Los Bridgerton regresan a Netflix. La segunda temporada de la serie basada en las idas y venidas de la familia Bridgerton en la Inglaterra de la Regencia nos volverá a deleitar a partir de este viernes en las pantallas. No estará el duque de Hastings, interpretado por Regé-Jean Page (lástima), y la acción se centrará esta vez en la vida amorosa de Lord Anthony Bridgerton, el hermano mayor, pero todos los elementos que nos deleitaron en la primera temporada --los trajes de época, los escenario de otra era, las tramas enrevesadas y la etiqueta trasnochada-- vuelven a estar presentes.
La serie más vista de la historia de Netflix
Recordemos que Los Bridgerton fue una pequeña revolución cuando la primera temporada se estrenó el 25 de diciembre de 2020: en los primeros 28 días de emisión fue vista por 82 millones de personas, lo que la convirtió en la serie más vista de la historia de Netflix, superando a auténticos fenómenos de culto como Gambito de Dama o Stranger Things. Muchos analistas apuntaron que semejante éxito radicaba en una combinación entre glamour a espuertas, una puesta en escena lujosa, un vestuario vintage pero con toques actuales, historias de amor edulcoradas y unas cuantas dosis de escándalos y mucho sexo. "Los Bridgerton es una mezcla de Orgullo y Prejuicio con Gossip Girl y Cincuenta sombras de Grey, pero con un enfoque más divertido y sexy", explicó Regé-Jean Page en una entrevista a Variety. La mezcla perfecta entre romance, frivolidad y decadencia, vaya.
Aparte, el timing era perfecto, en plena pandemia de coronavirus. "Creo que el hecho de que se lanzara el día de Navidad y en este tiempo particular de ansiedad en todo el mundo hizo que todo fuera perfecto", escribió Hugh Montgomery, periodista de BBC Culture. "es el tipo de serie de televisión para este momento, placentera y no demasiado agotadora intelectual o emocionalmente".
Además, supo conectar con el público joven de una manera inaudita hasta entonces: no sólo Bridgerton estaba basada en una popular saga literaria juvenil escrita por Julia Quinn, sino también el elenco de actores y actrices, los diálogos y los traumas estaban muy enfocados al público millenial y Gen Z, los nacidos entre 1980 y 2010. Incluso la banda sonora fue un acierto, con versiones instrumentales de Bad Guy de Billie Eilish, Wildest Dreams de Taylor Swift o Thank u, next de Ariana Grande.
Lo de la fidelidad histórica, por supuesto, brillaba por su ausencia, pero ni la productora Shonda Rhimes (Anatomía de Grey, Quién es Anna), ni el director Chris Van Dusen ni los guionistas dijeron nunca que se tratara de un documental. Había licencias, por supuesto, y eran más que bienvenidas.
Una trama simple y deliciosa
La trama de Bridgerton no era compleja: la deliciosamente etérea y elegante Daphne Bridgerton hace su debut en sociedad tras ser presentada a la reina de Inglaterra, la cual la nombra la estrella de la season, la temporada social de la aristocracia o, lo que es lo mismo, una sucesión de bailes para encontrar marido. Daphne quiere conseguir desesperadamente uno, pero también quiere que su matrimonio sea por amor y no por intereses económicos. Todo se complicará cuando aparece en escena Simon Basset, el muy atractivo duque de Hastings, un muy codiciado soltero que, sin embargo, arrastra un trauma desde la infancia: sus pésimas relaciones con su padre hicieron que se jurara a sí mismo que nunca se casaría ni tendría descendencia. Simon y Daphne idean un plan supuestamente perfecto: fingen estar enamorados para que ella atraiga a más pretendientes y a él dejen de atosigarlo. Pero sus planes se truncan irremediablemente y sus sentimientos serán más fuertes de lo que ambos habrían querido reconocer en un principio.
En paralelo a la historia de Daphne y Simon se crean tramas paralelas, todas ellas entrelazadas inteligentemente a través de un pequeño panfleto de chismorreos, el diario de Lady Whistledown, donde se hacen públicos los escándalos más ocultos de algunas de las familias más prestigiosas de Londres. Nadie sabe quién lo escribe y la joven Eloise Bridgerton, una de las hermanas pequeñas de Daphne, se encarga (sin éxito) de dar con la verdadera identidad de la reportera.
Sin el duque de Hastings
Cuando se hizo público que el duque de Hastings no iba a volver a aparecer en la serie sonaron todas las alarmas y muchos se apresuraron a predecir que era imposible que Bridgerton funcionara sin él. Pero se equivocaron: a pesar de que se echa de menos su presencia, la segunda temporada engancha tranquilamente sin él.
Por lo que ya sabemos, en los nuevos episodios hay menos sexo y más romance, más dosis de emotividad que de sensualidad. El gran protagonista ahora es Anthony Bridgerton (interpretado por Jonathan Bailey), el hermano mayor, el cual ha decidido que ha llegado el momento de sentar la cabeza y buscarse una esposa respetable. Se fija entonces en las deliciosas hermanas Sharma, Kate y Edwina, recién llegadas de la India. Edwina, la pequeña, es la nueva estrella de la season, bonita, inteligente y dulce, y en un principio Anthony se decanta por ella, pero no hay duda de que tiene más química con Kate, la mayor, con la que, sin embargo, choca continuamente.
Si en la primera temporada la trama se centraba en dos enemigos que acaban convirtiéndose en amantes, ahora se trata más de un triángulo lleno de secretos, malentendidos y cruces del destino. Nadie es quien parece ser: Kate (Simone Ashley) da unos misteriosos paseos a caballo y nadie sabe adónde va exactamente; Edwina (Charithra Chandran) parece dócil y sumisa, pero resultará que tiene más fuerza y entereza de lo que muchos podrían pensar y pondrá a Anthony en su debido sitio en más de una ocasión.
En esta temporada, además, vemos a un Anthony mucho más vulnerable emocionalmente, un Anthony que tendrá que enfrentarse a los recuerdos por la muerte de su padre y las enormes cargas que supuso para él convertirse en la cabeza de familia. Bajo esa fachada superficial y hedonista, de perfecto mujeriego y juerguista sin cabeza que vimos en la primera temporada, ahora descubrimos a un Anthony más maduro, un tipo que se tuvo que construir una fachada para hacer frente a sus responsabilidades pero que estaba vacío por dentro.
Sigue la búsqueda de Lady Whistledown
El resto de las tramas, por supuesto, también continúan, aunque ahora Daphne solo sale de refilón. Una de las más interesantes son las aventuras de Eloise Bridgerton (Claudia Jessie), una de las hermanas pequeñas de Anthony y Daphne, que seguirá en búsqueda de la verdadera Lady Whistledown. Cualquiera que haya visto la primera temporada ya sabe quién es (su identidad se desveló en el último capítulo), pero esto no es un obstáculo para que sus aventuras de detective no tengan gracia.
En realidad, Eloise se convierte en esta segunda temporada en una de las grandes protagonistas, con unos diálogos e interpretación muy maduros y con más peso en la trama. Ahora es más ácida y está más segura de sus convicciones feministas (ha descubierto a Mary Wollstonecraft), aunque también está más dispuesta a aceptar que puede enamorarse. Y de hecho, descubrirá a un joven llamado Theo Sharpe (Calam Lynch), un intelectual de origen humilde con el que tendrá mucho en común.
Con éstos y tantos otros protagonistas, los Bridgerton regresarán este viernes por la puerta grande. Es muy dudoso que vuelvan a repetir el exitazo de la primera temporada, pero no hay duda de que se convertirán enseguida en una de las series de máxima audiencia.
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