Tras dos años de parón por la pandemia del coronavirus, el Mad Cool Festival volvía por la puerta grande este miércoles con las actuaciones de Metallica o Placebo como dos de sus grandes reclamos. Y en su segundo día, tampoco defraudó. Las puertas se abrían pasado unos minutos de las 17:00h de la tarde. El calor seguía siendo el mismo que el día anterior, pero así la purpurina brillaba más, pensaban algunos. Más stands que escenarios, la noria aún sin iluminar -era demasiado pronto-, pero con las parrillas de las más de cincuenta foodtrucks que congrega el festival encendidas "por si luego hay que correr". E hicieron bien. Ni rastro del negro thrash metal que había dejado el cuarteto californiano horas antes, ni de la fiesta ska hip hip punk que montó Yungblub, o los influencers y clientes vips amontonados en el balcón de su compartido “palco” con piscina. Llegaron después.
La música empezó a sonar a las 18:20h. Puntual. Mori, el músico y productor español contó con sus canciones, esas a las que llama bedroom pop, las tribulaciones de un joven que se pregunta qué sentido tienen las relaciones sentimentales, casi al unisón, aunque desde otro escenario, con el rock indie canadiense que descargó Mother Mother. Una hora después, La Femme ponía al público a celebrar al máximo el cántico a la eterna juventud que siempre propugna la formación francesa. El sexteto reunió más gente de lo esperado, y conjugó su cara más frenética con la elegante nostalgia de un psych pop del mismo blanco roto que sus trajes, y cuatro teclados en primer plano. “Adiós Madrid”, se despidieron.
Después, relegados al séptimo escenario, la banda madrileña de rock, Playa Cuberris, salió al escenario como si del salón de su casa de tratara, pasándoselo pipa desde el minuto uno, eso si. Noisy, CCL o el grupo cordobés Viva Belgrado también hicieron lo suyo, y casi al tiempo que una avalancha de gente se amontonaba frente al escenario Madrid is Life para ver a los dragones, y buscar, por qué no decirlo, la sombra donde esconderse de los últimos rayos de sol hasta que el reloj marcase las 22:50; la jiennense compositora y cantante, Maria Guadaña, recitó sus poemas sonoros desde el escenario Seven. "Es pura emoción visceral, profunda y radialmente sensible. Es brutal, guardiana y prófuga, y extrema siempre en su entrega con el público".
La primera guinda al pastel llegó pasados unos minutos de las once la noche, en su promesa de no dejar nunca las cosas a medias tras el anuncio de su retirada en 2019, y de sacar todo su arsenal a su regreso a nuestro país. Y lo hicieron, aunque quizás en el escenario equivocado. Imagine Dragons volvía a hacer vibrar al público después de cuatro años y con su último trabajo discográfico, Mercury – Act 1, que vio la luz el pasado 3 de septiembre. La banda compuesta por Dan Reynolds, Daniel Wayne Sermon, Ben McKee y Daniel Platzman ofreció en Valdebebas "un espectáculo muy completo" de dos horas en el que sus éxitos de ventas estuvieron acompañados de una "potente" propuesta de luz y pirotecnia, y hasta de un confeti blanco y rosa que cayó sobre el público al compás de sus voces y de Beliver, Thounder o Radioactive. "Estamos aquí para celebrar la música y la vida, desde la diversidad de culturas, de idiomas, de sexos". La banda de las Vegas se hizo grande en todo sentido: éxito, sonido y ambición. Y tras ella, los riffs de guitarra de The Killers, hicieron copar las almas.
El pop rock se convirtió en rock, a secas y somebody Told, Shot At The Night, Spaceman, Smile Like You Mean It o Jenny Was a Friend of Mine, All These Things That I’ve Done, When You Were Young y una apoteósica Mr. Brightside sonó ante los 70.000 espectadores que habían agotado el aforo para ver a un Brandon Flowers hiperactivo sobre el escenario. "Paz, amor y rock and roll", grito.
La de este jueves también fue jornada para disfrutar del rap de Stormzy, el metal alternativo de la banda estadounidense Deftones, el Flemish Brabant que toca post-hardcore de los belgas Brutus, o de Foals, la banda originaria de Oxford que cumplió con la difícil papeleta de tocar después y en el mismo escenario que Imagine Dragons. También se subió al escenario Andreew -aunque quizás demasiado pronto-, el cantante seleccionado entre más de 1.300 inscritos por el concurso impulsado por Mad Cool Festival. Andreew inició su carrera subiendo covers multi-acapella a Instagram. Logró despertar el interés de figuras consagradas de la industria como Alejandro Sanz, Juanes, Ricky Martin o Ricardo Arjona, que lo invitó a participar en uno de sus álbumes. En 2019 publicó su primer sencillo Entre otras cosas.
Durante la jornada, los organizadores del festival destacaron la labor de sus puntos violeta y arcoíris, donde pueden acercarse todas las personas que necesiten información o ayuda profesional relacionada con cualquier tipo de violencia. Durante todos los días, estos puntos estarán activos con distintas programaciones, y abiertos hasta el cierre del festival para “poder dar respuesta ante cualquier incidente”.
Para este viernes destaca la presencia de Muse, la banda de rock británica liderada por Matt Bellamy, Incubus, el conjunto californiano que se sumó al cartel del festival hace apenas un mes, sustituyendo a Queens Of The Stone Age, o alt-J, que presenta su cuarto álbum The Dream. A ellos se unirán el soul psicodélico de Black Pumas, el cantante y pianista inglés de jazz y pop, Jamie Cullum, Rocío Saiz, cantante Las Chillers y Monterroso, Parcels, la banda australiana de electropop proveniente de Byron Bay, o, Amor Líquido, otra de las bandas ganadoras de la sexta edición de Mad Cool Talent by Vibra Mahou, formada por Sara, Alicia, Peral y Eva, que defienden los sonidos crudos y orgánicos a golpe de electricidad.
King of Leon, Florence+ The Machine y Pixies, actuarán el sábado; y el domingo día 10, cerraran el festival Jack White, Nathy Peluso y Natos y Waor, el dúo de raperos de Madrid formado en 2010. Las entradas hasta el viernes están agotadas en la web oficial. Sin embargo, aún hay tickets disponibles para el sábado y el domingo, a partir de 75 y 65 euros respectivamente.
La edición de este año está patrocinada por la Comunidad de Madrid con más de un millón de euros por el potencial de atracción turística de esta cita musical que su última edición, en 2019, generó un impacto de 53 millones de euros en la economía regional y reunió a un total de 186.128 personas, el 30% de procedencia extranjera.
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