Los tiempos de pandemia por coronavirus fueron difíciles para todos, y el castillo de Windsor, a una hora en coche de Londres, no fue ajeno a los nervios y el estrés. Allí fue donde se confinaron la reina Isabel II y su marido, el duque Felipe de Edimburgo. Tan sólo un reducido núcleo de personas pudieron acceder a ellos durante cuatro meses. En palacio los llamaban el "HMS Bubble". Entre ellos estaba, cómo no, Angela Kelly, la Asesora Personal de la reina y, según cuentan en Buckingham, su confidente, una de las pocas personas fuera de su familia más cercana en la que realmente confía. Kelly, que vive en una casa en Windsor propiedad de la corona, es una de las pocas privilegiadas que puede decir que recibe habitualmente a la soberana para tomar el té. Al parecer, ambas disfrutan de una tranquila taza de Darjeeling mientras hablan, según Kelly, de "ropa, maquillaje y joyas".
Oficialmente, Angela Kelly es quien se encarga, entre otras cosas, del vestuario de la soberana. Incluso le diseña y le cose ella misma algunos de los trajes que lleva Isabel II (el vestido amarillo que la reina llevó a la boda del príncipe Guillermo con Kate Middleton lo diseñó y creó ella). Sin embargo, es mucho más. Sin ir más lejos, durante la pandemia fue la responsable de la real cabellera: desde marzo del 2020 y durante cuatro meses, fue ella quien lo lavaba una vez por semana, ponía los rulos y se encargaba de darle la característica forma que se ha convertido en icónica. Lo cual no fue en absoluto sencillo: Angela no es peluquera de formación y tan sólo había peinado a la reina una o dos veces antes de la pandemia. Y fue en el yate Britannia, durante las vacaciones, con lo que su resultado se pudo mantener en la intimidad. O, al menos, lejos de las cámaras de los fotógrafos.
Durante las primeras semanas, a Angela Kelly le temblaban las manos, pero Isabel II, consciente de los nervios de su amiga, se encargó de darle indicaciones de cómo ponerle los rulos. Sin embargo, una vez pasaron unas semanas, la soberana no paró de darle órdenes: "No hagas eso. Cambia lo otro. Así, ahora, ahora está bien". Angela Kelly acababa aquellas sesiones necesitando un gin tonic. Una vez, mientras la reina estaba bajo el secador (una de esas antiguas campanas que cubrían toda la cabeza), Angela le llegó a decir: "Me voy a tomar un trago porque esto es muy estresante". La reina le dio su permiso. Y se lo volvió a dar al cabo de una semana, porque aquello, aparentemente, se tornó en una costumbre. Cada vez que Angela Kelly le ponía los rulos y dejaba a la soberana bajo el secador, ella se iba a por el combinado alcohólico.
Haciendo gala de su gran humor, la reina Isabel II no sólo se reía con todo aquello, sino que incluso dio su consentimiento para que se publicara. Angela Kelly, que hace años, en el 2019, ya sorprendió a todos publicando un libro sobre su trabajo donde explicaba con todo lujo de detalles cómo era la vida en la Corte (The Other Side of the Coin. The Queen, the Dresser and the Wardrobe), ahora saca una nueva edición del volumen con un nuevo capítulo donde desvela cómo fue la vida de Isabel II bajo el confinamiento.
Y el texto, nuevamente, se recrea en los detalles. Por ejemplo, explica cómo se vivió la muerte del duque de Edimburgo y cómo, justo después del funeral, la reina no dijo nada a nadie y, en total silencio, fue a sus aposentos en Windsor y se encerró.
De orígenes muy humildes
A pesar de vivir ahora en palacios, Angela Kelly asegura que no ha cambiado. "Vengo de un ambiente humilde y espero seguir siendo humilde", reconoció en una entrevista. Sus padres eran trabajadores que vivían en circunstancias modestas: su padre, Thomas Bradley, era camionero; su madre, Teresa, enfermera. Angela nació en un barrio obrero de Liverpool (el apartamento donde vivía era de protección oficial) y no completó su educación (dejó el colegio de muy joven). Pero su falta de título no quiere decir que no tenga habilidades notables. Las tiene, y muchas. Su madre le enseñó a coser de pequeña y, con los años, se ha convertido en una modista realmente buena. La reina lleva sus diseños (y tienen todos un patronaje impecable) y la firma Alison Pordum contrató recientemente sus servicios para llevar al gran mercado algunas de sus creaciones.
Tres veces casada
A pesar de la confianza de la soberana, y de su profesionalidad a raudales, muchos en Buckingham alzaron la ceja extrañados cuando supieron que Angela Kelly había estado casada tres veces.
Pero a Isabel II no le podría importar menos. De hecho, en el 2006 nombró a Kelly miembro de la Real Orden Victoriana (luego la promocionaron a Lieutenant de la misma orden), un honor que la reina solo concede a aquellas personas que más han hecho por ella. También le ordenó que enseñara a Kate Middleton cómo debía vestirse adecuadamente como miembro de la familia real. Al parecer, Angela Kelly asesoró a la duquesa de Cambridge sobre qué ropa y joyas debía llevar en un viaje oficial por Australia en abril del 2014. Lo que demuestra, una vez más, que Angela Kelly tiene toda la confianza de la soberana.
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