Lo de la aguja y la cápsula no ha claudicado. No al menos en la era de la Generación Z que cambia a los Beatles y a Pink Floyd por el 30 de Adele o el Puta de Zahara. El vinilo vuelve a estar de moda.
En 2020, y a pesar del confinamiento y el cierre de las tiendas físicas por las medidas sanitarias, los españoles compraron 1.229.000 elepés de acetato, frente a los 1.338.000 del año 2019. Pero además, en esta misma línea y según la Industria Fonográfica Británica (BPI), las ventas de discos de vinilo en 2021 fueron las más altas de los últimos 30 años a pesar de los problemas de retrasos y demoras que ha experimentado el sector.
Y es que la escasez de materias primas, los retrasos en los transportes y el aumento de la demanda seguida de precios más altos, han provocado un colapso mundial de suministros en industrias como la de la alimentación, la textil o la de combustibles fósiles, llegando a afectar a productos tan concretos como los discos de vinilos. Según la revista especializada Mix Mag, «la abrumadora demanda en las plantas de prensado, el aumento de los costes de envío, la preocupante falta de materiales y el renovado interés de las discográficas multinacionales han llevado a un proceso de fabricación que ya estaba en declive hasta un punto de ruptura». Prueba de ello, es el gran atraso en la producción de vinilos a nivel mundial que recientemente y principalmente ha ocasionado la cantante de Rolling in the Deep.
Adele y su disquera realizaron un pedido de 500.000 copias de su nuevo álbum de estudio, 30. Durante varios meses de 2021, todas las grandes factorías de vinilos del mundo estuvieron fabricando a destajo solo uno: 30, del que Sony Music había encargado medio millón de ejemplares en dicho formato para poner a la venta el pasado 19 de noviembre: «El plazo de cuatro o cinco meses en la entrega es para todos, pero cuando una multinacional hace un lanzamiento grande, evidentemente todas las plantas están ocupadas con él», señala Eugenio López, copropietario de Mad Vinyl Music en palabras para El Independiente.
Eugenio colecciona vinilos y, desde hace menos de un año, también los fábrica en su empresa madrileña, una de las tres únicas que existen en España. Cada día salen de sus prensas 1.000 discos. Y aun así, no son suficientes para abastecer el mercado: «Hay escasez de plástico y cartón necesario para las portadas. Ahora mismo la sensación es que falta de todo. El vinilo sigue siendo PVC mezclado una resina especial que lo suaviza para que se pueda prensar una microranura. El problema no son las resinas, sino el plástico, que, como derivado del petróleo, se ha convertido en un material limitado. Pero eso no es todo, también hay escasez de cartón para las cubiertas. Las imprentas retrasan constantemente nuestras entregas. Si antes recibíamos nuestros pedidos en 24h, ahora el tiempo es de más de cuatro semanas. Se habla de que el mercado se empezará a regularizar en abril, pero hay quien habla de junio».
Sobre el caso de Adele, López defiende que no es un caso aislado: «Ya no te digo el caso de Adele. Su caso podría ser el de muchísimos otros artistas. El problema es que las multinacionales, incluso en España, están reeditando en vinilo fondo de catálogo de infinidad de artistas, con tiradas inmensas que provocan un tapón en el sector».
La venta del vinilo supera la del CD
Las ventas del vinilo superaron en 2020 las de Compact Disc (CD) en Estados Unidos por primera vez desde la década de 1980. Según un informe de la Asociación de la Industria de la Grabación de Estados Unidos (RIAA), los discos de vinilo representaron en 2020 un total de 619 millones de dólares en ventas de música, mientras que los CD generaron solo 483 millones de dólares.
Pese al tirón del vinilo, las estadísticas muestran que esto fue insuficiente para evitar la caída en 2020 de las ventas físicas (LP/EP, CD y otros), que se hundieron un 17,4 %.
El formato, que se inventó en los años 50, está viviendo un innegable resurgir, y pese a que en España está lejos el sorpasso al CD en cifras, la tendencia tras el ocaso del casete, la relativa decadencia del disco compacto y los ya olvidados reproductores de MP3, es clara: «Cuando el panorama parecía estar en una dirección muy determinada con la irrupción de la música bajo demanda por Internet, vuelve el vinilo».
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