Llegó el plato fuerte de la Cumbre de la OTAN. Nunca mejor dicho: esta noche, el Palacio Real de Madrid ha lucido sus mejores galas para ofrecer una cena de Estado a los dignatarios internacionales presentes en Madrid. Del matrimonio Biden a los Macron, de Boris Johnson a Ursula von der Layen y el secretario general de la Alianza Atlántica, Jeans Stoltenberg, pocas veces tenemos la ocasión de ver en palacio a tantos líderes juntos.
Hemos de recordar que esta es la segunda vez que España acoge una cumbre de la OTAN (y, por tanto, una nueva cena de gala por tal motivo). La primera fue en 1997, en una reunión de alto voltaje diplomático que adoptó la decisión de invitar a la República Checa, Polonia y Hungría a iniciar conversaciones de adhesión (eran los primeros países de la ex Unión Soviética que se unían a la Alianza).
Repetir como país anfitrión de una cumbre es algo poco frecuente (sólo seis países lo pueden decir), por lo que nada podía fallar. Y, desde luego, desde Patrimonio Nacional se han esforzado de lo lindo para que todo estuviera perfecto. No se veía un despliegue semejante de efectivos desde que el Palacio Real albergó, en diciembre del 2019, a los dignatarios participantes en la cumbre del clima COP25.
No sólo eso: después de que desde estos artículos llevase meses pidiendo una comunicación más dinámica y moderna en este tipo de actos, Patrimonio Nacional parece que me ha hecho caso y ayer colgó en Instagram un vídeo con todas las preparaciones que se han llevado a cabo en el Palacio Real (¡y con buena música ambiental!). ¡Bien! ¡Muy bien!
Un menú de vanguardia del chef Paco Roncero
Pocas horas antes del comienzo de la cena de gala, se hacía público el menú, elaborado por el prestigioso chef Paco Roncero (Premio Nacional de Gastromonía 2006, dos estrellas Michelin y tres soles Repsol).
La combinación elegida consistía en trece aperitivos iniciales, un plato principal y un postre. Los aperitivos iban de lo más tradicional (buñuelo de bacalao, tortilla de camarón, sardina marinada con salsa romescu) a lo más moderno: aceituna esférica, brioche de atún rojo a la mostaza antigua, ceviche de corvina con leche de tigre, air bag de picaña, bogavante con sopa de aceite y pomelo rosa, taco de ternera glaseada, gilda de salmón ahumado, croqueta de gamba al ajillo, kikos con guacamole y gazpacho al aceite de albahaca.
Como plato principal, los invitados han podido degustar una merluza con salsa menier, tapioca y huevas de trucha. El postre ha sido una espuma de coco con granizado de menta y fruta de la pasión. Desgraciadamente, no conocemos los vinos que se han servido.
Horarios europeos
Por una vez, la cena no ha comenzado a las tantas y estaba previsto que comenzara a las ocho y media, una hora muy europea (aunque finalmente comenzó a las nueve y diez minutos). Una hora antes, a las siete y cuarenta, veíamos aterrizar el avión del Canciller alemán mientras el canal de Youtube de Casa Real comenzaba una emisión especial en directo y ya hemos comenzado a ver los primeros asistentes. El presidente Pedro Sánchez con su mujer, Begoña Gómez, y Ursula von der Layen fueron los primeros en llegar. Pocos minutos después veíamos a Jacinta Arden, primera ministra de Nueva Zelanda.
En total han sido sesenta invitados que han podido disfrutar del magnífico comedor de gala del Palacio Real, probablemente uno de los comedores más esplendorosos de los palacios europeos. Los hombres iban con trajes y corbatas y las señoras con vestidos de coctel. La propia Von der Leyen iba con un traje pantalón oscuro. Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez, escogió un traje de crepe de seda en gris perla.
Letizia con un traje que ya se puso para los premios Princesa de Asturias
Sobre las ocho menos cuarto ha comenzado el besamanos en el Salón del trono. Es entonces cuando hemos podido ver unos de los secretos mejor guardados: el vestido de la reina Letizia. Con buen criterio, la reina optó por repetir un traje que ya se había puesto con anterioridad, en los premios Princesa de Asturias del 2021. Se trataba de un diseño de estilo "New Look", muy en línea Dior, hecho con tafetán negro y decorado con unos lazos en la falda de vuelo. El modelo pertenece a la firma española The 2nd Skin.
La reina Letizia completaba el outlook con los pendientes de chatones y una de las pulseras de diamantes de Cartier que pertenecieron a la reina Victoria Eugenia y que forman parte del lote de joyas de pasar.
De los Biden a los Macron
A las ocho y doce más o menos veíamos llegar al matrimonio Biden. La doctora Jill Biden, primera dama de los Estados Unidos, llevaba un traje pantalón blanco (casualmente, bastante parecido al que había llevado Letizia por la mañana, cuando ambas damas visitaron un centro de refugiados ucranianos en Pozuelo de Alarcón). Las dos bromearon, por cierto, sobre el detalle de la coincidencia del atuendo.
Minutos después veíamos aparecer al matrimonio Macron. Brigitte llevaba un bonito vestido verde turquesa de largo midi y mangas largas.
Foto de familia
A las nueve menos cuarto, justo cuando Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, estaba en plena rueda de prensa para anunciar el acuerdo histórico de que Turquía había levantado el veto para que Suecia y Finlandia se unan a la Alianza Atlántica, en el Palacio Real, en la Sala de Alabarderos para ser exactos, se procedía a la foto de familia. Como ya habíamos visto en el besamanos en el Salón del Trono, se vio a Letizia muy sonriente y divertida junto al presidente Joe Biden.
El discurso del Rey
A las nueve en punto, con todos los dignatarios ya sentados en el comedor de gala, el rey comenzó su discurso. Lo hizo en inglés, durante diez minutos clavados y, hay que reconocerlo, lo bordó. Buen tono, buen ritmo desde el principio, cadencia magnífica, frases cortas y, sobre todo, muchas substancia y contenido bien articulado desde el principio. No lo tenía fácil, pero sin duda ha pronunciado uno de los mejores discursos que le he escuchado en los últimos años.
Siempre digo que a Felipe le salen mejor los discursos en inglés que en español y éste, desde luego, es una buena prueba. Sobre todo al principio, cuando hizo el paralelismo entre la primera cumbre de la OTAN y la de ahora. Quedó muy bien. Bien también estuvieron los guiños a Suecia y a Finlandia y, por supuesto, el apoyo explícito a Ucrania.
En conjunto, fue un muy buen discurso. Desde luego, infinitamente superior al que pronunció su padre, Juan Carlos, en la cena de gala con motivo de la cumbre de 1997.
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