. Pero la tierra es mucho más que éxitos, títulos y copas para el balear: es su refugio cuando las cosas van mal, un bálsamo ante las heridas, una oportunidad para recuperar el ánimo perdido. Siempre que Nadal andaba envuelto en la duda, sin encontrar sensaciones, ahí estaba la tierra.

Nadal ha tenido inicios de año muy complicados, pero su tenis siempre florecía con la llegada de la primavera y la tierra. Montecarlo ha sido su rampa de despegue en siete temporadas: en 2008, 2010, 2011, 2012, 2016, 2017 y 2018 inauguró su palmarés en el Principado. Y todo indicaba que este 2019 iba a ser igual.

Tras sufrir en enero en la final de Australia un serio correctivo por parte de Djokovic, Nadal se retiró de Indian Wells por una lesión de rodilla que tampoco le permitió jugar en Miami. Y así, envuelto en interrogantes, se presentó en la gira de tierra. Pero sufrió derrotas en las semifinales de Montecarlo, Barcelona y Madrid, algo inaudito para el balear. Se acercaba la gran cita de Roland Garros y Nadal no despertaba. "Probablemente he jugado uno de mis peores partidos en tierra batida en los últimos 14 años", fue su análisis tras caer con Fabio Fognini en Montecarlo.

Sólo quedaba el torneo de Roma antes de volar a París. Y ahí sí: con varias semanas de retraso a lo que acostumbra apareció en Nadal más arrollador. Se plantó en la final sin ceder un set y se llevó el título con un 6-0 incluido a Djokovic. “La semana de Roma fue decisiva y tiene mucho que ver con tener el trofeo ahora aquí”, dijo semanas después en Roland Garros tras ganar la copa de los Mosqueteros por duodécima vez.

“Mis sensaciones ya eran mejores. Ha sido un año complicado en términos de lesiones. Cuando uno se lleva bofetadas continuadas termina estando herido. No creo en los avances mágicos, no son buenos porque no los asumes. Creo en los pasitos adelante, que puedes ir consolidando mentalmente”. El punto de inflexión de Roma alumbró una segunda parte de la temporada en la que estuvo incontestable: 38 victorias y dos derrotas, 97 sets a favor y sólo 15 cedidos.

El reloj de la pista marca las cuatro horas y 17 minutos cuando Rafael Nadal logra desactivar al robot que […]