Los pequeños bivalvos son un clásico de las tabernas de toda España, están siempre disponibles en lata y en temporada se puede encontrar vivos en todas las pescaderías. Viven enterrados en la arena en zonas próximas a las playas donde se alimentan del plancton que filtran del agua marina, y en las costas gallegas aún se puede ver a los mariscadores acreditados recogiéndolos a la manera tradicional en las campañas que comprenden desde septiembre a marzo.

Valor nutricional

Son apreciados por su sabor pero también por sus propiedades nutricionales. Pocas calorías, mucha proteínas y un aporte extra de calcio, fósforo, hierro y por supuesto yodo. Son muchas las recetas que se pueden preparar en casa, al vapor, a la sartén con ajo y perejil, en guiso marinero mediterráneo o afrancesados con mantequilla y chalotas. El único requisito común a todas las recetas es mantenerlos en agua con sal un par de horas antes de cocinarlos para que suelten los restos de arena que puedan tener.

Pero si no estamos para meternos entre pucheros la sencilla conserva en vinagre no defrauda nunca. En Madrid son muchos los bares donde se sirven acompañados de unas patatas fritas de churrería. Combinan con todo pero se recomienda el maridaje con vermú o cerveza siempre que se pueda. Entre muchos otros, en la capital se encuentran algunos templos tabernarios para degustar este manjar como La Mina, El Cangrejero, El Nudista, El Cantábrico o Bodegas Casas.