"Si alguien te pudiese explicar quién es esa persona que está en las playlist de tu hijo y que escucha 24/7, querrías saber quién es. Eso estaba pasando y nadie lo estaba explicando con la seriedad y el rigor que merecía". Blanca Martínez, investigadora y crítica cultural que ha trabajado en VICE, Playz, El Español o El País, estaba harta de toparse "contra un muro" cuando tenía que enumerar la lluvia de ideas a sus editores.
Barcelona y Madrid se habían convertido en un caldo de cultivo supremo cocinado por artistas que emplearon ingredientes como el dancehall, el rap, el trap o el reggaeton. Las influencias anteriores estaban conformando un paradigma artístico diferente, pero ni las televisiones, ni las radios, ni los medios parecían tener un mínimo interés en cubrirlo. Kaydy Cain, Yung Beef, Cecilio G, Dellafuente, Pucho (como anteriormente se conocía a C. Tangana), Rosalía, Mala Rodríguez, La Zowi, Nathy Peluso o Bad Gyal. Todos ellos estaban, a paso firme aunque pausado, cambiando la pirámide musical en nuestro país, pero la información acerca de sus trayectorias, estilos o apuestas sonoras quedaba relegada a los altavoces de los barrios y a las recomendaciones entre amigos.
"Es algo que estéticamente y líricamente la gente no entendía y no quería entender, había una oposición", afirma Blanca. "No nos quedó otra que formar resistencia". Con ese ‘nos’ hace referencia a 'El Bloque', un colectivo de periodistas, sociólogos y fotógrafos, pioneros a la hora de dar un espacio a las tendencias musicales que estaban cambiando el molde sonoro en España, pero que apenas contaban con notoriedad en el establishment mediático.
Motivados por una falta de predilección hacia la nueva escena musical que, ellos creían, terminaría pisando el mainstream -lo común y lo ordinario (no les faltó razón)- decidieron emplear YouTube como altavoz. Cuatro años después de dar vida a 'El Bloque', el colectivo presenta Making Flu$ (Penguin): un recorrido por los últimos 10 años de la escena musical urbana.
"Queríamos hacer un libro desde el cariño o desde la emoción", afirma. "'El Bloque' surge del darnos cuenta de que esa escena que no era mainstream creíamos que iba a serlo y que necesitaba espacios", afirma David Camarero, realizador audiovisual y parte del colectivo creado en Barcelona.
Precariedad e incomprensión
Ir a contracorriente suele provocar una sensación infinita de libertad y de diferenciación respecto al resto, pero las consecuencias que acarrea pueden suponer el auge o caída de cualquier esbozo. Para 'El Bloque', coger sus propias cámaras e ideas y grabar a los artistas que estaban llenando salas en Barcelona se convirtió en un camino alejado de la sencillez y comodidad.
Blanca Martínez, de 'El Bloque': "Nuestra ilusión no es que ciertos artistas lleguen al mainstream, nuestra ilusión es que se cree una industria que pueda seguir creciendo".
"Para que tres personas avancen en la escena hay mucha gente currando detrás, y cuanto más grande sea el pastel más tenemos todos que repartirnos", afirma Martínez con respecto al éxito, popular y comercial, de algunos de los artistas a los que dieron voz cuando nadie apostó por ellos. Ahora que gozan de aplausos del pópulo andante, los muchachos de 'El Bloque' sienten "alegría" de haber visto su profecía cumplida, pero recuerdan también las dificultades que atravesaron para poder sacar la idea adelante cuando la confianza no era, precisamente, el plato de bienvenida de su proyecto.
"'El Bloque' nace de la precariedad y de la incomprensión", afirma la periodista. Precario porque a los periodistas culturales que lo conforman "no se les compraban los temas, se les cambiaban los títulos para hacer clickbait y se les pagaba entre 20 y 60 euros por artículo", explica Blanca. Falta de entendimiento porque artistas como La Zowi (que emplea la palabra puta una media de veinte veces en sus temas) eran estilos que los medios no querían para su web, revista o programa.
De la calle al podio
El concierto de Rosalía en Colón antes del lanzamiento de El mal querer y sus posteriores Grammys; el fichaje De Alba Farelo (Bad Gyal en términos artísticos) por Interscope, la discográfica californiana que tiene bajo su sello a líderes alternativos y pop como Lana del Rey, Lady Gaga, Kali Uchis o Billie Eilish; el neón de El Madrileño que iluminó la Gran Vía desde el hotel RIU tras el lanzamiento más esperado y exitoso de C. Tangana.
Para llegar al mainstream hay que suavizar muchos discursos. Bad Gyal no está en el mainstream, pero tiene los números para estarlo"
Blanca Martínez, miembro de ‘el bloque'
Roma no se construyó en dos días. Tampoco nadie llega a la cima en cuestión en dos horas. La entrada de los tres artistas anteriores en el rango de lo común fue la confirmación de que el trabajo de 'El Bloque' tenía sentido. "Nuestra ilusión no es que ciertas personas lleguen al mainstream, nuestra ilusión es que se cree una industria que pueda seguir creciendo y no se quede en una estética", afirma Martínez.
Foto: Natalia Cornudella.
Los dos miembros del colectivo que atienden a El Independiente coinciden en que muchos de los artistas a los que han dado cabida en su canal de YouTube tienen números de escucha y seguidores para estar en lo más alto de las listas de éxito en nuestro país, pero sigue habiendo mucho prejuicio en torno a la escena urbana nacional. "Hay un establishment dentro del mainstream español que son los David Bisbal, Antonio Orozco y Pablo Alborán, que realmente son un nicho pequeño, pero tenemos la imagen de que es lo único válido", afirma Camarero.
"Para llegar al mainstream hay que suavizar muchos discursos. Bad Gyal no está en el mainstream, pero tiene los números para estarlo", apunta Blanca. "Igual es que hay un problema entre todo lo que es mainstream a nivel de números y a nivel de medios”, le replica David.
Prejuicios banales
La etiqueta de ‘urban’, la constante crítica al reggaeton o el desconocimiento de las raíces que han dado de beber a la escena musical que ha alimentado las necesidades artísticas de las nuevas generaciones. "Toda esta escena no existiría sin la inmigración", afirma Blanca Martínez, pues gracias a "esa riqueza musical" esta generación de artistas ha conseguido aunar tantos estilos bajo un mismo paraguas.
Ambos miembros del colectivo creen que sigue habiendo cierta reticencia a la hora de abrazar dichos géneros entre otros más establecidos en estaciones de radio. Un ejemplo de lo anterior es cuando se crucificaba al rap que se inspiraba en los ritmos e influencias estadounidenses porque "se decía que en España no hay guetos ni pistolas", apunta David Camarero. Ahora, "ningún artista tiene complejos en mirar lo que se hace en Estados Unidos", superando así "esa barrera del rap blanco de estudiante universitario consciente de referencias de pelis de Tarantino, que era lo que había en los 2000", comenta entre risas.
Visionarios, o enamorados de su tiempo, los miembros de 'El Bloque' han sabido sacarle jugo a los artistas que han marcado su generación: "Es una cuestión de estar presente en tu propio tiempo y lo único que hemos hecho ha sido cubrir una eclosión cultural que está ocurriendo ahora", concluye Blanca.
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