'Educación y descanso'. Lejos del ruido de la ciudad y cerca de la melodía de la naturaleza, a poder ser de la brisa y de las olas del mar. Unas vacaciones soñadas para unos trabajadores que un par de décadas antes carecían de tal derecho y que recibieron la posibilidad de contar con un alojamiento público que cubría todas sus necesidades. Así fue la creación de la Ciudad Sindical de Vacaciones de Marbella, construida entre 1956 y 1962, una iniciativa que dotaba a las clases obreras de un privilegio propio de estamentos superiores, eso sí, bajo el manto de la propaganda y como precursor del turismo de masas que atestaría las costas españolas posteriormente.
El fenómeno de la ciudad de vacaciones no fue exclusivo de Marbella, ya que previamente se hizo la de Tarragona y la de Perlora en Asturias, aunque el caso de Marbella es único porque solo ésta sigue en uso. La calidad de este tipo de construcciones ha dificultado la conservación de las mismas, por lo que, pese a que haya sido objeto de modificaciones, la de Marbella evidencia su superioridad arquitectónica respecto a los otros ejemplos de ciudades de descanso.
La Ciudad Sindical de Vacaciones de Marbella nació fruto de un concurso de la 'Obra Sindical de Educación y Descanso' del año 1956, y se creó bajo el concepto de autosuficiencia: con todos los servicios, como si fuera un pueblo y no una urbanización. La particularidad técnica de los 199 apartamentos que fueron dibujados por los arquitectos Manuel Aymerich y Ángel Cadarso reside en sus formas curvas para crear espacios y escapar de las líneas rectas y las aristas. "A fin de que la construcción se adapte a las características arquitectónicas andaluzas, los chalets y demás edificios tendrán un sello netamente local. Predominará la línea curva por entenderse que es más acogedora, más expresiva y más adaptable a las exigencias de la ciudad. Las superficies curvas proporcionan sombras suaves y difuminadas, dando una sensación de tranquilidad en medio de una luz fuerte y agresiva como es la de la Costa del Sol", recogía durante la construcción - 16 de noviembre de 1957- La Vanguardia.
Con la base de una ciudad jardín, la conocida actualmente como 'Ciudad Residencial Tiempo Libre de Marbella', se edificó de manera respetuosa con el terreno, por lo que las casas se insertan en el paisaje sin invadir la naturaleza. El área se dividió en cuatro zonas: residencial, deportiva (con frontones, pista de tenis y de baloncesto, bolera y piscina), de servicio y parques y jardines; además de recepción y dirección, restaurante, iglesia, taller y unas instalaciones con vestuarios para bañistas junto a la playa. Los apartamentos eran de cuatro tipos, dos pareados y dos aislados, de entre 46 m² y 96 m², con uno o dos dormitorios y todos con baño, salón, cocina y terraza.
Orientada hacia el sur y asomada al mar, la Ciudad Sindical de Vacaciones de Marbella continua operativa 60 años después. El objeto de estas urbanizaciones sirvió abrió la posibilidad del turismo de mar y playa a un público nuevo y sentó las bases de la 'invasión' internacional de las costas españolas en las décadas venideras
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