La escritora Milena Busquets acaba de publicar Las palabras justas, unos diarios en los que afina su particular voz y en los que reconoce "un trabajo de precisión" para intentar "transmitir" sus experiencias a lo largo de 2021, porque, según asegura a Efe, "si nadie se refleja en ellas", es un fracaso como autora. Así lo reconoce la autora (Barcelona, 1972) en una entrevista con Efe desde la Feria del Libro de Madrid: un evento que le gusta y le "divierte”, pero que, asegura, también le genera "cierta aprensión".
"Es mucha presión de repente. Sobre todo con lo que yo escribo, que es tan íntimo, y viene gente que se ha sentido muy identificada, que ha entendido el libro, y me da miedo que piensen que soy un desastre. Pero bueno, después siempre va bien y es maravilloso", añade Busquets, que se convirtió en un éxito de ventas con su primera novela, “También esto pasará”.
Su último libro, Las palabras justas, es un diario con más de un centenar de entradas que "conecta" con sus dos obras anteriores, Gema y el exitoso También esto pasará, enmarcadas en el género de la autoficción, y en el que cada frase está "muy trabajada".
Defensora de la precisión, Busquets asegura que, si bien sus libros son "cortos" y no superan las 200 páginas, tienen tanto trabajo como “los de una persona que escribe "300 o 350". "Mi trabajo es de condensación y de precisión", apunta al tiempo que reniega de la obra de aquellos escritores que "tienen la tentación de alargar" sus buenas ideas "más de la cuenta".
"Si puedes desarrollarla (esa idea) bien en 15 páginas, ¿por qué alargarla más? Hay libros que tienen 3.000 páginas y son increíbles, pero hay otros que están llenos de paja", añade.
"Y pienso que la paja, en el arte, estorba. No me gustan las florituras", reconoce. "En la literatura -agrega- no solo en los diarios o en los libros de autoficción, me gusta la exactitud, la brevedad, la concisión. En eso se une bastante con el periodismo".
El libro, publicado a principios de junio, revela extractos de la vida de Busquets, tanto de su trabajo como escritora como de su día a día: "mi casa, mis dos hijos, la compra", enumera a la vez que reconoce en su cotidianidad los horarios de "cualquier mujer normal" de su edad.
"Pero también hay una parte sobre mi trabajo, sobre las muchas horas que dedicamos a esto. Y hay reflexiones sobre lo que es estar firmando libros, equivocarte de nombre o estar nerviosísima", dice además de referirse a su experiencia en eventos como la Feria del Libro de Madrid, a la que dedica unos párrafos en su libro.
"Escribir es un trabajo extraño, porque pasas del aislamiento más absoluto, de estar en tu casa sola durante meses o años, a una exposición muy directa y cercana con gente que te lee, gente que quiere hacerte preguntas (...) Y eso a mí me desequilibra un poco, porque es un cambio muy radical", explica.
En cualquier caso, Busquets asegura que el miedo es fugaz y que sus encuentros con lectores son siempre "maravillosos". "Al final escribes para eso, para transmitir una experiencia y para ver si alguien se refleja en ella. Y si nadie se refleja es un fracaso, por muy especial que sea, por muy original, largo o muy bien escrito que esté", expresa.
Busquets también incide en la importancia de que las escritoras depuren sus obras: "Ser mujer significa que todo nos va a costar un poco más", asegura. "Escribir cuesta y, por tanto, cuesta más que te lean. Muchos escritores y críticos te dirán que no es cierto. Pero no solo les leen más, sino que les toman más en serio", dice.
"Hay que hacer un trabajo extra siempre. Si eres mujer y escribes de temas que se consideran femeninos, sobre la intimidad, tienes que ser realmente buena", añade.
Y pone de ejemplo a Annie Ernaux, autora francesa ganadora, entre otros, del premio Formentor en 2019. "Ya tiene 82 años -explica- y es ahora cuando se la empieza a tomar en serio. Su obra ha sido motivo de escándalo por hablar de una forma tan cruda de su intimidad, incluso motivo de burla, cuando su intimidad ha resultado ser un artefacto literario perfecto".
"Si la intimidad no forma parte de la obra, no se ha puesto toda la carne en el asador", concluye la autora, que, aunque ya se encuentra trabajando en otros proyectos literarios, sigue ahondando en su labor como diarista.
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