Todo empezó en el 2019 cuando, cinco años después de la abdicación de Juan Carlos I, Álvaro de Cózar y Toni Garrido se preguntaron quién era exactamente aquel Rey al que, durante casi cuarenta años, España había venerado sin fisuras, pero que en cuestión de meses había caído en picado. Quién era de verdad Juanito, el “sucesor de Franco a título de Rey”, el artífice de la Transición, aquel chico que el pueblo consideró durante décadas un campechano. Algo bruto, sí, poco culto y no siempre inteligente, pero castizo y socarrón y simpático como nadie. Su historia había hecho correr ríos de tinta, pero él seguía siendo un enigma para muchos. Se habían publicado artículos, entrevistas y libros, pero aún había piezas sueltas. Demasiados silencios. Excesivos interrogantes incómodos.
Había que comenzar por el principio, volver a aproximarse al personaje desde cero, reconstruir la historia que se había contado mil veces pero que nunca había acabado de explicarse del todo. Y, sobre todo, había que conseguir que hablasen los que nunca habían hablado antes. Al menos, no en público. Rafael Spottorno, ex jefe de la Casa del Rey; Javier Ayuso, ex director de Comunicación de la Casa Real; Landelino Lavilla, un exministro de los tiempos de Suárez, el presidente del Congreso cuando el 23-F, el hombre al cual el propio Juan Carlos pidió que diseñara el proceso de abdicación. Y un largo etcétera.
Nunca antes un ex jefe de la Casa del Rey había hablado alto y claro delante de un micrófono
Álvaro de Cózar y Toni Garrido se propusieron lo que, en términos periodísticos, se consideraba un imposible. Una verdadera quimera. Nunca antes un ex jefe de la Casa del Rey había hablado alto y claro delante de un micrófono. La simple idea era inconcebible. Pero con tesón y un esfuerzo titánico, ellos lo consiguieron. Les ayudó —y mucho— un equipo de primer nivel, con la periodista Eva Lamarca (histórica del Vanity Fair y ahora también en Producciones del Barrio, la productora de Salvados), Yago Mendívil como director de sonido y Ale Acosta como responsable de música. El resultado fue un podcast de 10 capítulos, titulado X Rey, que se convirtió en un éxito. La audiencia fue descomunal y les concedieron un Premio Ondas.
Motivos para el triunfo, desde luego, tenían. La calidad del podcast era magnífica, con una mezcla de buena narración, rigor analítico, una presentación técnica exquisita y mucha exclusiva. Estaban los intríngulis de la abdicación y los negocios turbios, y también sus traumas de la infancia y la trágica muerte de su hermano. Se hablaba de cómo don Juan de Borbón y Franco jugaron con él como un peón y también se narraban sus amantes. Lejos de ceder al amarillismo o al puro chismorreo, presentaron la historia con todas sus matices y aristas. Ni era un panfleto monárquico ni tampoco una obra de propaganda comunista. Ni caía en la crítica de brocha gorda y el insulto facilón, ni tampoco se perdía en reverencias absurdas y justificaciones imposibles. Ni había exabruptos ni había almíbar.
¿Seguimos con la trama?
El último capítulo se estrenó el 14 de julio. “Justo al acabar, nos preguntamos: ¿y ahora qué? ¿Seguimos con la trama?”, me explica Álvaro de Cózar en una entrevista telefónica. La trama, desde luego, daba para una nueva temporada. Incluso varias. Pero llegaron a la conclusión de que debían dejar a Juan Carlos y centrarse en algo nuevo. Valoraron hablar de varios miembros de la familia real. Al final decidieron que lo mejor era centrarse en Felipe, el actual Rey, otro gran desconocido.
¿Qué se esconde tras un hombre que nació para ser Rey y que se ha tenido que formar para un destino que no ha escogido? ¿Cómo es un monarca que creció diciendo que su principal referente era su padre, pero que en un momento determinado tiene que alejarse completamente de él? ¿Cuál fue su rol en la abdicación? ¿Qué papel jugó la reina Letizia? ¿Cómo se salva, o se intenta salvar, una institución cuyo prestigio está por el suelo y cuyo valor pocos hoy en día entienden y, mucho menos, defienden? Éstas son algunas de las preguntas que intenta responder X Rey II, la segunda temporada del podcast, con siete episodios (de unos veinticinco minutos de duración cada uno) en donde se desgrana la historia de Felipe VI desde su infancia hasta el comienzo de su reinado. Los dos primeros capítulos han salido este mismo domingo en Spotify. Cada día a partir de hoy se encontrará una nueva entrega. El último capítulo se emitirá el 24 de diciembre, el día del discurso de Navidad del Rey.
—¿Qué nos puedes adelantar de ese episodio final?— le pregunto a Álvaro de Cózar.
— Es el episodio que llega al momento presente. En el podcast, la historia de Felipe se explica de manera lineal, aunque hay algunos saltos temporales. Ese último capítulo resume los últimos acontecimientos. Hemos tenido que trabajarlo hasta el último momento, porque la actualidad nos sobrepasaba.
Personajes que sirvan para contar el país
Alvaro de Cózar (Cádiz, 1977) vive desde hace pocos meses en Washington, donde es director creativo para TrueStory. Antes de cruzar el charco, cubrió conflictos internacionales para El País y fue periodista de investigación en Vozpopuli y El Confidencial. En el 2014 le otorgaron el premio Ortega y Gasset por un reportaje sobre los desahucios.
El 10 de marzo del 2015, leyó el artículo que Javier Ayuso publicó en El País sobre los negocios de Villarejo. “El comisario Villarejo participa en 12 sociedades con 16 millones de capital”, ponía el título. De Cózar, que llevaba, como toda España, meses escuchando de aquel tipo turbio, decidió entonces profundizar en quién era realmente aquel hombre que personificaba las cloacas del Estado. Empezó a investigar por su cuenta y, cuando tuvo la suficiente información, pensó en escribir un libro. Pero el formato no le acaba de atraer y pensó en otros: un documental, quizás, o por qué no, uno de esos podcasts que se estaban poniendo tan de moda. Optó por esta última fórmula y fue a ver a Toni Garrido, una de las voces radiofónicas más famosas de España y responsable de Animal Maker.
Siempre hay una persona, un personaje que sirve para contar el país
Lo que vino a continuación fue una “conjunción de astros”: Toni Garrido y Álvaro de Cózar sintonizaron, la historia tenía tirón y la plataforma Podium Podcasts iba a salir en breve. El resultado fue V, las cloacas del Estado, donde siguió los pasos de Villarejo. Luego vino Máster, sobre la dimisión de Cifuentes, que hicieron con eldiario.es.
En todos ellos parece haber siempre un denominador común: siempre hay una persona, un personaje que “sirve para contar el país”. X Rey no fue una excepción, como tampoco lo ha sido X Rey II, ambas en la plataforma Spotify. Me explica Edu Alonso, Head of Studios para Europa del Sur y del Este de Spotify, que X Rey “fue la primera producción original de Spotify en España”. “Queríamos acercar esta historia al público”, reconoce. “Pero hacerlo con rigor periodístico”.
Cuando X Rey apareció en Spotify, Juan Carlos acababa de huir a Abu Dabi. “Fue la mejor promoción”, explica Álvaro de Cózar. Ahora, Juan Carlos acaba de reaparecer en un partido de tenis de Rafael Nadal. Hace pocos días, se cerraba la investigación del fiscal suizo Yves Bertossa en la que no se pudo hallar un “vínculo suficiente” entre la donación de 100 millones dólares que le hizo Arabia Saudí en el 2008 y el otorgamiento de las obras del AVE a La Meca. “La familia real nos está haciendo el marketing del podcast”, reconoce Álvaro de Cózar entre risas.
Llamar a la Casa Real
Después del éxito de X Rey, mantener el listón era todo un reto. “Queríamos mantener los estándares”, explica De Cózar. “Y contar de nuevo con una producción de altísimo nivel”.
De nuevo, la fase de preparación fue intensa. “Hubo una primera fase más complicada, porque nadie quería hablar”, comenta De Cózar. “También nos pasó con el emérito. Pero entonces convencimos a unos cuantos personajes importantes. Creo que mucha gente creyó que había llegado el momento de hablar. Con el rey Felipe pasó algo parecido. Al principio hubo silencio y cayeron algunos testimonios. Pero en los últimos meses hemos dado con personas que se han puesto delante de un micrófono”. La lista, nuevamente, es impresionante: han hablado con el príncipe Konstantin de Bulgaria, primo y uno de los mejores amigos del rey Felipe (es padrino de la infanta Sofía); está Carmen Iglesias, miembro de la Real Academia de la Historia, que fue tutora del rey en su adolescencia; también Mónica Pérez, una compañera de clase en Georgetown; Juan Carlos Rodríguez Toubes, tutor del entonces príncipe en el buque escuela Juan Sebastián Elcano; Graciano García, promotor de la Fundación Príncipe de Asturias; y Hugo Arriazu, fotógrafo que fue acusado de terrorista por supuestamente mandar espiar a Felipe y Gigi Howard, la novia americana. Y eso sólo en los dos primeros episodios del podcast.
La familia real nos está haciendo el marketing del podcast
Con semejante elenco de invitados surge una pregunta obvia: ¿el Rey ha dado permiso? ¿Ha habido autorización de la Casa Real? Nadie en los círculos más cercanos a la monarquía habla sin que el monarca de su visto bueno o, como mínimo, esté enterado del asunto. Álvaro de Cózar me explica que Casa Real sabía que se estaba preparando un podcast sobre Felipe porque él mismo llamó para contarlo. Puntualizo: en realidad, se puso en contacto con Casa Real para pedir una entrevista con el soberano. “Por intentarlo, que no quedé”, me explica entre risas. Como era de esperar, le dijeron que no. “Casa Real tiene una política de comunicación bastante hermética y es muy reticente a conceder entrevistas”, apunta. Pero tampoco le pusieron pegas: “Me dijeron: “Entendemos que estáis con esto y que estáis haciendo vuestro trabajo””. Todo muy correcto y muy aséptico.
— ¿Qué le hubieses preguntado si hubieses tenido la oportunidad?
La institución tiene un problema de forma y contenido...mucha gente no sabe para qué sirve la monarquía
— Seguramente, le hubiese preguntado por la abdicación. Me hubiese gustado confrontar con él la información que tenemos. Saber, sobre todo, cómo fue aquel justo momento en que le rey Juan Carlos le comunicó que iba a abdicar. También me hubiese gustado hacerle preguntas sobre España, sobre cómo ve él el país, sobre todo porque España es un país muy cainita, muy dividido. Como ve él esto siendo, como es, el símbolo de un país muy desunido.
— ¿Cómo crees que reaccionaría si algún día se proclamase una república?
— Creo que el tipo está preparado para encajar cualquier cosa. Es bastante calmado, sabría encajarlo.
Encontrarle un sentido
“¿Crees que la Casa Real tiene una política de comunicación adecuada?”, pregunto. “Creo que el rey Felipe es consciente de que la institución tiene un problema de forma y contenido. De que mucha gente no sabe para qué sirve la monarquía, que qué es eso. Sobre todo tiene un problema para que las generaciones que no vivieron la Transición le encuentren un sentido”. Y prosigue: “Sabe, porque lo dicen todas las encuestas, que no existe un movimiento republicano organizado, pero eso de intentar ganar, o al menos sobrevivir, por incomparecencia de los contrarios es un profundo error”.
Uno de los temas que se trataron en 'X Rey' fue saber por qué los medios se callaron"
Alvaro de Cózar
En las generaciones anteriores, desde luego, todo era distinto. Uno de los temas que precisamente se trataron en X Rey fue saber por qué los medios se callaron. “A mí me llamó mucho la atención la entrevista que hicimos a Juan Luis Cebrián [primer director de El País y expresidente del grupo Prisa]. Fue entonces cuando comencé a entender muchas cosas que habían pasado. El periodismo que surgió de la Transición vio en el rey Juan Carlos a un aliado. Lo colocó en una estatua. En algunos aspectos, a lo mejor se lo merecía, pero el periodismo en aquel momento se olvidó de todo lo demás y no quiso mirar. Y también dio por conocido muchos asuntos. Todos eran amigos y se conocían. Y, claro, cuando no quieres mirar al tema de las amantes, por ejemplo, pues tampoco quieres mirar al hecho que algunas de esas amantes pueden tener negocios o intereses turbios”.
“Creo que fueron demasiado benevolentes con Juan Carlos”, puntualiza, “lo que no le ha hecho ningún favor. Muchos personajes en el podcast, como las crónicas de Zarzalejos, Iñaki Gabilondo o el mismo Cebrián, reconocen que se colocó una especie de cordón sanitario al rey”.
Ávaro de Cózar también me comenta que es un error caer en la cursilería en que incurren ciertos sectores mediáticos. Como cuando insistían, por ejemplo, en “llamar a Felipe 'el preparado'”. Es cierto que recibió una buena educación, pero el mote sirvió más como caricatura que otra cosa. “Hay que huir de estas prácticas y apostar por narraciones rigurosas, bien contextualizadas”, apunta.
Un buen tipo al que le apasiona la astronomía
Si no nos podemos acoger a muchas cosas que se han dicho hasta ahora de él, ¿cómo es él en realidad? ¿Qué se esconde tras la imagen que nos han intentado vender? De Felipe, desde luego, se ha escrito bastante, pero generalmente tan a rebosar de azúcar que resulta vomitivo. La biografía más completa sobre él mientras era príncipe —El príncipe, de José Aperazena (Plaza & Janés, 2001)— reforzó las versiones oficiales y presentó a un tipo tan perfecto que era imposible creer que existiera de verdad. Tan sólo hubo en su momento un libro ecuánime: el que escribió José Antonio Alcina y que, en el 2004, recuperó La Esfera de los Libros con el título Felipe VI. Así se formó el príncipe heredero. Allí destapaba que, lejos del ser inmaculado y repleto a rebosar de dones, Felipe había sido, en realidad, un niño muy mimado, acostumbrado a hacer lo que le venía en gana y al que hubo que meter en vereda.
Un rey sin ningún tipo de poder...tenemos a un hombre en una posición muy débil
Esta versión, mucho más certera, es la que transmite también el podcast X Rey II. También se explica su fascinación por la astrología, una afición que promocionó su abuela, la reina Federica. Este aspecto, precisamente, es uno de los que más llamó la atención a Álvaro de Cózar. “Tenemos a un personaje fascinado por las estrellas al que, sin embargo, le obligan a estudiar Derecho”, explica. Otro aspecto que destaca el director del podcast es su “prudencia hasta el límite”. También que es un rey sin ningún tipo de poder, pero no sólo porque sea un monarca parlamentario. “Tenemos a un hombre en una posición muy débil. Todos le tiran dardos, tiene las manos atadas, la institución no le deja hablar, y luego está la inercia que arrastra la Casa Real desde hace años y que hace muy difícil introducir cambios”. En conjunto, dibuja a un personaje que se ve, de sopetón, en “un tiempo que ha cambiado”. Ningún manual le sirve, todo lo que le habían enseñado había que desecharlo.
“¿Y Letizia?”, pregunto. “¿Qué papel ha jugado la Reina en todo este entramado?”. Le digo a Álvaro de Cózar, medio en risa medio en serio, que en un país donde parece que el deporte nacional sea meterse con Letizia, ellos en cambio han sido muy ecuánimes. “No pensábamos tirar al plato”, reconoce. “Es cierto que la hemos intentado tratar con un poco de empatía”. Y reconoce que, en su opinión, todo aquel entorno le debió resultar a Letizia al principio “todo un mundo”. “Un mundo que le debió chocar”. No se sabe hasta qué punto ella sabía todo lo que había. Además, como era periodista, su instinto le debió apremiar a hacer preguntas, algunas incómodas, en un ambiente donde la discreción y el silencio eran la norma. Desde luego, no debió ser fácil.
“¿Veremos XReina?”, le pregunto a Álvaro de Cózar. Él ríe. “Bueno, creo que Leonor es demasiado joven. Vamos a dejarla tranquila”. Edu Alonso, de Spotify, es de la misma opinión. “Hay que dejar descansar al tema”, comenta también riendo.
En el futuro, Álvaro de Cózar tiene otros planes. Está actualmente trabajando en su propio proyecto empresarial y también en otro podcast, que de momento se titula Hierba, y que irá sobre el cánnabis. Spotify, por su parte, tiene previsto deleitarnos en los próximos meses con un montón de novedades. “Estamos consolidando nuestra oferta en España, sobre todo apostando por la producción original, trabajando con por partners locales”, me explica Edu Alonso. Y, aunque no me desvela ninguna exclusiva, sí que me avanza que habrá productos para todos los públicos.
Habrá que estar muy atento.
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