Antes de que Antonio Rebollo apuntase con su flecha envuelta en llamas hacia el pebetero olímpico, antes de los 13 oros, 7 platas y 3 bronces y antes de que el Dream Team de Jordan, Magic y Bird fascinara al mundo, Barcelona ya se había hecho mayor. La ciudad fue objeto -desde 1986 con la nominación olímpica- del impulso atribuido a la transformación propia de la oportunidad de organizar unos Juegos Olímpicos. Los efectos dibujaron modificaciones urbanísticas, cambiaron el perfil del turista, sentaron las bases de la generación de deportistas posterior y, sobre todo, proyectaron Barcelona al mundo.
Varios expertos en los ámbitos donde la incidencia de los JJOO de Barcelona 92 fue mayor de la UOC (Universidad Abierta de Cataluña) han analizado "los aspectos más relevantes" del mega evento y analizado cuáles "se convirtieron en un legado importante para el futuro de la ciudad". Joan Miquel Gomis, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, hace referencia al cambio del turista tipo. Según los datos aportados por la UOC, la ciudad condal dejó de ser un lugar al que la gran parte de los visitantes acudían por trabajo: en 1990, solo el 22% de los turistas llegaban por vacaciones y ocio a la ciudad; actualmente la relación es inversa y "predomina el turista vacacional".
El esfuerzo por adecuar Barcelona a su condición de anfitriona favoreció la inversión en la actualización de infraestructuras y reivindicó "la modernidad de la capital catalana". Además, hizo brillar a mimbres como su posición estratégica y privilegiada en el mar Mediterráneo. "Un porcentaje significativo de plazas de alojamiento de la ciudad se canalizó a través de cruceros contrastados temporalmente para cubrir la demanda puntual de aquellos días, ante el riesgo de crear una oferta hotelera excesiva no aprovechable posteriormente", explica el profesor. Asimismo, Gomis apunta a que "los efectos del turismo no fueron inmediatos y también fueron fruto de campañas de promoción posteriores". Las ventajas e inconvenientes del turismo de la Barcelona actual "son resultado de las decisiones tomadas en los últimos tiempos, y no de las que se tomaron hace más de 30 años (...) se hace necesaria la reflexión sobre los límites del modelo de desarrollo de un territorio a través de grandes eventos como los JJOO" , concluye.
El caso olímpico de Barcelona no ha sido el responsable de su posterior evolución urbanística; sin embargo, los Juegos del 92 sí que marcaron la entrada de la ciudad "en el mercado común europeo y la consiguiente internacionalización de la economía, que ha impulsado las ciudades a competir en el marco global" destaca Flori.
La cita olímpica supuso más que un paso al frente en el aspecto turístico, económico, deportivo y urbanístico, ya que Barcelona se abrió al mundo. "Se supo proyectar una imagen de Barcelona como ciudad cosmopolita, moderna y creativa", zanja Elisenda Estanyol, directora del máster de Comunicación Corporativa, Protocolo y eventos de la UOC.
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