Ya no son la banda que tocaba en garajes de California en los años 80 emulando a bandas británicas de cortantes riffs de guitarras y una acelerada percusión, ni los que tenían a sus pies el mundo del metal de los 90. Pero siguen siendo ellos, con menos arrugas y más años.

Su liturgia empezaba pasados quince minutos de las nueve y media. No fueron puntuales. It’s a Long Way to the Top (If You Wanna Rock ‘N’ Roll) de AC/DC sonaba por los altavoces, y El bueno, el feo y el malo, vislumbraba las pantallas. Y ahí estaban, Lars Ulrich (batería), James Hetfield (voz y guitarra), Kirk Hammett (guitarra) y Robert Trujillo (bajo), sobre una tarima que se instaló a unos 20 metros del escenario, como una aparición mariana gritando al cielo madrileño "Are you ready?", al tiempo que cambiaba el signo del Mad Cool 2022, que ya tenía uno de sus conciertos estelares: Metallica. Antes, el blues estadounidense de Seasick Steve y el británico Yungblud, habían pisado el mismo escenario y puesto el pistoletazo de salida a cinco días de música con la mascarilla en la recámara, sin rastro de lluvia, y con muchas ganas de recuperar el tiempo perdido tras dos años en barbecho por la pandemia del coronavirus.

Los de California descargaron durante dos horas una tormenta de un agresivo y contundente thrash metal sobre Valdebebas ante una legión intergeneracional de seguidores con los brazos en alto y enrolada en sus cuatro décadas de carrera musical. A The ecstasy of gold, le siguieron Whiplash, Creeping death, Enter Sandman, Sad but true o Dirty Window, y después, un eufórico Kirk Hammet puso los primeros acordes a Nothing else matters, que encendió las gargantas de los casi  65.000 espectadores que allí estaban, para sonar casi más fuerte que el cuarteto y obviar el despliegue de luces que tomaron por un momento las linternas encendidas de los móviles.

El arsenal sonoro continuó con For whom the bell tolls y Moth into flame, hasta que la banda metalera se retiró del escenario entre llamaradas para, con más reclamo si cabe, volver y poner el colofón a golpe de Damage Inc, el clásico One que levantaba de nuevo el entusiasmo del público, y un coreado Master of puppets, que vuelve a estar de moda después de sonar en la cuarta temporada de Stranger Things.

Junto a Metallica, el dúo de hip hop e indie pop Twenty One Pilots y la banda londinense de rock alternativo Placebo, encabezaban el cartel de apertura de la quinta edición del festival, en una jornada donde también estuvieron presentes otros nombres como Carly Rae Jepsen, Wolf Alice y Yungblud, repartidos a lo largo y ancho de los siete escenarios con los que cuenta el evento. "Venimos desde Colombia, es nuestra primera vez en España. Teníamos muchas ganas de este festival tras dos años de pandemia. Hemos accedido con normalidad al recinto. No nos ha asustado la lluvia. El único inconveniente por el momento es la aplicación, el sistema se ha colapsado y las colas para recargar las pulseras están siendo largas, aunque es cierto que en barra los pedidos son rápidos", señalaba un grupo de jóvenes que compró su entrada para esta edición en 2019.

Para este jueves destaca la presencia de banda de pop rock indie originaria de Las Vegas, Imagine Dragons, el new wave y el heartland rock de The Killers, y el rapero británico Stormzy. A ellos se unirán las actuaciones de la banda estadounidense de metal alternativo Deftones, la cantautora estadounidense St. Vincent, el grupo Foals, la cantante y compositora noruega Sigrid y la artista sueca Tove Lo, entre otros nombres como Modest Mouse.

En su última edición, en 2019, el Mad Cool generó un impacto de 53 millones de euros en la economía madrileña y reunió a casi 190.000 personas, el 30% de ellas de procedencia extranjera.