Los décimos que comienzan a venderse en el mes de julio se compran en las administraciones de confianza, puestos de trabajo, bares y otros establecimientos que se suelen frecuentar. A esto se le añade la intuición del jugador, que decide acudir a unos sitios u otros. Pero sobre todo, lo más importante es jugar con los números correctos. Estas supersticiones se fundamentan en tradiciones o historias populares que forman parte de nuestra sociedad y cultura.
No es de extrañar que existan infinitud de ellas para jugar al Sorteo Extraordinario de Navidad. Y es que en alguna ocasión hemos caído en alguna. Las fechas destacadas de cada año suelen llamar la atención de muchos jugadores, y más este marcado por una pandemia. Por ejemplo, en el 2001 se demandó mucho el 11901 (los atentados contra las Torres Gemelas), en el 2004 la moda fue el 22504 (la boda de los Príncipes de Asturias) o el 22106 causó furor en el 2006 (la victoria del segundo título de Fernando Alonso).
En este sentido, para este año 2020, se espera que el 13520, fecha con el inicio del Estado de Alarma provocado por la pandemia del coronavirus, sea uno de los más adquiridos. También podría correr la misma suerte el 21620, día del mes de junio en el que comenzó oficialmente la nueva normalidad. O el 91120, correspondiente con el 9 de noviembre, fecha que marca el anuncio de la primera vacuna efectiva contra el Covid-19.
También se suelen comprar números que guarden alguna relación con fechas importantes de nuestras vidas. Desde cumpleaños — el propio, de los hijos o del cónyuge entre otros— hasta el día de nuestra boda, un aniversario o el año de fundación de su equipo de fútbol favorito. En caso de que alguna cifra, decena o número nos haya brindado algo de suerte en otros sorteos, solemos comprar boletos con combinaciones parecidas.
Soñar con un toro o comprar el mismo número
Quienes compran durante muchos años el mismo número creen que si dejan de comprarlo terminará por salir del bombo. Otras creencias afirman que para ganar la lotería hay que entrar pisando con el pie izquierdo en la administración o despacho donde vaya a adquirirse el décimo. Los más supersticiosos exigen que el lotero les entregue el boleto que compran con la mano derecha.
Otros, cuando se topan ante una gran fila de personas esperando, recomiendan situarse a la izquierda de la entrada los días impares, y a la derecha, los días pares. Las conjeturas llegan hasta el punto de que hay quien afirma que pasar el décimo comprado por el lomo de un gato negro aumenta la suerte. Otros, por el contrario, subrayan que para ganar el "gordo" se ha de frotar por la espalda de un jorobado o por el vientre de una embarazada.
Los que confían en la suerte de las brujitas, pasan su décimo por la figura de éstas, porque dicen que también aumenta su suerte. También hay quien está convencido de que si se les cae un vaso o plato el de las manos la jornada anterior a la celebración del sorteo tendrán más fortuna. Otro de los signos que muchos interpretan como un símbolo de suerte en el sorteo de Navidad es soñar con un toro. Se sostiene que soñar con un este animal negro la noche de antes señala un número ganador de cuatro cifras.
La otra leyenda detalla que soñar con un toro indica que, si llevamos un décimo, nos tocará la lotería. Por otra parte, los territorios donde se han sufrido más catástrofes naturales, accidentes o atentados aumentan su número de ventas en las administraciones. Se suele creer que después de la desgracia habrá buena suerte. También se dice que este sorteo es el de "la lotería de la salud". Quienes compran un décimo y no les toca nada al menos se tendrá buena salud.
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