En tacones o zapatillas, con un Chanel o su imitación y con empoderamiento, mucho empoderamiento. Así viajan las mujeres en una tendencia que ha roto todos los tabúes y normalizado el hecho de que sean ellas quienes recorran el mundo por su cuenta.
Año tras año crece el número de personas que viajan solas, cifrado ya en cerca de ocho millones solo en España. A estos datos se suma el número de mujeres que lo hacen, cuyo porcentaje ha aumentado según la revista Harvard Business Review, más de un 300% en la última década.
Y es que la visibilidad del empoderamiento femenino, que se extiende transversalmente a todos los ámbitos, evidencia una tendencia también en el campo de los viajes: los que se dirigen exclusivamente a mujeres: «La mujer es cada día más independiente. El empoderamiento femenino ya no tiene freno. Las mujeres tienen por referentes a viajeras que lo hacemos, y se va corriendo la voz de que viajar sola no es un peligro. Empiezan a conocer de lo que supone salir a un viaje en solitario: autoconocimiento y una gran dosis de aventura. El no depender de nadie para emplear tu tiempo en lo que realmente te hace feliz, ese destino que siempre quisiste visitar, pero al que nadie te acompaña, o tu deseo de impregnarte de cierta cultura a la que a nadie más le interesa. Viajar sola es libertad», señala Leti Lagarda (1991), una gallega que lleva años cargando con la mochila en solitario y recorriendo el mundo: «Empecé a viajar sola después de ver como otras mujeres lo hacían y tras cansarme de esperar a que mis amistades quisiesen unirse al plan. Ahí dejé mis miedos a un lado y decidí probar poco a poco hasta finalmente no querer compañía a día de hoy. Viajar sola es la mejor manera que tengo de conocerme y escucharme, saber lo que quiero y decidir conforme a ello. Cuando viajo sola me hago fuerte».
Abuelas, madres, hijas o grupos de amigas, han hecho crecer esta tendencia a nivel mundial en un momento en que la perspectiva de género ha adquirido una importancia máxima que, trasladada al turismo, es un oasis de seguridad, sensibilidad y una concepción de las relaciones personales no dependientes: «El turismo femenino ha llegado para quedarse y no está dispuesto a dar un paso en falso porque el mundo tiene que acostumbrarse a vernos solas o en un grupo, sin un hombre que nos acompañe. El turismo femenino tiene cabida en todos los países por mucho que la desinformación nos quiera echar atrás, evoca Lagarda».
A las mujeres se nos sigue viendo y tratando como el eslabón débil de la sociedad»
LETI LAGARDA
Agencias y compañías de viaje han empezado a abrir servicios dirigidos exclusivamente a mujeres que buscan cada vez más destinos con experiencias únicas. Sin embargo, aún son muchas las que, bajo estigmas y miedos infundados, no se atreven a dar el paso: «Hay un gran desconocimiento acerca del turismo femenino porque no acabamos de creernos que sea algo para nosotras. Existe el miedo a la soledad, a qué nos pase algo, al qué dirán etc. Porque no vaya a ser que por irte sola te tachen de solterona, solitaria, rara o vividora. Por supuesto también hay miedos infundados. Se nos sigue viendo y tratando como el eslabón débil de la sociedad en el mundo entero. Es obvio que hay diferencias abismales entre una parte del mundo y otra en cuanto a derechos de la mujer, pero queda mucho por hacer incluso en España. Quizá aquí gozamos de toda libertad, pero seguimos teniendo una gran presión en general. El mundo no es más peligroso para la mujer que viaja sola», sostiene la gallega.
Som Dona, el único hotel sólo para mujeres en España
Aunque en el sector hotelero son escasos los establecimientos destinados exclusivamente al turismo femenino que crece a pasos agigantados, España cuenta con uno de los hoteles pioneros. Ubicado en la isla de Mallorca, Som Dona es el hotel de cuatro estrellas perteneciente a la cadena mallorquina Som Hotels, cuyas instalaciones y servicios están destinados exclusivamente a mujeres: música en vivo, piscina exterior, zona wellnes, gastronomía local, biblioteca etc.
Som Dona ha conseguido un éxito de ocupación y un gran hito de marketing desde su apertura en 2019. El hotel, que responde a la tendencia que lleva años implantándose por todo el mundo, ‘Women Only’, centra su argumento en focalizar toda la atención en el público femenino sin dar lugar, eso sí, a la reivindicación: «El Som Dona está pensado como establecimiento femenino, no feminista. El proyecto responde a una tendencia de mercado que se nota también, por ejemplo, en la creación de gimnasios solo para mujeres, espacios de cotrabajo etc».
Desde el hotel apuntan también que la edad mínima para alojarse es de 14 años, aunque la edad media de las clientas potenciales se sitúa entre los 35 y 45 años, y es de buen acogida sobre todo por parte de mujeres solas y de madres e hijas adolescentes que optan por las habitaciones dobles que ofrece el hotel, o grupos de amigas que prefieren esta opción exclusiva por encima de la de un hotel convencional: «Los viajes en grupo para mujeres están funcionando muy bien porque son el último impulso para toda aquella mujer que no se acaba de atrever a dar el paso sola. Realmente da igual el destino, lo importante es el compartir tiempo con otras mujeres con intereses comunes. En mi caso organizo viajes para mujeres a Oriente Medio», señala Leti, que a través de su blog, abarca recomendaciones para viajar sola, razones para hacerlo o destinos.
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