Dice la Biblia que lo primero que hizo Noé cuando bajaron las aguas del diluvio fue plantar una viña. Y desde ese momento, el vino figura a lo largo de todas las Sagradas Escrituras como lo hace el agua o la leche. Aunque éste, con un carácter simbólico y espiritual que ha llevado a estudios de todo el mundo a elaborar teorías sobre el vino que Jesucristo compartió con sus discípulos en La última cena.
La variedad de uva que se empleó en esa época ha estado rodeada de incógnitas hasta la fecha. Científicos de la Universidad de Ariel, en Cisjordania, intentan desde hace años recrear el brebaje que bebió Jesucristo durante la Eucaristía, hoy hace más de dos mil años: «A la gente le entusiasma mucho beber un vino que el rey David tuvo en su mesa, o por la misma razón, Jesús o cualquier otra figura bíblica», explicaba en 2015 el investigador de vino del Centro Regional R&D de Samaria en la Universidad de Ariel, Eliyashiv Drori, en uno de sus estudios.
Su investigación, ha identificado 120 variedades de uvas únicas de la región, de las cuales sólo veinte son adecuadas para la elaboración del vino. Y es que los hallazgos arqueológicos de la época indican que, en aquel entonces, los vinos de poca acidez y concentrados eran populares en Judea, donde se cree que tuvo lugar La última cena y fue descubierta una jarra con la descripción: 'Vino hecho con pasas negras'. Esto último ha dado lugar a pensar que el vino fuera elaborado con uvas tintas, diluido con agua y condimentado con especias o miel, «siguiendo las costumbres existentes en la región de Palestina y Judea por aquella época». Sin embargo, otras teorías basadas en la tradición romana, apuntan a que el vino que bebió Jesús sería, «con cierto margen de error», un caldo denso y blanco, de cierto cuerpo, con un breve añejamiento, y una graduación alcohólica en torno a 13 grados procedente de las uvas parientes de la variedad Marawi.
Bajo esta premisa trabajan Bodegas Valdeana, situadas en la rioja alavesa, una de las tres subzonas de la Denominación de Origen Calificada Rioja, situada entre el río Ebro al sur y la sierra de Cantabria. Tras nueve años de trabajo, la bodega ha logrado cultivar la variedad de uva que fue fermentada en el vino que bebió Jesucristo en esa última cena: «Nueve años de trabajo e investigación nos han dado la certeza de que la variedad Marawi es la del vino que Jesucristo bebió en la última cena», detalla Juan Jesús Valdeana, decimotercera generación de este proyecto de viticultores y propietario de las bodegas.
La Marawi, es una variedad cultivaba originalmente en Belén y, considerada extinguida desde el año 220 d.C, ha sido revivida gracias a descubrimientos arqueológicos en templos judíos, donde se encontraron vasijas de barro en las que fermentaba el vino en el antiguo Israel: «Tenemos un terreno pequeño en Israel y otro aquí en España. Esta variedad estaba prácticamente desaparecida, porque los otomanos, conocido como el Imperio turco, no dejaron viñedos en la zona de Jerusalén. Creían que el vino era algo diabólico. Ahora se ha vuelto a cultivar, incluso se está vendimiando ya en un área muy determinada. Con los avances que hemos hecho en los últimos años, nuestra idea es que dentro de tres el proyecto haya concluido y se pueda beber en nuestra bodega el vino de Jesucristo. Es algo inaudito. En España hemos tenido tres líneas de trabajo e investigación de las cuales hay tres que fracasaron. Ahora toca esperar esos tres años. La investigación ha sido en todo momento muy exhaustiva».
Tanto es así, que ajeno a la cristiandad y lo que ha contado la historia, el vino de Jesucristo no es tinto como su sangre, sino todo lo contrario: «En contra de lo que se podía pensar en un principio, Marawi es una variedad de vino blanco. Su tonalidad es de un color amarillo verdoso, y aunque no es una tonalidad muy alcohólica, en nariz los aromas son muy florales y en boca tiene un punto de acidez fresca y atractiva. A mucha gente le choca este hecho aunque he de decir que en la Biblia se habla de vino sin especificar si es tinto o blanco», detalla Valdeana.
Por el momento, la bodega, que remonta su historia al año 1583, no pretende comercializar 'el vino de Jesucristo' aunque si lo hace, dice Juan Jesús, «será con fines benéficos».
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