Durante el Jubileo de Platino, las celebraciones por los setenta años de la reina de Inglaterra en el trono, aparte de Isabel II saludando desde el balcón del palacio de Buckingham, la otra imagen icónica que muchos querían ver era la de a Harry y Meghan, duques de Sussex, de nuevo en Londres y rodeados de la familia real. Una imagen que se ha hecho esperar dos años y muchos creían, a estas alturas, casi imposible.
La última vez que se vio a los Sussex con el resto de la familia en un acto oficial fue en un acto en la abadía de Westminster en marzo del 2020. Harry y Meghan regresaban de Canadá, adonde habían partido a toda prisa desde Londres (luego supimos que fue porque Meghan había tenido pensamientos suicidas y quería tratamiento lejos de Inglaterra). El encuentro con el resto de la familia real fue frío y distante: Harry y Guillermo apenas se dirigieron la palabra y las cuñadas, Meghan y Kate, tan sólo se dijeron hola. Poco después se anunciaba el llamado "Megxit": Harry y Meghan anunciaron que dejaban oficialmente la familia real y se mudaban a Estados Unidos.
A pesar de que la distancia entre Harry y su familia, sobre todo con su hermano, sigue siendo muy grande (y se ha agrandado notablemente después de la entrevista de Harry y Meghan con Oprah Winfrey), la soberana insistió mucho en que quería una imagen de unidad familiar en su Jubileo de Platino y Harry y Meghan salieron de su ostracismo voluntario en Los Ángeles para tomar un avión y plantarse en Inglaterra junto con sus dos hijos, Archie (de 3 años) y Lilibet (de uno).
Se sabe que los cuatro partieron del aeropuerto de Santa Bárbara, en California (presuntamente en un jet privado) y que aterrizaron en el aeropuerto de Farnborough, en Hampshire. Según ha informado el Daily Mail, un Land Rover negro y un Volkswagen de la Casa Real los estaban esperando en la pista para llevarlos a Frogmore Cottage, la casa cercana al castillo de Windsor donde vivieron después de casarse y hasta que se mudaron a América.
El gesto de los coches era importante: Harry se había quejado de que su mujer y sus hijos no tenían protección en Inglaterra, por lo que no podía llevarlos. Recordemos que Archie no pisaba Inglaterra desde hace casi dos años y que la pequeña Lilibet no había ido nunca. Ni la reina ni el príncipe Carlos la conocían aún en persona. Sin embargo, según han informado varios medios de comunicación, cuando Harry estuvo recientemente (en abril) en Inglaterra para ver a su abuela, recibió promesas de que su familia estaría debidamente protegida durante el jubileo. Y así está siendo.
En el "Trooping the Colour"
No tuvimos ocasión de verlos hasta el jueves por la mañana. El acto del "Trooping the Colour" con el que comenzaba el Jubileo consiste en un desfile de carrozas portando a la familia real desde el palacio de Buckingham hasta el Horse Guard's Parade, seguido por un gran desfile militar, y un nuevo desfile de carrozas de vuelta, una salida al balcón de palacio y un saludo a la multitud.
Estaba de antemano descartada la presencia de Meghan y Harry en las carrozas que partieron de palacio, mucho menos en el balcón de Buckingham (eso se reserva para los "royals" en activo), pero Isabel II insistió en que Harry y Meghan participaran de algún modo en la ceremonia del "Trooping the Colour". Así que ambos tomaron un coche y se dirigieron al Horse Guard's Parade, la gran esplanada donde se realiza el desfile militar. Allí, desde un edificio con grandes balcones a la esplanada, los pudimos ver finalmente, aunque tan sólo fuera de refilón.
Meghan iba vestida con un vestido de manga corta y escote tipo barco y con un gran sombrero blanco con un fastuoso lazo (obra del milliner Stephen Jones). Harry iba con chaqué y no con uniforme militar. Aunque ambos intentaron mantener un perfil bajo, se les vio divertirse con las nietas de la princesa Ana (la hija de la reina).
En el servicio de Acción de Gracias
Si el jueves apenas pudimos ver a Meghan y Harry, el viernes por la mañana pudimos disfrutarlos mucho más. Por la mañana se celebró un gran servicio religioso de Acción de Gracias en la catedral de San Pablo, uno de los actos más importantes del jubileo y al cual estaba inicialmente previsto que acudiese la reina. Sin embargo, el día anterior por la tarde Buckingham informó que la monarca no se encontraba del todo bien y no se veía con fuerzas. Así que nos hemos quedado con las ganas de verla.
Meghan y Harry aparecieron muy sonrientes en la escalinata de la catedral, y eso que algunos entre el público los abuchearon al principio. Meghan iba muy elegante con un vestido-abrigo crema de Dior y un sombrero de Stephen Jones. Él llevaba chaqué y condecoraciones militares.
A su llegada, fueron saludados por el Lord Mayor de Londres y luego entraron en el templo, donde tomaron asiento al lado de las princesas Eugenia y Beatriz, las hijas del príncipe Andrés. Éste último, por cierto, no va a tener ningún protagonismo en la celebración del jubileo: además de que está apartado oficialmente de todo acto oficial por sus recientes escándalos, resulta que ha dado positivo de coronavirus.
Los últimos en llegar a la catedral fueron los duques de Cambridge (Kate y Guillermo) y, minutos más tarde, el príncipe Carlos y su esposa, Camila. Los servicios de protocolo se aseguraron esta vez que no hubiera un encontronazo tan incómodo como el protagonizado por los Cambridge y los Sussex hace años en Westminster. Con mucho tacto, ambos matrimonios fueron sentados con la suficiente distancia.
Fiesta de cumpleaños de Lilibet
Otros de los grandes acontecimientos del jubileo, aunque éste será a puerta cerrada, será la celebración el sábado del primer cumpleaños de la pequeña Lilibet, la hija de Harry y Meghan. Se sabe que habrá una pequeña fiesta de cumpleaños en Frogmore e incluso es posible que se acerque la mismísima reina a pasar un rato. Guillermo y Kate no estarán (estarán de viaje oficial por Gales) y no se sabe si los pequeños príncipes Jorge, Carlota y Luís de Cambridge se acercarán a ver a sus primos.
Dicen que la reina está deseando que llegue esta fiesta el sábado para poder pasar algo de tiempo con Harry. Para ella, sin duda, será uno de los grandes acontecimientos del jubileo.
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