Todo sigue igual salvo aquella jauría de la jet set que usurpaba las revistas y deslumbró en la década de los 80 y los 90. Porque la Marbella actual sigue teniendo en primera fila a millonarios que descorchan botellas de cava en reservados de lujo y juegan al golf. Pero ya no rastro de los Bismarck o los Thyssen-Bornemisza, ni de las visitas de Liz Taylor, Brigitte Bardot, la cantante Liza Minelli o el Príncipe Rainiero. Marbella dejó de ser exclusiva cuando en 1991 llegó al poder Jesús Gil (El Burgo de Osma, 1933 - Madrid, 2004), que se alzó con la alcaldía durante más de diez años. "No les gustaba aquel personaje", afirma András Lanza, fotógrafo durante años de la vida social marbellí.
La jet set empezó a irse y la ciudad de las mil y una noches y la movida veraniega de la costa del sol, que no se atenía a ninguna norma social de lo que existía en España, se bañó en el barro de los escándalos del gilismo y más tarde, de Julián Muñoz, Isabel Pantoja y Juan Antonio Roca con el caso Malaya. Desde entonces hay quien dice que Marbella quiere ser normal, y quien ve el rostro de los dj, la música y el resurgir -a medias- de la noche marbellí, en el Festival Starlite o en las fiestas privadas donde los paparazis son Instagram. A su manera. Porque lejos de ser la Marbella «llena de prostitutas, lesbianas y drogadictos» de la que hablaba el presidente por aquel entonces del Atlético de Madrid, Starlite ha conseguido edición tras edición, consagrarse como el proyecto empresarial que ha revolucionado -que no devuelto ni imitado- la manera de gestionar el ocio y la cultura marbellí.
Considerado el mejor festival boutique de Europa, el festival Starlite Catalana Occidente regresa este año con su undécima edición, en "una cita única para aquellos que quieren disfrutar de conciertos cercanos e íntimos en un lugar incomparable dinamizador de destino y generador de contenidos", apunta su fundadora, Sandra García-Sanjuán.
La nueva edición daba el pistoletazo de salida este sábado con el concierto de C.Tangana, que volvía al escenario del festival tras su primera visita en 2018, cuando empezaba su carrera, para poner en pie a todos los asistentes de la cantera. Pero tras él, llegarán otros como José Mercé, Chucho Valdés, Pablo Alborán, Juanes, Maluma, Jessie J, Joan Manuel Serrat, Raphael, Christina Aguilera, Hombres G o Dani Martín.
La XI edición del festival obtendrá, según la organización, un impacto económico de 227 millones de euros como consecuencia principalmente del récord de visitantes que asistirán a él, que se prevé que supere las 350.000 personas, de las que la mitad serán españoles, pero el otro 50% llegará de hasta ochenta países diferentes.
Este impacto económico supondrá un crecimiento del 24% con respecto a los datos cosechados en el 2019, cuando se celebró la última edición de Starlite antes de la pandemia, que alcanzó los 183 millones de euros y los 281.427 asistentes. Además, este año, cuenta con una gran inversión tecnológica, «una pantalla gigante en la grada, que va para toda la parte del lunch, y van a pasar muchas cosas ahí: muchos contenidos, realidad aumentada, realización en directo, mucha tecnología».
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