En el mismo suelo que un día pisaron los miembros de Iron Maiden o The Black Crowes pronto se levantarán los lineales de un supermercado Aldi. Es el destino final que esperaba al local, que un día albergó al mayor templo de heavy metal que ha tenido nunca Madrid: la Canciller.
Ocupaba los bajos de un edificio cercano a la Plaza de Toros de Las Ventas (en la calle Alcalde López Casero) y se convirtió, por méritos propios, en lugar mítico para miles de seguidores del rock y el metal.
Por la Canci -como la conocían sus asiduos- pasaron a finales de los 80 y principios de los 90 las mejores bandas nacionales. También otros grandes grupos de la escena internacional que daban sus primeros pasos, o que decidieron en algún momento apostar por conciertos de pequeño formato.
En la discoteca arrolló Iron Maiden -que ya llenaba estadios-, en una actuación-regalo para unos pocos privilegiados. Los fans de Canciller -los había por miles, dentro y fuera de la capital- recuerdan otros conciertos míticos como el de Def Leppard o unos jovencísimos Black Crowes.
Y, por supuesto, los directos demoledores de las bandas de rock urbano nacional que arrasaban en la época, de Barón Rojo a Obús, pasando por Barricada a Los Suaves (que grabaron allí su primer directo, Suave es la Noche). También eligió Canciller para dejar constancia de su potente directo Ñu, otro estandarte heavy de los 80, de cuyas filas había huido Rosendo Mercado en 1978 para formar Leño.
Varios problemas con las licencias y la falta de entendimiento con el ayuntamiento desembocaron en su clausura, en 1994. El local sería ocupado por un cine -también llamado Canciller-, que acabaría corriendo la misma mala suerte: años más tarde cerró para siempre, al igual que el resto de cines de barrio de la capital.
A la Canci le quedaba una segunda vida, en San Blas. La sala heavy se instaló en este barrio popular del noreste de Madrid, en una zona con menos vecinos colindantes, dispuesta a prolongar el gozo de la tribu heavy. Por la Canciller de San Blas pasaron otras tantas giras nacionales y foráneas que aún rememoran los fans. Sobre todo en los garitos de Vallecas, el barrio que mejor ha sabido mantener y reagrupar el espíritu heavy de la capital.
Por la nueva Canci desfilaron desde los estadounidenses Manowar a Skid Row, pasando por Ska-P, La Polla o los -tan añorados hoy- Platero y tú, quienes grabaron bajo su techo su mítico directo.
Canciller acabó acabó echando el cierre también en San Blas. Siguió los pasos de su hermana mayor, cuyo emplazamiento, mucho más céntrico, ha convencido a los dueños alemanes de Aldi. Muy cerca, de hecho, hay un Mercadona, prueba inequívoca de que el barrio genera suficiente demanda.
Aldi lleva años intentando abrirse paso en España, un mercado complicado por el poderío de la empresa que lidera Juan Roig. Y por las dificultades que supone competir con la agresiva Lidl, su gran rival dentro y fuera de Alemania
Las obras en el local de la calle Alcalde López Casero van viento en popa. El objetivo de Aldi es tener lista en unos meses su nueva tienda en la ciudad que vio nacer y morir el sueño heavy de Canciller.
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