Pese a las restricciones a la hostelería, que entre otras obligan a los restaurantes a cerrar sus puertas a las 00.00 por el toque de queda impuesto para evitar que se propaguen los contagios, cenar temprano tiene más aspectos positivos de los que puedes puedes llegar a pensar. Desde dormir mejor o adelgazar, además de tener más energía y mejor humor, son sólo algunos de los beneficios de este nuevo hábito.
De esta forma, una de las restricciones a la vida nocturna que más nos ha afectado podría convertirse en una de nuestras mayores aliadas para nuestra salud. A pesar de que en los países mediterráneos retrasan la última comida del día en comparación con nuestros vecinos del norte, todos nos podemos aprovechar de sus múltiples ganancias.
Este cambio de horario podría ser un gran amigo contra el insomnio. España es uno de los países que sufre una mayor tasa de falta o problemas de sueño. Esto está relacionado con acostarse con el estómago muy lleno, o incluso cenar tan tarde como estamos acostumbrados. Un sueño correcto, estable, saludable y reparador forma parte de una dieta equilibrada.
Cuanto antes se haga la cena, mejor se dormirá. Por la noche es más complicado procesar los alimentos, sobre todo los ricos en carbohidratos. Al adelantar el horario de la cena, podemos estar activos durante todo el día y tener el metabolismo activado. Esto junto con una dieta saludable nos permitirán acabar con los kilos de más de forma mucho más rápida y eficiente.
Por otra parte, mejora la sensibilidad a la insulina. Según se adelante la cena se evitará picar por la tarde entre horas. Alimentarnos en función de la luz del día y restringir la ingesta de alimentos por la noche, es beneficioso para controlar nuestro peso al procesaremos mejor los alimentos. De esta manera no se depositarán en forma de grasa ya que las hormonas implicadas en el control del azúcar y la grasa están menos activas por la noche.
Cenar antes de que esas funciones empiecen a ralentizarse nos puede ayudar a controlar el peso. Asimismo beneficia la presión sanguínea ya que cenar tarde está asociado con una subida de la presión sanguínea, independientemente de la comida que se ingiera. Al ser alta, aumenta el riesgo coronario y se debilitan los riñones, se daña el cerebro, la vista y la circulación en las piernas.
En tercer lugar, la adquisición de esta nueva rutina a la hora de la cena tiene efectos positivos en el metabolismo, ya que mejora el síndrome metabólico aportando beneficios para nuestra salud. En último lugar, los expertos recomiendan que las cenas deben ser ligeras, proteicas y sin gran carga glucémica. Una buena opción es un plato de verduras, crema o sopa, acompañado de una ración de proteína animal.
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