Años 20. El más puro Hollywood reunía los vestidos y trajes más deslumbrantes, portados por los actores más reconocidos y respetados del cine en un mismo lugar. Lo hacía en el Egyptian Theatre con motivo del estreno de Robin Hood, y su pasarela fue una larga moqueta que sirvió de escaparate para demostrar que, aquel 18 de octubre de 1922, Douglas Fairbanks y Wallace Beery estaban por encima del resto de mortales. Con una postal de glamour y sin tocar el pavimento aquellos solicitados estadounidenses distinguieron su estatus social, sin saber que marcarían el principio de una firme tradición.
El invento se sofisticó y rápidamente llegó a los Oscar (1961). A la alfombra carmesí se añadió el photocall, repleto de fotógrafos, con una pared de fondo plagada de nombres de patrocinadores que mantenían -y lo siguen haciendo- el evento. "La idea del glamour se asoció instantáneamente con la alfombra roja. Para los actores, todo giraba en torno a ellos, y eso es lo que ama Hollywood", decía Amy Henderson, historiadora de la National Portrait Gallery, en Washington.
Pero para ser francos, Sid Grauman no fue pionero en desplegar una larga alfombra por la que se pudiera pasear. El primer registro data en la epopeya griega: La Orestiada, escrita por Esquilo en el año 458 a.C. Agamenón regresa de la Guerra de Troya y Clitemnestra, su vengativa mujer, exige que se cubra el suelo que él pisa con su caballo, se hizo con una alfombra roja.
Ya que en aquellos tiempos el color púrpura era muy difícil de sintetizar por proceder de la secreción seca y en polvo de un molusco que habitaba una pequeña zona del mar Rojo y que, por tanto, era exclusivo -solo la gente de mayor poder adquisitivo podía ser accesible a él-, se dice que la alfombra roja estaba a los pies de los dioses.
Este emblema tan característico ha seguido siendo sinónimo de un alto estatus en los siglos XX y XXI. En 1821, la llegada del quinto presidente estadounidense James Monroe estuvo marcada por el despliegue de una alfombra roja junto a su barco fluvial. Después de este evento, la alfombra roja se convierte en un habitual en eventos de alto perfil. Como seguimiento del aumento de su popularidad, en el siglo XX aparece la frase "tratamiento de alfombra roja". Así Railroads decidió aprovechar este detalle para que los pasajeros de primera clase se sintieran especiales. Un exclusivo tren expreso de The New York Central Railroad de 1902 utilizó una alfombra roja para dar la bienvenida y guiar a los viajeros en el tren 20th Century Limited. Ellos fueron quienes la popularizaron.
También se han encontrado muestras en Siberia que datan el siglo V y anteriormente.
La alfombra roja: la importancia de la visibilidad
Y así fue como cine, alfombra roja y estrellas comenzaron un 'trimonio' perfecto que ahora, gracias a las redes sociales, está viviendo una segunda edad de oro. Piti Alonso, organizador de eventos, declara para LaSexta Noticias que “antes, la foto salía en diez medios. Ahora, si tienes un millón y medio de seguidores, pues un millón y medio de seguidores que verá esa foto”. Con la ayuda de los influencers la 'pasarelas púrpuras' todavía llegan a más gente. Alonso añade que "ahora hay alfombras rojas únicamente destinadas a influencers". Ellos se han convertido en la cara visible del marketing, consiguiendo llegar a premiers, premios importantes, estrenos y pre estrenos.
Por eso muchos, conscientes de su visibilidad, han utilizado la alfombra roja para lanzar sus mensajes. En 1993, en plena pandemia del SIDA, la alfombra roja de los Oscar se llenó de lazos rojos. En España se piden más papeles para mujeres. Y en Cannes en 2016, Julia Roberts paseó descalza como protesta a la etiqueta impuesta por el Festival que obliga a las mujeres a llevar tacones.
En esta última edición, una activista ucraniana protestaba desnuda por las violaciones que se estaban cometiendo en su país, tras la invasión de Rusia. Un suceso que el Festival no toleró, 'placándola' para taparla y sacarla de los flashes.
Durante décadas, la pasarela no sólo ha sacado a relucir a los codiciados actores, si no que además ha servido como una pantalla a la visibilidad, una oportunidad para enseñar lo que verdaderamente ocurre sin necesidad de maquillarlo.
Hoy en día, la alfombra roja recibe tanta atención como la parte principal del evento. Esta también tiene sus propios anfitriones que preguntan a los invitados '¿A quién estás llevando?' El frenesí de los medios de comunicación a su alrededor financia empresas enteras. Hay diseñadores que se especializan en moda de alfombras rojas, colecciones separadas de alfombras rojas, estilistas de alfombras rojas e incluso ofertas de pay-to-wear (pagar por llevar). Es decir, a los nombres más importantes del mundo del espectáculo se les paga por ponerse vestidos de diseñador en esta codiciada alfombra. De un camino fatal a un sinónimo de glamour, no hay duda de que la alfombra roja ha recorrido un largo camino.
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