¿Por qué nos fascina la violencia y en particular el asesinato? ¿Cuánto hay de ficción y de realidad en los productos que se presentan bajo la etiqueta de true crime? Al buscar la respuesta a estas preguntas, Vicente Garrido nos ofrece un extraordinario análisis del crimen a partir del relato característico del true crime. Desde la mente criminal, hasta la escena del crimen, los investigadores, las víctimas, el juicio o la condena.
Según detalla el autor de 'True Crime, la fascinación del mal', libro que sale a la venta este miércoles gracias a la publicación de Planeta, ha habido un "desarrollo extraordinario" de este género. "Con series en plataformas como Netflix o HBO, desde las novelas de Truman Capote y Norman Mailer o pasando por crónicas y ensayos de expolicías y periodistas de investigación", relata Garrido a El Independiente.
Dentro de sus páginas estudia casos tan mediáticos como el juicio a O. J. Simpson, el asedio de Waco, la masacre de Jonestown, la propia figura de Charles Manson, el asesino Zodiac o el caso Asunta. También aborda aspectos tan controvertidos como el "efecto copia" de un crimen, la propaganda del terrorismo yihadista, el papel que juega la corrupción en la sociedad o el propio peso de las pruebas en el sistema de justicia.
Asimismo, pone en valor que esta eclosión ha ido en paralelo "con el mundo de la novela negra". "Por ejemplo destacan festivales como La Semana Negra de Getafe, prácticamente todas las ciudades tienen un evento como este, y había que analizar todo este fenómeno", detalla. Desde su punto de vista, "faltaba en las estanterías un libro" que permitiera una pormenorización de todos los aspectos en los que se adentra el trabajo.
La frontera entre realidad y ficción
En ocasiones cuesta delimitar qué parte de la historia es fiel a la realidad, o qué parte de esta se ciñe a parámetros puramente relacionados con el mundo de la ficción. Vicente Garrido establece una relación con el producto periodístico para ejemplificar esto. "Por una parte necesitas de la objetividad para redactar una noticia, nunca se produce con ningún impacto artístico", asegura.
El true crime ha supuesto una dignificación de lo que es la exposición del hecho criminal
vicente garrido, autor de 'True Crime, la fascinación del mal'
"Cuando conformas esto, en la medida en la que interviene la sensibilidad implica que hay una reelaboración del hecho real". Sin embargo, esto no implica que no se pueda ser fiel a los hechos. "Habría que distinguir una determinada mirada que fiel a la táctica y otra que es fiel al simbolismo", asevera Garrido. "Puedes ser fiel a los hechos de una manera simbólica, pero cuando interviene tu sensibilidad no se está siendo absolutamente respetuoso con lo sucedido".
Respecto al tratamiento que realizan los medios de comunicación en los crímenes, Garrido declara que el "más correcto" que se da es el que tiene lugar en el true crime. "Este género permite presentar con mayor profundidad el fenómeno criminal", recalca. "Permite acercar los errores de la justicia y otras cosas que se alejan de la crónica de sucesos. En el true crime hay cosas mejores y peores, pero ha supuesto una dignificación de lo que es la exposición del hecho criminal".
El por qué de este boom
¿Qué hay detrás de todo esta explosión mediática en torno a los crímenes? Desde el punto de vista de Garrido, se debe a varias razones. Una de ellas sería que estos relatos ofrecen una narración "altamente dramática". Por ejemplo, el orden social queda roto una vez se comete un asesinato y se tiene que proceder a una identificación, investigación y detención del autor. Por otra parte, el propio crimen exige que la sociedad tome en consideración qué tipos de delincuencia se considera más dañina.
El miedo que nos crean los crímenes nos hace comprobar de manera continua las libertades, derechos y obligaciones que tenemos al vivir en democracia. Además, nos adentra en aspectos tan humanos como la psicología o las experiencias personales de los propios protagonistas. En este sentido, el true crime habla de todos nosotros, de nuestros miedos, nuestras esperanzas y nuestras virtudes o debilidades.
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