Once horas y seis minutos dan para mucho. Si estás sentado en el sofá, puedes ver la trilogía entera de El Padrino y te sobraría tiempo. Si te gusta el fútbol, tienes la posibilidad de ver hasta siete partidos seguidos. También podrías, según Google Maps, ir andando de la Puerta del Sol en Madrid hasta Navacerrada, 52 kilómetros a pie. Otra opción es ponerte unos cascos y escuchar alrededor de 220 canciones. En coche, podrías ir de San Sebastián a Tarifa.
Estoy un poco cansado"
John Isner nada más acabar
Once horas y seis minutos dan para mucho. Aunque a John Isner y a Nicolas Mahut sólo les dio para jugar un partido de tenis. No fue un partido cualquiera, claro, fue el partido de los récords. El más largo de la historia (exactamente 11 horas, cinco minutos y 23 segundos), con el mayor número de juegos disputados (183), con el set más largo (el 70-68 se estiró hasta las 8 horas y 11 minutos), más puntos disputados (980) o más saques directos conectados (216).
Aquel encuentro, ganado por Isner con un marcador de 6-4, 3-6, 6-7 (7-9), 7-6 (7-3) y 70-68 , entró directamente en la historia del tenis. A los datos acompañaron la mística del lugar, el césped de Wimbledon, y que el partido, correspondiente a la primera ronda, se disputó durante tres días. Empezó un martes a las 18:13 y a las 21:07 del mismo día se suspendió por falta de luz tras el cuarto set; se reanudó el miércoles a las 14:05 y otra vez la noche obligó a suspenderlo a las 21:13 con 59-59 en el marcador; al fin, el jueves a las 16:47 la historia terminó con un revés paralelo de Isner.
"El partido iba más allá de ganar o perder"
"Me costaba entender todo lo que estaba pasando, pero después entendí que ese partido iba más allá de ganar o perder", afirmó esta semana el francés Mahut, ya retirado, en declaraciones a France Info. "Mucha gente todavía se pregunta si gané el partido. No se acuerdan del resultado, pero sí de todo lo demás. Siempre supe que sería muy difícil ganar Wimbledon algún día, así que estar relacionado con el torneo de esta manera es una alegría".
Y es que cualquier persona que visite Wimbledon por primera vez tiene algo parecido a un ritual: comer fresas con nata, sentarse en la mítica colina y visitar la placa que cuelga de la cara sur de la pista 18 en memoria del encuentro entre Isner y Mahut. También recibieron un galardón nada más acabar el partido.
"Los dos estábamos preparados para llegar muy lejos, para llegar al límite de nuestro juego. No era una final de Grand Slam, era un partido de primera ronda, pero los dos nos comprometimos al máximo", añadió Mahut en France Info. El galo asegura además que estaba como aturdido después del encuentro. "Pasaron como 30 minutos dentro del vestuario en los que no recordaba nada del partido. Fueron momentos bastante difíciles, me costó recuperar los cinco sentidos”.
Reencuentro al año siguiente
Lo primero que acertó a decir John Isner tras el partido más largo de la historia despertó las carcajadas del público que se agolpaba en la pista 18. "Estoy un poco cansado", señaló el estadounidense en la entrevista postpartido tras celebrar el match point como si fuera un torneo. "Es un marcador de baloncesto. Nunca en mi vida olvidaré esos números", diría años después a la cadena ESPN el tenista americano años después a la cadena ESPN.
El sorteo del año siguiente deparó un nuevo enfrentamiento entre Isner y Mahut en la primera ronda de Wimbledon 2011. El morbo y las expectativas eran altísimas, pero el partido acabó como acaban los partidos normalmente. Isner ganó 7-6 (7-4), 6-2 y 7-6 (8-6) en dos horas y tres minutos. Esta vez no hubo placas ni festejos ni cansancio de más.
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