«No tengas curiosidad, piérdete». Y bajo esa premisa del diseñador industrial y arquitecto italiano, Achille Castiglione, construyeron su historia: «Nuestro objetivo es divulgar y hacer comprender a los demás la necesidad del diseño como alternativa. El diseño ha de ser imaginado y pensado razonadamente, y su objetivo: ayudar a vivir mejor», explican a El Independiente José Cámara y Braulio Rodríguez, el dúo de diseñadores del estudio de interiorismo y «librería de arte», espacioBRUT.
Su estudio se ha convertido en noticia tras anunciar recientemente su traslado a Trasanquelos (Galicia), lugar donde celebrarán los más de diez años de trabajo que llevan a sus espaldas desde aquel 2009, cuando comenzaron a proyectar su futuro en un pequeño local de El Rastro en Madrid que acabó por convertirlos años después en toda una referencia de la calle Pelayo, la calle madrileña de la belleza y el diseño a medio camino entre Chueca y el barrio de Salesas: «Nos movemos para seguir desarrollando proyectos de interiorismo y continuar con la labor en la autoedición de muebles fabricados en España», nos cuentan. «Desde que nos situamos en El Rastro hemos ido evolucionando hasta posicionarnos en una tienda-estudio donde trabajar a diario. En nuestra trayectoria nos centramos en el interiorismo y el diseño como medio de vida, trabajo que desempeñamos desde 2009. Además de mobiliario, elegimos objetos que nos gustan y nos hacen la vida diaria más feliz. Como complemento indispensable de nuestra actividad, las obras de artistas y creativos de Nueva York, Copenhague, Oporto, Santiago de Chile o Valencia, entre otros, cuelgan de nuestras paredes en exposiciones continuadas. Todo ello es nuestro homenaje a la belleza y al trabajo de los creadores que nos han precedido. Empezamos en el rastro, sí, pero eso ya es muy antiguo. De allí pasamos a la Calle Pelayo. Nos sentíamos más cómodos e integrados dentro de la filosofía que queremos transmitir con nuestro trabajo».
Aunque ambos ya habían trabajado en interiorismo y diseño mobiliario, les atraía otra idea; crear una zona donde mostrar su obra, un lugar de culto para el movimiento moderno y el racionalismo americano y europeo, con la única finalidad de que sus muebles tenían que ser bonitos, prácticos y asequibles, y en definitiva, debían no sólo hacernos la vida más sencilla, sino también hacernos felices: «Nuestros muebles están diseñados para la vida diaria, para ser útiles, duraderos, bonitos y a precios razonables, teniendo en cuenta un largo proceso que muchas veces se queda en un croquis y la independencia que huye de tendencias. Esto nos permite establecer una estrecha relación con cada cliente. A la gente le gusta tocar el mueble e imaginárselo en su propio espacio y rodeado de otros muebles u objetos que bien podrían definir un espacio de vivienda, tal como los mostramos nosotros».
Ahora estacioBRUT cambia de localización. Y eso de «De Madrid al cielo» se convierte para el dúo de diseñadores en «De Madrid a Transaquelos», en el municipio de Oza-Cesura, en la provincia de La Coruña, Galicia. ¿La razón? El impacto económico que ha dejado a su paso la pandemia del coronavirus. «Madrid ya no nos apartaba nada».
Al igual que la mayoría de los sectores, la industria del diseño se ha visto obligada a realizar los cambios y ajustes necesarios para adaptarse a la llamada ‘nueva normalidad’ en su día a día, los cuales principalmente se han enfocado al teletrabajo y a un mayor soporte visual con los clientes: «Nacimos en plena crisis financiera, y es cierto que en ese momento tuvimos una gran aceptación entre un público que carecía de cultura de diseño. De alguna forma logramos sobrevivir al primer tsunami, pero no a este segundo. Hemos de decir que no cerramos nuestro local en la capital tras declararse la pandemia, sino antes, en una especie de premonición o llámalo como quieras. Meses antes de la pandemia, muchas persianas de la calle Pelayo cerraron para siempre, y la nuestra no iba a ser una excepción. Los alquileres comenzaron a subir y para muchos negocios la situación se hizo insostenible. Entonces nos trasladamos a Galicia y alquilamos una vivienda que convertimos en mitad casa, mitad tienda/estudio. Al principio teníamos visitas de clientes, pero con la llegada de la pandemia eso se acabó. La venta ha bajado muchísimo, pero sobrevivimos gracias a las ventas online y el movimiento de nuestras redes sociales. A la gente es algo que le ha venido de nuevas, pero para nosotros el teletrabajo existe prácticamente desde nuestros inicios. Simplemente nos hemos readaptado. Actualmente estamos centrados en el proyecto de rehabilitación de nuestra casa, en la que volveremos a montar estudio y quién sabe si tienda-galería. Pero es algo de lo hablamos a largo plazo».
Volver a lo local pensando en lo global
El diseño se está convirtiendo en una meta-disciplina o filosofía con la que abordar el desarrollo de cualquier proyecto bajo un marco, casi siempre, estratégico. Del diseño de objetos, y de la preocupación por la estética y la usabilidad, al diseño de servicios y organizaciones y a una preocupación por su eficacia y eficiencia. En otras palabras, pasamos de lo tangible a lo intangible, de lo simple a lo complejo y de las masas de consumidores definidos por sus preferencias o necesidades a las múltiples redes que generar pequeños nichos de mercado altamente diversificados: «Hoy en día todo funciona de una manera más global. Eso es algo positivo para nosotros en el sentido que nos da igual estar en una aldea gallega, en Madrid o en París. Evidentemente no es lo mismo tener un local a pie de calle donde la gente pueda conocerte y ver lo que haces, pero aún sin tenerlo existen formas de conectar, compartir o relacionar».
Quien vive del diseño, y bien, lo hace porque está muy bien apadrinado"
braulio rodríguez
En esta evolución eso sí, para Braulio y José, se genera en paralelo otro cambio esencial, y es que se pasa de diseñar para el usuario a diseñar con el usuario, y creen, con una importante carencia de la cultura en el diseño que asocian sobre todo, a Madrid: «No somos optimistas en la cultura del sector. Si te somos sinceros, te diremos que vemos el sector con los mismos ojos que hace diez años, cuando empezamos. Nada parece haber cambiado. La cultura del diseño prácticamente no existe, y quien diga lo contrario vive de ilusiones. Nosotros también lo hacíamos. Hoy en día quien vive del diseño y bien, lo hace porque está muy bien apadrinado. Por desgracia el talento pierde frente a la falta de crítica, de meritocracia. Todo va en favor de los amigos o conocidos. El panorama del diseño, al menos en cuanto a mobiliario se refiere es muy frívolo y todavía va en mantilla. Siempre oyes que si te caes te levantes. Nosotros nos hemos caído veinte veces y al levantarnos todo sigue igual».
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