La Fundación Bancaixa ha presentado la exposición De profundis, una serie de grabados que, realizados por el irlandés Francis Bacon (1909-1992) y el alemán Lucian Freud (1922-2011), nieto del psicoanalista Sigmund Freud, desnudan la profundidad de la soledad, el aislamiento o la angustia por el paso del tiempo.
Las obras distorsionadoras de Bacon, con caras deformes o la presencia de las sombras, contrastan con el dibujo de Freud, más fino y en blanco y negro, que ofrece una alta intensidad psicológica y emplea técnicas de pintura cuando, sin embargo, estampa una ilustración.
En la muestra se exhiben los grabados de dos de las figuras más importantes del arte contemporáneo del siglo XX, amigos desde que se conocieran a través del también pintor Graham Sutherland, y que se influyeron el uno al otro, aunque por la edad fue Bacon quien ejerció de maestro para aprender a interpretar "cómo mostrar las emociones", ha afirmado la comisaria de la exposición, Belén Herrera.
Durante la presentación de la exposición, abierta al público desde este viernes hasta el 5 de septiembre, Herrera ha sostenido que la influencia de Bacon en Freud se ve a través de la propia historia vital de Freud, que dibujaba con un pincel muy fino hasta los años 60, y a partir de conocer a Bacon empezó a emplear un pincel mucho más grueso.
Ha comentado que el expresionismo se exhibe en ambos autores, con Freud eliminando todo lo innecesario y con Bacon deformando una realidad porque su intención era la de que "se viera como si un ser humano hubiera pasado por ellas, como un caracol que deja su baba".
A Bacon no le gustaba retratar ningún rostro, sino que, como artista con un poso intelectual, prefería recurrir a "herramientas de rayos X o a enfermedades bucales" para mostrar más esa realidad que él anhelaba, ha indicado Herrera, al tiempo que ha destacado el uso del cristal como elemento distanciador del cuadro, con el fin de darle aún más soledad al personaje de la obra.
También ha expuesto que mientras Freud quiso retratar a Bacon y para ello le obligó a ir a su estudio, el pintor irlandés tomó una ilustración de un libro de Franz Kafka como referencia para pintar a su amigo, ya que no le gustaba tener modelos a los que pintar.
No obstante, esta buena relación, ha explicado Herrera, se deterioró en los años 70, puesto que Freud siempre tenía problemas económicos y, al mismo tiempo, intentaba proteger a Bacon de sus relaciones con el alcohol.
Por su parte, el director de Fundación Bancaja, Rafael Alcón, ha realzado la convivencia de estos artistas en la misma exposición, "con sus similitudes por las emociones, y sus diferencias, como en el caso del color".
Alcón ha señalado que en la exposición se muestran emociones "que parten de lo más hondo del ser humano", así como reflexiones sobre la vida y la muerte de unos artistas a los que ha calificado de "rompedores".
Por último, la comisaria ha agradecido las aportaciones de medio centenar de piezas realizadas por la Galería Marlborough y por colecciones privadas, al tiempo que ha recordado que a partir de esta obra gráfica de ambos artistas se puede "disfrutar" de la obra pictórica de los mismos.
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