Barbate, Cádiz, allí están los mejores años de la vida de JJ Benítez. Desde su infancia hasta su edad adulta están impregnadas de la fina arena de las playas de esta pequeña localidad gaditana. En Barbate vivió sus mejores años con Blanca, su mujer fallecida en 2021 tras sufrir el proceso de un doloroso y fulminante cáncer que puso fin a una relación de 40 años.
Hasta Barbate hemos ido con el autor de la saga superventas de El Caballo de Troya para hablar de En Blanca y Negro (Planeta), un cuaderno de bitácora por el doloroso trance de la enfermedad y el duelo. “Es un diario de una situación muy complicada, muy extrema, donde se cuentan los 280 últimos días de la vida de Blanca, mi mujer, con un cáncer muy intenso en el vientre y con muchos momentos de esperanza de querer remontar, de luz, de oscuridad y que, al final, no pudo superar”.
En Barbate, Blanca y JJ Benítez vivían en una casa muy afín a sus creencias e investigaciones. “La casa la diseñé yo en forma de OVNI, con sus patas. Me pareció una forma de agradecer el haberme dedicado tantos años a la investigación y se construyó y está ahí en forma de OVNI. Lo que pasa es que luego ya nos fuimos, la vendimos y nos fuimos del sitio”, relata. La casa fue objeto de peregrinaje de los miles de admiradores del escritor que, entre todos sus libros publicados, ha superado los 9 millones de ejemplares vendidos.
El autor se desnuda en En Blanca y Negro relatando muchos episodios de su relación con su mujer, mostrando sus temores y arrepentimientos por cosas del pasado que ahora hubiese hecho de otra manera. Durante la enfermedad de Blanca, además de buscar opiniones médicas diferentes, recurrió a lo que denomina el Padre Azul, uno de los creadores del universo, así como a sus Primos, los extraterrestres. “Llega un momento en que la desesperanza es tan importante que recurres a cualquier método, cualquier persona, a lo que sea. Hubo en esos 280 días situaciones muy amargas. Yo recurrí al Padre Azul, recurrí a mis Primos, a todo lo que pudiera echar una mano y una segunda opinión. Los médicos le dijeron que se podía operar, pero Blanca no quiso y siempre me quedaré con la duda”, confiesa.
Las creencias de JJ Benítez no siempre eran compartidas por Blanca, pese a décadas de convivencia y viajes por el mundo. “Ella estaba convencida, porque además los había visto, que el fenómeno OVNI es real, que son muchas civilizaciones las que nos visitan. Ella tuvo la ocasión de ver una nave. En otros temas tenía dudas, lógico. De la vida después de la muerte no estaba segura, aunque había visto y oído muchos testimonios de personas que nos contaban cómo habían hablado con personas muertas y familiares. Ella tenía dudas que ya están resueltas”, afirma.
JJ Benítez no tiene miedo a la muerte, no le importaría morirse, tiene la seguridad de que hay más existencia después. “Para mí está en una dimensión que no conocemos, en un lugar físico, pero en otra dimensión. Creo que ya está bien, está viva, está físicamente viva y -me imagino que, por fin- definitivamente feliz”, afirma. “Estoy convencido al 150% Blanca está viva, como toda la gente que muere. Es decir, pasa un plano o una dimensión que no conocemos física. Y esta viva y está bien feliz. Yo creo que ahora, feliz de verdad”, confirma.
El periodista y escritor espera que su libro ayude a otras personas que viven experiencias parecidas, tanto por el proceso de la experiencia de la enfermedad como por la certeza de la vida más allá de la muerte. Su certeza procede de sus investigaciones realizadas durante años, décadas recogiendo testimonios de personas de todo el mundo y de distintas culturas hablando de experiencias iguales sobre la vida después de la muerte.
A esas certezas se han sumado señales que, afirma, Blanca le está enviando desde otra dimensión. La más intensa ocurrió en su asa. “Yo le pregunté en mis pensamientos si me seguía amando igual, si me seguía queriendo y en ese momento oigo un ruido, me acerco a la parte de atrás de mi despacho, donde hay una biblioteca con diez cuadros y veo que se ha caído un cuadro. Entonces lo recojo y en el cuadro hay un papelito. Un mensaje que escribí en el año 90 y escondí en la Isla de Pascua y que ella encontró en el año 93, cuando volvimos. En el mensaje pone:
Tan lejos y tan cerca. Aquí también te amo.
Me quedé muy asombrado”.
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